viernes, 9 de diciembre de 2011

Coincidencias


“Las coincidencias no existen, solo lo inevitable.”
- Bendil



Soy un hombre desempleado y ahora mismo debería estar mandando mi currículo a varias empresas para que me terminen de robar la felicidad y la vida, en cambio, llevo varios días intentando (sin éxito) redactar un párrafo que diga lo que es imposible expresar con palabras a un amigo.

Dicho lo anterior, me saldré por la tangente.

El 2 de diciembre del año 99, en mitad de un partido de softball, papá tuvo la puntada de que le viniera un derrame cerebral. Un espectáculo terrorífico, ya que toda la familia estaba presente. Y para peor, en ese momento (papá tambaleándose sobre la loma de pitcheo) nadie de los presentes sabía cómo se manifestaba un derrame cerebral en un ser humano.

Transportarme a aquel punto del año 99, me sigue helando la sangre. Si mi vida fuera una película o una serie de televisión, seguramente despertaría todas las noches atormentado, preguntándome qué coños me quiso decir papá mientras me vía a los ojos. Qué demonios significaron esos balbuceos mientras lo arrastrábamos hacia las gradas.

¿Soy un mal hijo por dormir a pierna suelta, por evadir a los psicólogos, por ser tan poco curioso en rascar en mi subconsciente y darle un significado a las últimas palabras de un padre moribundo? 

Repito, si viviera en una película o en una serie de televisión, ahora estaría recostado en un diván, los ojos arrasados en lágrimas, un psicólogo haciéndome ver las últimas palabras de papá:

-Hijo, te amo, perdón por no pasar más tiempo contigo.

Sin embargo, en el mundo real, en mi mundo, o mejor dicho, en el mundo de mi progenitor, el significado práctico que le he dado a las últimas palabras de papá son las siguientes:

-Quita esa cara de idiota y llévame al hospital, ¿qué no es bastante obvio que me estoy muriendo?

Fin de la tangente.

El 2 de diciembre del 2011, es decir, hace apenas unos días, sonó el celular de mamá. Recostado en la cama de mi hermana, supe con certeza absoluta que le habían comunicado una noticia trágica. Lo supe por que el 99.9% de las llamadas que recibe mamá desembocan en jolgorio, risotadas, conferencias interminables con los infalibles “no me digas”, “lo sabía”, “ay, comadre, ¿cómo crees?”. Arrastré los pies fuera del cuarto. Allí estaba mamá. Con cara de lápida. La mirada desencajada. Los ojos sin vida.

-Le dio un derrame a tu tío Palé –dijo.

Vuelvo a la tangente.

Mi tío Palé era el mejor amigo de papá. O eso decía la gente. Y honestamente yo no tenía por qué no creerles. Sin embargo, no recuerdo haber visto a mi tío Palé en el funeral de papá. Claro que esto se debe a que en el funeral de papá no recuerdo el rostro del 99.9% de las personas que abarrotaron la funeraria. Incluso no recuerdo el rostro de la novia que fue el amor de mi vida en ese entonces y emprendió un largo viaje desde el DF solo para estar a mi lado. Eso sí, recuerdo sus brazos rodeándome el cuello y un suéter rojo que llevaba encima. Aunque ahora que lo pienso, no recuerdo que el ex amor de mi vida fuera adepta a usar suéteres rojos. Imposible salir de la duda, no existe testimonio gráfico de uno de los peores días de mi vida. Como todos sabemos, es políticamente incorrecto tomar fotos en los funerales.

Otro dato que recuerdo vívidamente es la banca de concreto cubierta de losetas pequeñitas de la funeraria. Recuerdo que quería con todas mis fuerzas convertirme en una losetita verde azulada. Desaparecer. Pasar inadvertido. Recibir con placer los traseros de todas esas personas (que no dudo con las mejores intenciones) se sentaban a mi lado y me decían que lo sentían mucho. Dejar de ser el centro de atención de esas personas sin rostro que eran mis mejores amigos. 

Digo que no tengo motivos para desmentir a las personas (entre ellas mamá) que aseveraban que mi tío Palé era el mejor amigo de papá. Tal aseveración me quedó clarísima una noche en que regresé a Mérida luego de mucho tiempo de ausencia y me lo topé en un bar.

Nos miramos a la distancia. Tendría yo 28 años. Los ojos de mi tío Palé se impregnaron de confusión y perplejidad. Me dieron ganas de desaparecer. Darme media vuelta. Perderme entre los borrachos que se dirigían al baño. Hacerle creer a mi tío lo que creyó en un principio cuando me vio atravesar la puerta del bar, que su mejor amigo estaba vivo, que su muerte hacía casi una década era una farsa, una broma de muy mal gusto, que había regresado de ultratumba a emborracharse hasta la inconciencia como en los viejos tiempos, con su mejor amigo.

Pero lo jodí. Como siempre. Arruiné el mundo paralelo que mi tío Palé había creado en su alcoholizada cabeza con mis 1.84 metros de estatura y mis lentes. Con mi cuerpo en ese entonces esbelto. Y mi tímido apretón de manos y mi estúpido saludo.

-Hola tío.

Retorno al meollo del asunto.

Me encantaría escribirle a los hijos de mi tío Palé, en especial a Mauricio, que es con el que en realidad me llevo, un párrafo tranquilizador. Sanador. Lleno de sabiduría. O incluso excusarme de una forma verosímil del por qué no asistí al funeral de su padre, el mejor amigo de papá. Pero no puedo. No encuentro las palabras. Que más quisiera yo que decirle que la muerte de su papá fue una muerte poética. Derrame cerebral el 2 de diciembre y muerte el 3 de diciembre. Que de ahora en adelante, todos los 2 y 3 de diciembre que nos resten por vivir nos iremos a una cantina a embrutecernos como nuestros progenitores, en su honor. Puede que lo hagamos un año, dos cuando mucho. Y luego la vida sigue. Continúa con su monotonía y cotidianeidad. Y el dolor pasa. Se extingue. Y lo que en verdad duele es saber que se puede vencer el dolor. Porque ningún ser humano es perfecto. Por más que queramos idealizar a alguien en la memoria.

Papá era un hombre sabio. También mi tío Palé. Sabían que iban a morir. Eran conscientes de ello. Kamikazes del alcohol. Desconozco si el mejor amigo de papá balbuceó algo. Si sus hijos escucharon sus últimas palabras. Espero que sí. Seguro fueron las mismas palabras inteligibles que dijo papá. Traducción entre líneas:

-Idiota, haz de tu vida lo que mejor te salga de los huevos, solo tienes una.  

 

29 comentarios:

Yorch dijo...

Te amo!

Fraternal y heterosexualmente te amo...

Que puta sensibilidad... Mis respetos man!

Rodrigo Solís dijo...

Yorch: es el mejor comentario que me han hecho en años. De corazón te lo digo. Espero que no quedemos ante la opinión pública como un par de putos.

Anónimo dijo...

Sin miedo a equivocarme, lo mejor que te he leído Rodrigo

Rodrigo Solís dijo...

Anónimo: muchas gracias.

AnRoAp dijo...

Te agradesco y si mucha coincidencia y sobre todo el mes.

Adriana dijo...

Me encanto!!como siempre, aunque me trae recuerdos no tan gratos, en realidad lo que mas me gusto es la nota al pie...suena un poco frivolo no?, pero bueno, estaras acostumbrado a esos comentarios...me causo gracia y me parecio tan tuya!!, una vez mas, gracias por compartir estos escritos conmigo, estoy en mi trabajo como siempre, aqui es feriado y yo estoy trabajando!!!!!!!!!!!
Hasta el proximo escrito que logre sacarme del hastio laboral!!

Jeffry dijo...

Ya mande el mail

Cuando vienes a Gdl?

Saludos!

Diana dijo...

Un dia hace un par de años de casualidad me tope en linea con un escrito de el señor Solis... me quede enganchada y me declaro fan! ese humor tan ironico, esa crudeza, esa realidad, esa mente que ve con tanta claridad lo que muchos no vemos... lo convierte en alguien sensible, mas sensible incluso de lo que el se imagina, cuando se burla precisamente de la gente que lo es... creo que Rodrigo puede siempre ver mas alla en todos los casos. Y eso me hace admirarlo, definitivamente yo como joven mexicano le doy mi voto a talentos como el de el!!! Ojala que este grano de arena ayude a que se haga realidad el sueño de Rodrigo, que en Mexico apoyemos mas a gente pensante!!! en lugar de publicar un libro a Yordi Rosado con el respeto que el señor se merece!!!

Vamos Rodrigoooo! el que persevera alcanza!!! se que lo lograras! y asi te conocere algun dia en alguna firma de autografos de alguno de tus libros!

Felipe dijo...

Si me gusta lo que escribes, mucho. Ya se lo dije a cascicari

Mariana dijo...

Extrañaba tus escritos

Moch dijo...

Yo sí leería la novela de Rodrigo Solís.
Ya publíquesela, chingao.
Saludos cordiales.

Vanlider dijo...

Gracias.....

Rodrigo Solís dijo...

AnRoAp: Abrazo fuerte.

Adriana: dile a tus jefes que no sean explotadores, que te dejen disfrutar del feriado. Te lo mereces. Un abrazo grande y gracias por tus bonitas palabras.

Jeffry: apenas mi pobreza me lo permita.

Diana: simple y sencillamente eres un amor. Gracias por esas palabras. Abrazo grande.

Felipe: gracias, eres un ángel. Saludos.

Mariana: Me alegra que te haya gustado.

Moch: gracias por el empujón. Abrazo fuerte.

Vanlinder: Por nada, abrazo.

Yorch dijo...

Rodrigo:

So pena de pasar como putos, me produce placer tu comentario...

Aun así espero que la opinión pública no haga estragos de mi sinceridad...

Sabes que te admiro.

Un abrazo!

Kariu dijo...

Y mientras vos escribís cuando deberías buscar trabajo, yo "hagocomoquetrabajo" mientras se acumulan tareas a las que no le encuentro demasiado sentido. Leo tu texto y deseo de todo corazón que puedas vivir de eso que tanto te/nos gusta. Besos desde Baires!!

Bruno Martinez (Reale) dijo...

Fue fuerte. No me hizo llorar, pero me hizo pensar. Mi familia es muy diferente. Mi padre, incluso, es un hombre que no hace más que en pensar qué es morir, y qué significa. Sin embargo, por unos minutos, el murió en un partido de softball. Te vengo siguiendo con ganas hace un par de meses, cuando me volqué a todo esto de los blogs, y dejé de apretar F5 en el facebook como un imbécil. Desde la charla de Hernán (en la cual yo estaba sentado, y fui el 2do en pararse en todo el auditorio). Desde que yo, como escritor, ya tengo modelos.

Y quedó un poco marica el cometario de Yorch, pero nada que no sea sano... Creo.

Rodrigo Solís dijo...

Kariu: eres un amor. Gracias por tus palabras.

Bruno: lo mismo para ti. Y ya ves, lo que pasa es que Yorch es campechano como yo, y se nos da eso de las mariconadas. Igual y es por el mar contaminado que tenemos enfrente.

Guevara dijo...

La genialidad de tus escritos es tu realidad, cada vez que te leo te imagino haciendo cada una de las mamadas que te suelen pasar. Leerte es una buena tarde de sabado al mediodia tomando las cervezas con los amigos y escuchando los relatos de las pendejadas que nos suceden dia a dia (agradables y desagrdables) pero al final una risa siempre sale a relucir gracias al alcohol. Gracias Rodrigo sigue escribiendo y yo te seguire leyendo.

Sara dijo...

Muy buenas reflexiones.Me gusta como escribes Pildorita.

Rodrigo Solís dijo...

Guevara y Sara: gracias por sus comentarios. Me hicieron inmensamente feliz.

Anónimo dijo...

es cri be mi no ve la
ah bueno ya pa que si ya termino la beca y ni lo hiciste

Pedro dijo...

Excelentes sus textos son como un orgasmo de felicidad.

Rodrigo Solís dijo...

Anónimo, alias, Fiera: eso es lo que tú crees.

Pedro: gracias por tus generosas palabras. Abrazo fuerte.

Analitica (Venezuela) dijo...

Publicado en:

http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/2723800.asp

La Jornada (Nicaragua) dijo...

Publicado en:

http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2011/diciembre/12-2.php

Notivargas (Venezuela) dijo...

Publicado en:

http://notivargas.org/pildorita-de-la-felicidad/33735-coincidencias.html

Anónimo dijo...

This is my first time visit at here and i am actually pleassant to
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Anónimo dijo...


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Ileana S. dijo...

Rodrigo, me encanta lo que escribes, no siempre tengo chance de leerte pero aquellos días de locura en Vales. abrazo grande.