“La embriaguez daña la salud, desorganiza la mente y castra a los hombres. Revela secretos, es pendenciera, lasciva, desvergonzada, peligrosa y enloquecedora.”
- William Penn
Caramba, Pepito, qué te puedo decir. Tan formal que te veías en la mañana, con tus jeans y tu camiseta azul cielo bien planchada. Regio. Súper guapote. Tenías un aire a Juan Camilo Mouriño. Te presentaste solo. Me extendiste la mano firme y segura tal como la ofrece un candidato a la prole en campaña electoral. “Soy Pepe”, me dijiste. “Hola. Rodrigo”, respondí un poco intimidado por la mirada penetrante que me clavaste. Te digo, tenías el aire y la pinta de buen tipo, de esos que exageran sus maneras y formas para demostrar a los demás que se sienten seguros de sí mismos. “Finalmente nos conocemos”, agregaste sin dejar de mirarme a los ojos. “Sí, finalmente”, atiné a responder con timidez. Y es que así de inverosímil es la vida, Pepito; vivimos en una aldea donde todos nos conocemos aunque sea de vista y nosotros nos venimos a topar cara a cara en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, en el Primer Encuentro de Jóvenes Escritores del Sureste Mexicano, en el que, para serte sincero, me sorprendió verte. No me malinterpretes, no es que me molestara tu presencia en el evento, lo que pasa es que te hacía en encuentros internacionales organizados por Alfaguara o Planeta, además de que si nos ponemos un poquitín quisquillosos, de joven lo único que tienes es la camisita planchada, pero no hay que darle importancia a tales nimiedades, tú eres grande, Pepito, y mereces invitarte a cualquier evento donde no figure tu nombre en el programa.
More...Estaba nervioso, lo admito. Eso de los encuentros de escritores me sienta fatal. Siento que todos me escudriñan con la mirada. Como si me encontrara en las mutualistas que organizan las amigas de mamá donde cada que te levantas por el café o para ir al baño te despedazan a tus espaldas con mordaces y viperinos chismes. Tenía miedo, Pepito, mucho miedo. Quería ser tú. Tan seguro. Envidiaba tu trayectoria. Tus aires de gran escritor. Tu andar. Tu mandíbula protuberante. Tu forma de plantarte y sacar el pecho, gallardo como el Presidente Calderón cuando saluda al lábaro patrio. Tu forma tan osada pero a la vez sutil de enumerar todos los libros y los autores que te has leído, tantos que, tras sacar cuentas mentales, debo confesarte no me explico cómo te sobra tiempo para planchar tan lindamente tus camisetas azules. Pero sobre todo envidiaba tu retórica, esa forma de enumerar todos los atributos que te hacen único como escritor y que indudablemente te llevarán a inscribir tu nombre con letras doradas en las páginas de la Historia de la Literatura.
Inaugurado el evento, al llegar al hotel los organizadores nos agasajaron como todo escritor desea ser agasajado: con raudales de cerveza, vino y Comiteco, poderosísima bebida alcohólica local que algunos invitados rebajaron con cerveza para no vomitarse al probarla. Bebimos. Todos bebimos, unos más que otros, Pepito, ¿recuerdas? En lo personal, el momento más emotivo del encuentro me pareció esa misma noche, cuando te sentaste a un lado mío y no te me despegaste. ¡Qué honor! Estabas inspirado. No cabe duda que las musas se posaron sobre cada una de las incontables botellas de cerveza que ingeriste y sobre los cigarros que te fumaste en la clandestinidad, que te hicieron retornar a la mesa con renovados bríos y los ojos inyectados de sangre. No paraste de deslumbrarnos cuan larga fue la velada. Pum, pam. Disparabas frases, comentarios, citas, autores, reflexiones. Filosofía pura. Eras un monstruo. Imparable. Tan grande eras que te transformaste en juez y parte de la literatura, sobre todo cuando decidiste dar tu opinión sobre la vida y obra del genial escritor campechano Eduardo Huchín.
“Una lástima que no esté Eduardo aquí”, dijiste. “Sí, ¿verdad? Es buenísimo”, apunté, orgulloso de mi amigo. “¡Qué va!”, refunfuñaste, y acto seguido, soltaste una retahíla de lindezas sobre Eduardo. “Debe reconocer sus orígenes, debe reconocerlos...”, repetías una y otra vez como si fueras un disco rayado. A decir verdad, nadie entendía a qué rayos te referías con eso de los orígenes, pero todos hicimos como que te entendíamos de maravilla. Sin embargo, para que nos quedara bien claro tu punto, arremetiste diciendo que Eduardo no merecía ninguna beca porque era un escritor mediocre, además de un desgraciado. Te veías furioso. Intenté calmarte, pero mis intentos fueron inútiles y una vena palpitante surcó tu cráneo enrojecido al tiempo que me decías que yo era un sirviente de Eduardo, que debería ponerle velas a su estatua y adorarlo. “No es para tanto, Pepito”, dije intentando calmarte, pero todo esfuerzo estaba de más. La suerte estaba echada. Tu cólera era como una pequeña bola de nieva que va incrementando su fuerza y tamaño conforme avanza por la pendiente de una montaña. Nos confesaste que tenías conversaciones grabadas donde Eduardo te difamaba una y otra vez, y para rematar me miraste con una mirada grave y tenebrosa y, después de una pausa interminable, me dijiste: “Tengo también intervenido tu celular”.
Ahí sí me asustaste. “¿Cómo podías tener intervenido mi celular? ¿Acaso trabajas para el gobierno?”, pensé, y antes de que pudiera preguntártelo, sin apartar tu virulenta mirada de mi rostro, respondiste: “No me conoces, soy burócrata”. De ahí que, sin que nadie te lo preguntara y sólo para que quedara claro que eres una persona de completo éxito, nos confesaste que ganabas más de veinte mil pesos al mes asesorando al PAN y al PRI, y que no tenías ninguna necesidad de ir a mendigar becas a la capital como el pobre diablo de Eduardo, quien es el vivo retrato del pueblerino que añora salir de su aldea.
“Pero si Eduardo no se cansa de escribir sobre Campeche”, te dije. Y no debí decirlo porque al instante me relataste toda la historia de la beca Fundación de Letras Mexicanas que había solicitado Eduardo, donde detallabas con pelos y señales que Octavio Paz le había dado el culo al entonces Presidente de México Ernesto Zedillo, para así poder abrir esa fundación de burgueses de la gran mierda (historia que, para serte franco, no me parece del todo verosímil; uno pensaría que el Presidente de México tiene acceso a carnes más apetitosas que las de un anciano de ochenta años, pero si lo dices tú, que estás tan metido en el medio político, probablemente sea cierto); en fin, detalles que todos ignorábamos y te agradecemos al alma habernos revelado, tú, que lo sabes todo. Tanto sabes que no tuviste reparo en contarnos de todas las becas que te han otorgado, para luego decirme que yo no tenía nada que hacer en el encuentro de jóvenes escritores, pues no soy más que un vil periodista.
“Pepito, favor que me haces, te juro que yo no soy periodista”, te dije. “Exacto, no eres nadie, yo sí que soy periodista”, dijiste, y te soltaste con otra interesantísima letanía donde prometiste darme consejos en la materia. Después, en otro arrebato de lucidez, te me quedaste mirando con esa mirada de gran intelectual que esconde perfecto los estragos del alcohol y otras substancias, para decir que te encargarías de que ningún medio de comunicación me publicara jamás. “Es más, ni tengo que hacer nada porque nadie te publica, nadie”, agregaste con una mueca burlona y orgullosa. Caramba, Pepito, ahí si que me dejaste helado. Yo que todo este tiempo había pensado que eras mi amigo. Tú, que sin conocernos te descosías en halagos en los correos electrónicos que me enviabas cada semana, e incluso me invitaste a la presentación de tu Best-Seller en una cafetería de la ciudad, a la que no pude asistir porque ya me conoces, la novela de las ocho no me la pierdo por nada de este mundo. En fin, pero de eso ya no te acordabas, y no te culpo. A los genios no hay que recordarles el pasado, además de que el nuevo blanco de tu ira ya no era yo, lo cual confieso me entristeció sobremanera.
“Mira Marco, yo me voy a encargar que Seix Barral jamás te publique”, le dijiste al pobre Tryno, que ni vela tenía en el entierro. “Ya me oíste, Marco”, sentenciaste. Y Tryno, no porque la editorial Planeta haya publicado su novela Viena Roja, misma que puedes encontrar en todos los Sanborn’s del país, iba a contradecirte, e incluso reconoció que eres el escritor más aventajado de Hispanoamérica, por no decir que del mundo, y sólo por eso permitió que lo llamaras Marco durante toda la noche, al igual que de buen modo recibió cada una de tus amenazas, pues él sabe que así es el medio, hay que aceptar las criticas constructivas de los escritores de verdad.
Te admiro, no sabes cuanto. Qué coraje el tuyo para sacar todo lo que sientes. Lo mejor fue cuando la mayoría de los invitados nos fuimos a dormir, y Tryno, el muy cabrón, le puso seguro a su habitación, o mejor dicho, a la habitación que para su buena fortuna le tocó compartir contigo. Sí, Pepito, el crimen confesado está: en la madrugada no pudiste abrir la puerta de tu habitación porque Marco, perdón, Tryno, le metió llave a la puerta porque tenía la loca y disparatada idea de que entrarías a sorrajarle la cabeza de un botellazo mientras dormía. ¿No es una locura? Más que justificado estás cuando en tu desesperación por no dormir en el piso como un perro partiste una botella por la mitad y, empuñándola, amenazaste con abrirle la garganta al insolente chico de la recepción que se negaba a darte por las buenas el duplicado de la llave.
Entraste a la habitación y como era de esperarse, encendiste las luces y te pusiste a fumar como un chacuaco. Tryno, que es un gran admirador tuyo, te dejó el cuarto para que durmieras a tus anchas; no vayas a creer que se fue porque temía por su vida. Fue por ello que mi paisano Pech, que iba en representación del Estado de Oaxaca, fue gustoso a hacerte compañía; lástima que lo hayas ignorado por completo y optado por encerrarte en el baño, donde pasaste en vela la madrugada gimoteando sin parar. Sí, Pepito, no tienes nada de que avergonzarte: sollozaste como la gran actriz que eres. “¡Mis amigos! ¿Dónde están mis amigos?”, te lamentabas, ahogado en un amargo mar de lágrimas.
El sol despuntó por el cristal que rompiste en medio de tus llantos y con él recogiste tus cosas y te marchaste. Una lástima que te fueras, Pepito. Todos éramos amigos. Nos privaste de tu grata presencia el resto de la semana, pero no te voy a reprochar nada, que aunque quisiera no podría, porque cuando llegó nuevamente la noche todo nos quedó claro. No sabes cuánta emoción sentimos cada uno de los invitados al evento cuando llegó tu mensaje al celular de los organizadores, donde anunciabas que te acababan de informar que el 12 de Septiembre te entregarían el Premio Internacional Quetzaltenango de Guatemala.
Uy, Pepito, hubieras visto la conmoción. Las fanfarrias que te echamos. Ahora mismo me tiemblan las manos y se me escurren las lágrimas por las mejillas de sólo recordarlo. Yo lo sabía. Todos los sabíamos: eres grande. Por eso es que te he escrito esta brevísima pero sincera carta. Para felicitarte, Pepito; para hacer de tu conocimiento que te admiro y que algún día quisiera ser como tú, aunque sé que me falta muchísimo y que al final no llegaré a ser ni la milésima parte de lo que eres.
11 comentarios:
Muy bien, el día que me convierta en una celebridad internacional del mundo de las letras y por consiguiente deje de ser aburrida, ignorante (e ignorada) pero siga siendo alcohólica, espero recordar nunca beber contigo.
Saludos coquetos.
Esa que no soy yo: si te conviertes en una alcohólica como Pepito, espero que nunca nos emborrachemos juntos. Besos.
De este escrito a la fecha ocurrió una bonita predicción por parte de Pepito (ojo, no es mi editor): Seix Barral no publicó a Tryno Maldonado, sin embargo, Anagrama sí que lo publicará en breve ya que su novela “Temporada de caza para el león negro” fue una de las cinco finalistas del Premio Herralde de Novela. Así que, todos de pie.
Aquí, algunos de los comentarios que generó este escrito en su momento:
Anónimo dijo...
¿Quién es Pepito?
11 de septiembre de 2007 10:33 AM
p dijo...
PEPE LANDA
Es un putote que al parecer fue la Britney Spears del encuentro de escritores: aunque nada más fue a hacer el ridículo, todos terminaron hablando de él. Es el hombre espectáculo del momento. En el blog de Wilberth también cuentan la historia desde otro punto de vista.
11 de septiembre de 2007 10:59 AM
Anónimo dijo...
muajajajajajajajaja. Bueno, muy bueno. Jajajajaja. No puedo... jajajajaja no puedo dejar de reir... jajajajaja. Por favoooor, que alguien ponga la dirección de la página de Wilberth, quiero seguir riendo.
Ya en serio, el texto está muy bien escrito (como siempre Rodrigo) y plasma la verdadera personalidad de Landa.
Antonio
11 de septiembre de 2007 08:45 PM
Anónimo dijo...
carta cortitaaa, que bruto como 5 cuartillas te aventaste es más me tome la libertad de brincarme algunos chilloteos, pareces un enamorado del tal Landa, le hablas con una dulzura que me dan calosfríos, cada quien y sus gustos...ja. nos vemos.
11 de septiembre de 2007 08:52 PM
Anónimo dijo...
¡Vaya! Como se nota enseguida que el del comentario anterior no le entendió en lo mínimo al escrito.
Está escrito todo con aire sarcástico "amigo", es obvio que Rodrigo lo escribió así para hacerlo más emocionante.
Ya escuché mas versiones de este suceso, y que pena por el tal Pepe.
Como es posible que llegase a tal grado de altanería y ese comportamiento tan bajo. Ya ni modo.
Te felicito Rodrigo, he escuchado mucho de ti y me pareces un buen escritor, te admiro jeje, aunque suene exagerado.
;) Saludos.
12 de septiembre de 2007 09:46 AM
chezzare dijo...
A Jose (pepe) Landa muchos lo conocen desde que empezaba a hacer sus pininos en esto de la escritura, su suerte se desato a partir de un dia en que fue detenido junto con un grupo de "periodistas" chupando chelas en la vía pública, fue llevado a la carcel en completo estado de ebriedad y despues entre todos desataron un escandalo que culmino con una "beca" entiendase chayo, para que se calmaran, de ahi ha estado ganando "premio" tras premio, pero lo mas raro es que su trabajo como escritor es un poco limitado a sus adulaciones falicas, lo mismo que como poeta o pintor. hasta los bocadillos que sirvio en una exposicion de pintura tenian forma de dildo.
La egolatria y prepotencia son parte de su personalidad, pero fuera de ello es una persona tratable, en fin, buen artículo rodrigo, es una manera elegante de relatar una anecdota sin los tintes del chisme comun que le gusta al medio en Campeche.
12 de septiembre de 2007 12:23 PM
RICARDO dijo...
¿Cómo le hago para qué Pepito Landa sea tutor de mis hijos?
Hay mamones que escriben bien, pero a este no lo he leído, o bueno, no más allá de unos versitos que encontré, hoy, en internet, similares a los de muchos poetas actuales: Con abuso de la levedad y muy inicàsticos ("Cada golpe de tecla es un beso en la sangre/ cada signo impreso un orgasmo") Lo buscaré y leeré, pero desde ahora le digo: Jeremías Marquines ha ganado los mismos premios que él, con iguales versos inicàsticos y de inmensa levedad leopardiana y bukosquiana.
13 de septiembre de 2007 02:54 AM
RICARDO dijo...
jeremías Marquines no me gusta
13 de septiembre de 2007 02:57 AM
RICARDO dijo...
tampoco su poesía
13 de septiembre de 2007 02:57 AM
Karol dijo...
Veo que has agregado mas informacion desde el dia que subiste esta entrada, que bueno que ya esta claro de quien estamos hablando (no se porque siempre me imagine quien era el poeta) he leido su poesia la cual no me parece mala, es una lastima que el ego sobresalga mas que el talento...
saludos
Otro ejemplo que esto no solo pasa en el mundo de las "estrellas", desgraciadamente también en el de la ciencia...por eso deje de creer en Darwin...
13 de septiembre de 2007 09:22 AM
Jaime dijo...
Me fascina tu cinismo elegante y bien medido!!!
Espero no lo tomes como insulto al contrario, creo que es una gran virtud restregar la verdad con tal sinceridad; sin reparar un segundo en destrozar a tan perfecto imbecil como ese.
Todo ello y sin parecer agresor en ningún momento, sin embargo tampoco sonar como agredido.
espero estés bien como siempre te mando un gran saludo
13 de septiembre de 2007 01:08 PM
Tomas dijo...
Oye.- Gracias por enviarme tus escritos.- Son una chingonada: irreverentes, pero sumamente amenos y entretenidos que dejan caer con el peso de una pluma (amarrada a una piedra claro) la ironia y la critica mordaz.- TE FELICITO SINCERAMENTE Y NO CAMBIES ESE ESTILO. TOMAS
13 de septiembre de 2007 01:18 PM
Bertha dijo...
hola, no nos han presntado pero te leo, gracias, un diez!
bertha
13 de septiembre de 2007 01:20 PM
Fede dijo...
muy bueno.
13 de septiembre de 2007 01:33 PM
Gino dijo...
NO ESCRIBAS MAS NO QUIERO SER TU AMIGO OK,NO PIERDAS MAS EL
TIEMPO,HIJO DE PUTA,SINGA TU MADRE.
13 de septiembre de 2007 01:36 PM
José dijo...
EXCELENTE ESCRITO RODRIGO
13 de septiembre de 2007 02:58 PM
Beatriz dijo...
Querido Rodrigo:
Leo con mucho interés los mails que me envías, que te puedo decir, um, um, tienes muy buena narrativa, es interesante como vas desarrollando el tema de principio a fin, aunque siento que te estás desperdiciando en los temas amargosos, de comidilla y críticos de la moral de las personas.
¿Qué edad tienes?, a veces me das la impresión de viejo amargado o joven resentido, no por este escrito en especial, por los anteriores que me has envíado.
He leído algo, y te veo con muchísimo potencial si verdaderamente piensas dedicarte a las letras(pérdoname, también te siento muy joven), pero como comentario personal que espero no te lastime,
siento que estás desperdiciando tu creatividad en chismes de comadre, críticas a las debilidades y vicios de las personas que en un momento dado, no producen un cambio y solo dejan un sabor amargo en la boca.
Por cierto, es un contracentido lo de "PILDORITAS DE FELICIDAD", por lo menos a mí, no me ha llegado ni un chocho.
Me caes super bien, y todos estos comentarios te los hago con mucho cariño.
Sé que tienes guardadas excelentes historias en tu mente y en tu corazón.
Como diría Jesús, "Deja que los muertos, entierren a sus muertos", deja a los pecadores con sus pecados, déjaselos a "LA OREJA" o a "PATTY CHAPOY", haz la diferencia con escritos que dejen
huella, sé que puedes.
Por cierto, no soy chismosa pero, ¿Quién chingaos es Pepito? (perdona mi ignorancia)
Un beso chiquito.
Beatriz
13 de septiembre de 2007 03:21 PM
Guillermina dijo...
Soy una convencida del poder de las letras, admiro a los creadores con talento y a los que sin tenerlo trabajn duro por hacer algo de calidad, es por ello que lamento mucho haber recibido esta muestra de desperdicio de ingenio.
Si bien en algún momento de mi vida me he encontrado y convivido con personajes como el descrito en esa carta, debiera quedar claro que quien comparte esta experiencia ha padecido circunstancias similares y no hemos tirado a la basura nuestro tiempo ni evidenciando nuestra frustracion, asi que escritos como este quedan de sobra, al menos para mi.
Por esta razon le pediria que evite vomitar para este lado su desprecio, envidia disfrazada de ingenio o lo que sea que le motive el "poeta" o cualquier otra persona, pues de esta manera le aseguro no sera reconocido por su trabajo, si le importa por supuesto, y no es como tantos que porque ven impresas dos o tres letras de origen unineuronal, se creen narradores, poetas o críticos.
Atte.
YO
13 de septiembre de 2007 07:18 PM
Juan Pablo dijo...
Pinche Rodrigo, eres un genio.....
saludos....
a ver cuándo platicamos....
13 de septiembre de 2007 07:33 PM
Gerardo dijo...
muy buen recordatorio de los frutos de la embriaquez,
hojala nuestros jovenes rebeldes pudieran comprenderlas
para que no tuvieran que pasar por lo que algunos de nosotros pasamos ,y que gracias al unico Dios vivo,
hemos podido dejar en el pasado.
pero nadie aprende en pellejo ajeno.
y tambien dicen por ahi :que cada quien ase de su cuuuuero un papagayo .
13 de septiembre de 2007 07:39 PM
Laura dijo...
Hola Rodrigo.
Muy emocionante la crónica que escribiste acerca del encuentro de literatos jóvenes. Quedé intrigada con la personalidad de Pepito. Muchos nombres me pasan por la cabeza, intentando adivinar quién es el susodicho escritor bohemio, qué digo bohemio, alcóhólico. Me parece lamentable el que gente de enorme talento desperdicie su vida de esa forma.
Supongo que el contradictorio comportimiento de tu admirado escritor, es debido a sus vicios incontrolables. No creo que sólo se entregue a la bebida. Muy triste que esto suceda.
Aunque no debería asombrarme. Ejemplos existen muchos. El mundo de las artes es así. Como si el entregarse al vicio fuera un requisito para ser un artista reconocido.
Deseo agradecerte por los escritos que me envías hasta mi querido puerto de Mazatlán.
Esta bióloga sinaloense estará encantada de seguir recibiendo tus crónicas, cuentos y demás. De pronto no contesto porque tengo mucho trabajo - el mundo de la burocracia a veces es así-. Pero me mantendré al pendiente.
Aprovecho enviarte mis felicitaciones por la beca que te permite dedicarte por completo a ese excitante y difícil mundo de la literatura. Sé lo complicado que debe ser el subsistir en un medio tan lleno de envidias y obstáculos. Pero cuando el talento existe, se reconoce. Y yo creo que lo tienes. Así que los comentarios realizados por Pepito hacia tu persona fueron, más bien, producto de su mente enferma y confundida, alterada por el abuso del alcohol y otros menjurjes.
No dudo de que Pepito deba ser tan genial como lo describes, pero qué lástima me da...
Hasta pronto, Rodrigo. Un fuerte abrazo y mi admiración desde acá.
Tu ciber-amiga: Laura Monserrat
13 de septiembre de 2007 07:47 PM
Jorge Alberto dijo...
hola!!! me parece suuper interesante tu manera de pensar y la forma en las que describes las cosas..una combinacion entre sarcasmo y gracia, me agrada..... saludos
13 de septiembre de 2007 08:21 PM
Rosendo dijo...
ESTAS HABALNDO DE PEPITO LANDA VERDAD. ESPERO QUE SI ALGUN DIA NOS CONOCEMOS
NO ME HAGAS UNA CARTA ASI JAJAJAJAJA , SALUDOS Y SIGUE MANDANDO TUS CARTAS
ME ENTRETIENEN MUCHO AUNQUE SEA PARA LIBRARME UNOS MINUTOS DE EL
ABURRIMIENTO DE SER BUROCRATA.
ROSENDO
13 de septiembre de 2007 08:23 PM
Roger de Jesus dijo...
TE FELICITO RODRIGO ESTA CARTA ME PARECE MUY BIEN DESARROLLADA, SOBRE TODO EN OS ASPECTOS QUE DESCRIBES LO QUE EN REALIDAD SE DA EN EL AMBITO POLITICO Y EN A COMPANIA DE LOS LAMECOJONES, AHI NARRAS COM SE VA DANDO ESTA ESPECIE DE GENTE INSEGURA QUE DEPENDE DE UN PADRINO OOOHHH MUY BUENO LO DE OCTAVO PAZ CON EL PRESIDENTE ASI ES EN REALIDAD, MUY BIEN CONTINUAVAS MEJOR, SALUDOS
13 de septiembre de 2007 08:27 PM
Joaquín Peón Iñiguez dijo...
jajaja arruinaste mis intenciones de dejar el personaje en el anonimato... deberías de tener cuidado... recuerda que pepito es uno de esos casos excepcionales de escritor-espía...está vigilando todos tus movimientos... podría estar en este instante con un sniper en el balcón de enfrente.... muy buena la carta/crónica.... los campechanos me convencieron de su postura literaria en el encuentro....en fin...pronto mandaré algo al nuevo blog, ahorita ando medio ocupado.......saludos, Joaquín Péon
16 de septiembre de 2007 05:13 PM
Luis dijo...
Le diste al clavo, si no fuera tan fatuo y presumido quizás se podría rescatar "algo" de él, ¿No crees? Felicitaciones otra vez. Saludos
19 de septiembre de 2007 01:07 PM
Claudia dijo...
Hola Rodrigo,
Gracias por compartir esta carta.
26 de septiembre de 2007 07:18 PM
Manuel dijo...
Espero que Jose Luis te haya dado la misma consigna: te lo hubieras agarrado a putazos.
saludos,
M.
28 de septiembre de 2007 01:51 PM
jajajaja!
creo que he escuchado tantas historias y versiones de ese encuentro, que tengo todo dibujado, casi como si hubiera estado ahí, segun sé, a pepito lo corrieron no? nadie ´pudo comprender tanta sabiduria en una misma persona...
jajajaja
un beso
Indira: así es querida, lo corrieron como a un perro callejero que se cuela sin autorización en una casa digna y respetable.
sí, nadie quiere a pepe, jejeje, pobesito, jejeje, por cierto, no entiendo por qué tanto alboroto con el comiteco...
Indira: pues porque es una bebida horrenda que no le pide nada al ácido muriático.
no es para tanto, neta, es un poco más fuerte que el tequila, nada más, jejeje
en fín, la verdad es que ese encuentro, y ese comiteco, ya son míticos.
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