miércoles, 9 de septiembre de 2009

El cazador de la beca perdida


El escritor, hombre infatigable en materia de rechazos (literarios y no literarios), se ha presentado en las oficinas del Instituto de Cultura a inscribirse a la convocatoria del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico 2009, tal cual lo ha hecho año con año, religiosamente por estas fechas.

More...Con pasmo y horror, el escritor se entera de que debe presentarse el día siguiente a las 9 a.m., nuevamente en las oficinas del Instituto de Cultura, a tomar un curso de capacitación para la correcta elaboración de su proyecto cultural si es que pretende conseguir la esquiva beca que le permita terminar su interminable novela, para así evitar la penosa obligación de ganarse la vida vendiendo productos químicos de limpieza de puerta en puerta en la empresa de uno de sus acaudalados familiares.

-Qué raro -dice el escritor, cuidando cada una de las palabras que salen de su boca-, no sabía que se tenía que tomar cursos propedéuticos para solicitar una beca.

-Pues ya lo sabes -dice ufano el coordinador del curso-. Es obligatorio, este año todos los que soliciten la beca tienen que venir mañana.

-Y ojo –agrega el asistente del coordinador abriendo los ojos enormes-, venir al curso no te garantiza que te demos la beca.

-¿Seguro que es obligatorio venir? -pregunta el escritor, resistiéndose a la terrorífica idea de tener que levantarse a tan imprudentes horas de la mañana.

-Totalmente seguro -responde seguro de si mismo el coordinador y, levantando una arrogante ceja al estilo María Félix, agrega-: El curso es de nueve de la mañana a dos de la tarde.

El escritor se escandaliza. No puede creer que un curso para solicitar una beca dure 5 horas.

-¿Pues qué tanto nos tienen que explicar? –dice.

-Mañana te enterarás de todos los detalles –responde el asistente del coordinador mientras finge que redacta algo en su computadora-. Por favor, sé puntual.

El escritor abandona las oficinas del Instituto de Cultura, cabizbajo, preocupado, con un folleto de la Convocatoria 2009 entre manos. Odia verse obligado a salir de casa, desplazarse, moverse, muy a pesar que la ciudad a donde se mudó a vivir es una ciudad pequeñita donde las distancias son bastante cortas, ciudad de la que no se cansa de escribir semana a semana, crónicas, artículos, ensayos y cuentos; escritos que rara vez aparecen publicados en periódicos y revistas de prestigio, pero que sin embargo, cuando aparecen, generan gran repudio, escándalo e indignación en los ciudadanos de la ciudad minúscula.


* * *


El escritor ha decidido no escribir esta noche, pues de hacerlo corre el riesgo de no poder detenerse hasta muy entrada la madrugada, lo cual (es un hecho irrefutable) hará más que imposible la misión de levantarse a tiempo para asistir al obligatorio curso de capacitación mañana por la mañana.

Programa su despertador, o eso intenta, porque hace años que el escritor no programa un despertador. Está acostumbrado a levantarse cuando su cuerpo así lo desea, a su sagrada voluntad. Apaga la luz del cuarto, cierra los ojos, entrelaza las manos, reza un Padrenuestro para que el despertador, por obra y gracia divina, se haya activado correctamente. Sin embargo, no tarda en descubrir que ha olvidado cómo rezar el Padrenuestro. Prueba con el Ave María. Fracasa de peor forma. Presa del miedo, se encomienda a San Pafnuncio, santo muy milagrero al que le reza su madre todas las noches.

-San Pafnuncio, San Pafnuncio -dice en un susurro ardoroso-, haz que me levante temprano.

Terminada la plegaria, el escritor se siente un perfecto imbécil, y no precisamente por ser un ateo confeso, sino porque recuerda (tal como le comentó su mamá) San Pafnuncio sólo tiene los poderes mágicos de encontrar cosas perdidas, tal cual lo hizo intercediendo en el regreso de Bucky, el bebé de la casa, que se fugó durante una semana completa en busca de amores vedados, callejeros, caninos; aunque (y esto lo piensa el escritor más que nada para levantarse el ánimo) su vida está tan perdida y descarriada desde que dejó de trabajar para convertirse en un escritor, que el bueno de San Pafnuncio igual y obra el milagro de encontrarlo y encaminarlo a una vida responsable, hecha y derecha como la de sus hermanos y sus primos.


* * *


Ha ocurrido el milagro. Ojeroso, de mal humor, el escritor llega puntual al curso obligatorio del Instituto Cultura.

-Buenos días –dice al entrar a una oficina infestada de secretarias que comen tamales y sandwichones con ferocidad.

Las hambrientas secretarias no interrumpen sus sagrados alimentos. Le ignoran.

-Buenos días –insiste el escritor, temeroso de que una de esas elefantiásicas criaturas de oficina le confunda con un refrigerio y le de un mordisco mortal-. Disculpen, de casualidad…

-No han llegado los coordinadores –dice una señora desparramada en su silla, apiadándose del alma en pena.

Una hora después, el coordinador y su asistente aparecen.

-Buenos días –dice el coordinador-. Veo que nada más tú has llegado.

-Sí, hace una hora –dice el escritor con amargura.

-¿Qué te parece si esperamos media horita a que lleguen todos los demás artistas?

El escritor refunfuña. Se le avinagra la sangre. Es enviado a un auditorio para que espere en silencio mientras los coordinadores van a darse un banquete mañanero con las secretarias.

Uno, dos, tres… cuarenta y cinco sillas son las que ha contado el escritor. Nunca imaginó que existieran tantos artistas muertos de hambre en la ciudad.

-Quihúuuuuubole, carnalito –dice un hombre pelón de edad indescifrable que aparece en el auditorio, caminando con las piernas en paréntesis como si recién lo hubiera violado un negro.

El escritor voltea a todos lados para ver si hay otra persona dentro de la sala. Evidentemente no la hay. Él es el carnalito. El blanco del quihúuuuuubule. No le queda más remedio que saludar al pelón que le extiende la mano de un modo extraño, mientras menea la cabeza de arriba hacia abajo como un iguano en celo de las islas Galápagos.

-Hola –dice el escritor.

-Qué chiiiiiiido, carnalito –dice el pelón mirando la sala llena de sillas vacías.

El escritor no sabe qué hacer o qué decir. Detesta a los extraños. Sobre todo los que parecen salidos de algún programa “cómico” de Eugenio Derbez.

-Chidísimo –se aventura a decir, sin saber muy bien el significado de lo que ha dicho.

El pelón dice:

-La pura buena oooooonda, carnalito.

Afloran los instintos asesinos en el escritor, le entran unas ganas locas de cegar la vida del pelón, y cuando cree que tendrá que mancharse de sangre las manos, una voz se deja escuchar dentro de la sala:

-Creo que somos todos –dice el coordinador, mientras su asistente, con toda la pereza del Universo, prepara en la computadora una presentación en diapositivas de Power Point que se proyecta en una pantalla blanca.

El escritor levanta la mano para pedir la palabra como si estuviera en la primaria y dice:

-¿Somos todos?

-Sí.

-¿No que era obligatorio el curso?

-Sí.

El escritor guarda silencio. Se relame los bigotes. Por primera vez sabe que ganará una beca. Ninguno de los otros 43 artistas inscritos llegó al curso, lo que sólo puede significar (si es que las matemáticas siguen siendo una ciencia exacta) que una de las 14 becas a disputarse, por fuerza, tendrá que ser suya.


* * *


El coordinador ha leído durante casi una hora, una a una las diapositivas que se proyectan en la pantalla. Todas ellas, calcas del folleto de la convocatoria del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico 2009 que le entregaron al escritor y a todos los demás artistas el día de ayer.

Transcurre otra soporífera hora de lectura, y en ese tiempo, llegan uno a uno otros artistas. Tres en total, cuenta mentalmente el escritor, en una franca batalla para no dormirse en su silla.

-Vamos a tomarnos un break –dice el coordinador.

-En la mesa del fondo hay sandwichitos y coca-colas –anuncia emocionado el asistente del coordinador.

Los artistas, todos ellos de vientres protuberantes, con una agilidad insospechada, se arremolinan alrededor de la mesa para devorar los sandwichitos.

-Licenciado, llega justo a tiempo –dice el coordinador sin poder reprimir una sonrisa de admiración.

El director del Instituto de Cultura, hombre de un vientre de considerable y llamativo tamaño, se relame el bigotito cano y se abalanza sin el menor pudor sobre los sandwichitos.

-Uy, qué rico, hay de jamón y queso.

-¿De jamón y queso? –pregunta un fotógrafo que aparece en escena, barrigón y con la lengua de fuera.


* * *


Una hora después, al borde de los eructos, el coordinador del curso reanuda trabajosamente la lectura de las diapositivas, fotocopias de las hojas de la convocatoria que el escritor ha leído mil y un veces cada que solicita la beca que le niegan sistemáticamente año con año.

El escritor se siente timado, utilizado, humillado. Pero no se queja. Guarda silencio. Estoico. Una hora más de este calvario y la beca será mía, piensa.

-Eso es todo muchachos –dice el director de cultura, para sorpresa de todos, interrumpiendo la lectura del coordinador, también sorprendido-. Vamos a tomarnos la foto oficial.

¿Foto oficial?, se pregunta en silencio el escritor, pero no dice nada y, al igual que el resto de los artistas de vientres abultados, rápidamente se para alrededor del director de cultura que no duda en regalarle una ancha y enorme sonrisa al fotógrafo, que diligente, les toma varias fotografías desde diversos ángulos.


* * *


El escritor llega a casa emocionado. Tiene la certeza de que este año es el año en que finalmente le otorgaran una beca. Redacta, imprime por triplicado y engargola su proyecto. Se siente un escritor de verdad.

Días después regresa al Instituto de Cultura para entregar el proyecto justo en la fecha límite. En un semáforo en rojo el escritor se topa con un enorme cartelón pegado en la parte trasera de un camión donde el Gobierno del Estado informa a sus contribuyentes y al público en general, que en su sexenio han cumplido con hechos y no con palabras en materia de cultura y educación:

“Alfabetización a más de 10,000 personas de escasos recursos”.

El semáforo cambia a verde y se deja sentir una lluvia de cláxones, que indignados, exigen al auto de enfrente se mueva. Pero el escritor, absorto, impávido, no puede dejar de mirar el monumental cartelón pegado en el camión donde descubre su propio rostro sonriente (y el del pelón de edad indescifrable) repetido cientos de veces, que se pierde en una de las avenidas principales.


21 comentarios:

Anónimo dijo...

primizzzz.

ke buen scrito. sigue por ste kamino. io te lo agradesko musho, pues me aces reir musho.

zaludozzzz..

i que tengaz un buen diaaaa.

Laura Baeza dijo...

los escritores de escasos recursos solicitamos al gobierno del estado una beca para alfabetizarnos correctamente jajaja

Adán dijo...

Lograste tu objetivo Rodrigo, me imagine todo lo que narraste y además casi me orino de la risa con el quihuuuubule carnalito. Te felicito! y espero que te den tu beca.

Luigi dijo...

Si te hubiera dicho como se otorgan esas becas, me hubiera perdido de otra sabrosa narración tuya., Que bueno que ya no andaba por el Instituto y que jamás quise retratar esos sainetes que hacían. Sino me hubiera convertido en otro de tus personajes. Felicidades como siempre

Glo dijo...

RODRIGO!

QUE ONDA, ME DEJASTE CON UNA DUDA, te dieron la beca sí o no? matemáticamente y según tu escrito pues te la tienen que dar no????

Te mando muchos saludos, te comento que a veces me reflejo en tí, bueno, todos llevamos algo de tí sólo que tu si tienes los pantalones para expresarlo.
Te mando un abrazo también, me encantan tus escritos

Rodrigo Solís dijo...

Glo: después de este escrito, matemática y moralmente no me la van a dar. Un beso grande.

Mine dijo...

ESPERO Q ESE ESCRITOR CAZANDO LA BECA PERDIDA NO HAYAS SIDO TU OK?

SALUDOS DSD LA SULTANA DEL NORTE MI MTY LINDO Y KERIDO

BEXOX Y ABRAXOX

CON CARIÑO............YO

Ruben dijo...

Sinceramente...
¿Le sorprenderá al escritor esas prácticas que datan de la edad media o mas atrás? Espero que piense hacer algo al respecto.
Mínimo que cobre derechos por su imagen.
saludos

Astrid dijo...

Hola... estuvo muy bueno !!!
saludos

Jorge dijo...

Hombre, mi querido Rodrigo... de ser crónica y no ficción, ya amerita el esfuerzo y la flojera de metererle por el culo a más de uno un expediente en la Secretaría de la Administración Pública. Total, si de todos modos te la están haciendo gacha, que les duela algo, ¿no?, imagínate qué chingonería robarle el sueño al marrano del bigotito...
Salucita, nomás con la pura imagen.
Oye, lejos del dinamismo iconoclasta de la Pildorita y además asesinó a la Fellatio antes de nacida, pero si puedes échale ojo a
http://dieznegritos.latinoir.com/principal.htm

moch

Eduardo Huchin dijo...

No hay moral, máster. Uno no sabe qué es peor, que te den o no la beca, porque cuando te la dan uno hace planes con ese dinero, pero el dinero nunca llega en el momento en que uno lo necesita (me vienen diciendo "Esta semana sale", desde julio).
Si no, pregúntale a Laura Baeza.

Fiera Rodriguez dijo...

seguro la ganas :)

Callin' me high on the telephone
Came by plane all alone
Spend the afternoon making a speech
Speech made you nervous that you couldn't eat
You came to show your mad love
You came to tell it's not enough
Come and erase me and take me with you
Kiss me I'm drunk, and don't worry it's true
I wanted to show me how mad is my love
Come and attack me it's not gonna hurt
Fight me, deny me if I fear when your close
Let's make love and listen death from above

Let's make love
Let's make love...
And listen death from above

You knew my ideas when they were in my head
They were my secret evening plans
Wine, then bed, then more, then again
Wine, then bad, then more, then again
Run run run, to make your heart shake
Kiss kiss kiss, will make this earth quake
I'm gonna get what I'm willin to take
This gotta worth the miles you made
Come back I'll warm you up
Make me breakfast, I'll make it up
You are so talented I'm in love
Let's make love and listen death from above

Let's make love
Let's make love...
And listen death from above

I'm back with a smack and I'm ready to attack
Stare at my lips and I see they were wet
I know how you're doing by looking at your pants
And this is how we call it a comeback...
And listen death from above

Screaming your name on the microphone
Going back home all alone
Listen to the tunes that you sent to me
Listen to them good company
I want to show my mad love
You have to know it's not enough
Come and complete me, stay here with me
This is all true, it's water I drink
I want you to show me how mad is your love
Come and attack me it's not gonna hurt
Fight me, deny me if I fear when you're close
Let's make love and listen death from above

http://www.youtube.com/watch?v=7agPOt1XZz8

Anónimo dijo...

La ironia como recurso etico del hombre ante su propia barbarie (mejor que la ira o una falsa indiferencia) sale bien presentada en estos escritos.

Bueno aquí te dejo los mios: http://winstontamayo.blogspot.com/


Winston Tamayo

analitica.com dijo...

Publicado en:

http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/7800033.asp

Eduardo V dijo...

FELICIDADES POR SER UN BENEFICIRIO DE ALGUN PROGRAMA DE ASISTENCIA SOCIAL JAJAJAJAJAJA
HAY QUE FESTEJAR LA GRADUACION.....

Josefina dijo...

UYYYY, PUES SI ESTO ES CIERTO, YO CREO QUE AHORA SÍ!!!! OJALÁ RODRIGO... A CRUZAR LOS DEDOS... AUNQUE ACUÉRDATE QUE DEL PLATO A LA BOCA SE CAE LA SOPA... espero que no sea el caso....Suerte, mucha suerte

Alba Rosa dijo...

Hola Rodrigo: me haces reír, como en todos tus relatos. Un beso. Alba (otra escritora frustrada)

Pili dijo...

ay ! noooo! no me digas que no le dan la beca al protagonista!!!!! no puede ser....! que te impulsa a dejarnos picados en la lectura si al escritor le van a negar la beca.....? noooooo!
mejor pensamos en Bicho, y le deseamos todo el éxito del mundo! pobrecita, debe andar agotada y muerta de hambre, como todas sus compañeras, pero eso si, nadie le quitara ese sueño!!!!!
besos!

José Manuel dijo...

¡Felicidades "cuñado"!

La Jornada (Nicaragua) dijo...

Publicado en:

http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2009/septiembre/9.html

Notivargas (Venezuela) dijo...

Publicado en:

http://www.notivargas.org/pildorita-de-la-felicidad/3049-el-cazador-de-la-beca-perdida.html