martes, 14 de abril de 2009

Ni villa, ni hermosa



1


Todo comenzó mal en mi primer encuentro de escritores.

-¡Bienvenido, Eutimio Estrella! –me dijo una señora muy perfumada y arreglada en el lobby del hotel.

More...Palidecí. También quedé mudo. Incapaz de articular palabra alguna y desmentir a esa señora tan elegante y digna, llena de pulseras y collares de colores fabricados con semillas de plantas exóticas que me sujetaba de las manos y me decía que era sin lugar a dudas el mejor escritor de Campeche, que admiraba mi trabajo y ni que decir de mi libro ¿Trabajas o escribes?, gloria de la literatura moderna, bocanada de aire fresco, manantial en mitad del desierto.

-Eutimio Estrella no pudo venir –dijo Ricardo Rueda.

El terror se apoderó de mí. También de la señora perfumada y arreglada; si no era Eutimio Estrella, decían sus ojos horrorizados, ¿quién diablos era yo? Por fortuna, Ricardo Rueda salió al quite. Le explicó a la señora, al parecer una de las organizadoras (luego ella nos aclaró, altiva y muy segura de sí misma, que era la directora del Instituto de Cultura de Villahermosa) que por error el Instituto de Cultura de Campeche no pudo avisar a tiempo que Eutimio Estrella no podría asistir al evento por cuestiones laborales, así que enviaron a otro de sus más grandes exponentes campechanos. Ricardo Rueda me presentó descosiéndose en halagos como si fuese yo un premio Nobel.

-Caramba, mucho gusto –dijo la señora perfumada-. Un placer conocerle, maestro.

Me sonrojé. Nunca antes alguien me había llamado maestro. Y no sería la última vez, al parecer todos los participantes en el encuentro de escritores eran maestros de algo porque los organizadores no cesaban de llamarles maestro por aquí, maestro por allá.

-Maestro, tenga –me dijo la directora de cultura sin poder ocultar su bochorno al entregarme un gafete con el nombre impreso de Eutimio Estrella-. Una disculpa, no sabíamos que vendría usted... espero comprenda.

Al entrar a mi habitación con Ricardo Rueda supe que el viaje había sido un error.

-No sé que carajos hago aquí –le dije en un arrebato de sinceridad propio de un hombre desesperado que sabe irá al paredón.

-Tranquilo, no estás solo –me dijo y se echó sobre una de las dos camas individuales del cuarto.

En cuestión de segundos Ricardo Rueda dormía profundamente en mitad de sonoros ronquidos muy quitado de al pena, a su aire, con la bendita irresponsabilidad que te dan más de 20 años a cuestas viviendo de la cultura. Por mi parte lo último que me cruzó por la cabeza fue dormir, y menos cuando abrí la carpeta que nos entregaron a todos los participantes del encuentro donde venía el cronograma de actividades.

Eutimio Estrella abriría el encuentro dando una charla de La situación actual de la creación y publicación literaria en Campeche.

Me encerré en el baño. Contemplé por unos segundos frente al espejo mi rostro de escritor nada creativo y menos publicado. Vomité de una manera penosa en el lavabo.


2


Horas antes de abordar el camión de ADO rumbo a Villahermosa me sentí nervioso cuando Eutimio Estrella me dijo que no viajaría solo. Que enviarían a otro escritor campechano.

-¿Lo conoces? –le pregunté.

-Ni idea –respondió.

Los del Instituto de Cultura de Campeche le enviaron al pobre de Eutimio Estrella su invitación al Primer encuentro de escritores del sureste Andrés Iduarte 24 horas antes del encuentro, de ahí que no tuviera tiempo de averiguar nada, menos de hacer nada, como por ejemplo, pedirle permiso a su jefe del periódico para poder ausentarse 3 días del trabajo.


3


Abordé el camión de ADO que me llevaría a Villahermosa. En el Instituto de Cultura me dijeron que viajaría con Ricardo Rueda. Me dio vergüenza preguntar quién era Ricardo Rueda, aunque a esas alturas lo único que me reconfortaba era saber que no viajaría solo. O mejor dicho, me alegraba la idea de que iría al matadero acompañado. Me tocó el asiento 29. Ventanilla. Ni rastro de Ricardo Rueda. Me asusté. ¿Acaso sería el único escritor en representar a Campeche? Aquello tenía sus ventajas, al menos en el trayecto de Campeche a Villahermosa, pues podría abrir y estirar las piernas a mis anchas. El camión sólo tenía cinco pasajeros, incluyéndome. Quizás Ricardo Rueda era uno de los cuatro tripulantes desperdigado en los asientos de adelante. O mejor dicho, uno de los dos hombres que estaban hasta al frente del camión porque los otros dos pasajeros eran una señora acompañada de un niño pequeño.

El camión se detuvo en la estación de Champotón. Nadie abordó. Sentí un profundo alivio y volví a estirar mis piernas. Metros más adelante, pasando el malecón, el camión volvió a detenerse. Abrió la puerta y entraron como 40 pescadores. El más gordo y oloroso de ellos se sentó a mi lado. Me pegué lo más posible a la ventanilla para no hacer contacto con su brazo sudoroso. Fue inútil. También contener la respiración. Sin duda, el preludio de un viaje al Infierno. Pensé en mi reconfortante hamaca. ¿Qué necesidad tenía yo de estar sufriendo en un camión lleno de polizones embadurnados en escamas? Maldije primeramente a Pedro, mi potencial representante literario quien me convenció de asistir al estúpido encuentro de escritores, pues según él, elevaría mis bonos de escritor; luego blasfemé en silencio al camionero al cual sin lugar a dudas denunciaría al llegar a la estación más próxima. El camión se detuvo unos metros antes de llegar a la siguiente estación. Los polizontes marinos abandonaron el camión.

-¿Rodrigo? –me llamó por mi nombre un hombre cuarentón de cabello negro revuelto y gafas enormes. Sus jeans y su playera roja se me antojaron una indumentaria elegantísima en comparación con mi ex compañero de viaje.

No tuve que responderle al extraño. Mis ojos asustadizos delataban que en efecto, yo era Rodrigo.

-Ricardo Rueda, mucho gusto –me dijo el hombre cuarentón estrechando mi mano y luego sentándose en el asiento junto al mío. Me platicó que se quedó dormido en uno de los asientos de adelante, grave error porque siempre suben a polizontes a los camiones y pudieron robarle la cartera.

Parecía un buen tipo, amable y nada pretencioso, en pocas palabras, no parecía escritor.

-Soy fotógrafo –me dijo cuando le pregunté qué género literario escribía-. Aunque me defiendo en todo. Escribo un poco de esto y un poco de aquello.

Al verme ante este panorama lleno de honestidad por parte del otro participante campechano, decidí aventurarme a platicarle mi situación, es decir, que por accidente estaba yendo a un encuentro de escritores al cual ni remotamente pertenecía. Para mi sorpresa, Ricardo Rueda me dijo que estaba al tanto de ello. Resultó ser que trabajaba en el Instituto de Cultura de Campeche, me dijo, casi en susurros, como si hubiese micrófonos escondidos en el camión, que eventualidades como la mía eran el pan de cada día dentro del Instituto. Me explicó los motivos: siempre se traspapelaban las invitaciones a eventos de escritores o el director de cultura nunca estaba en su oficina por estar “trabajando” (Ricardo hizo comillas con los dedos) o la secretaria se la pasaba en desayunos interminables y nunca atendía el teléfono para recibir las llamadas de otros institutos de cultura, etcétera.

-Así es la cultura en este país –sentenció Ricardo Rueda-. Te lo dice alguien que ha trabajado en otros Institutos de Cultura.

Para mi asombro, pobre estúpido de mí, Ricardo Rueda tampoco era campechano. Era de Oaxaca. Llevaba dos sexenios en Campeche. Su confesión me hizo descubrir que quienes se dirigían al Primer encuentro de escritores del sureste Andrés Iduarte no eran ni más ni menos que dos farsantes, dos impostores, un par de sinvergüenzas que representarían la literatura de una ciudad a la que no pertenecían.

-La verdad es que yo tampoco soy campechano –dije desembarazándome de una pesada carga.

-¿Me lo juras?

-Te lo juro.

-Te juro que no me había dado cuenta –dijo y se echó a reír.

Me ruboricé. Era obvio que yo no era campechano. En Campeche todos los que recién me conocían me hacían broma por mi exagerado acento yucateco.

-Ahora yo te voy a decir un secreto… –me dijo Ricardo Rueda con aire misterioso-. Yo no soy Ricardo Rueda.


4


Papá siempre dijo que Villahermosa era la ciudad de la mentira.

-Ni es villa, ni es hermosa -decía y se echaba a reír él solito.

Un pésimo chiste con el que, no me pregunten motivo, causa o razón, los nervios son traicioneros, decidí abrir mi charla de La situación actual de la creación y publicación literaria en Campeche frente a un auditorio insospechadamente lleno de gente influyente.

Silencio absoluto.

La esposa del Presidente Municipal me dirigió una mirada virulenta. El resto del auditorio me miró horrorizado. Ricardo Rueda dejó de tomar fotos en los pasillos del teatro y me hizo un ademán de que sonriera y que dijera lo primero que se me viniera a la mente, o al menos así interpreté su ademán y me puse a decir una retahíla de mentiras en la ciudad de la mentira.


5


Por un instante pensé que se trataban de mis nervios. La mesa empezó a chicolearse de un lado a otro. Las botellas de agua que estaban sobre la mesa se cayeron al suelo. Las edecanes se pegaron a la pared con la mirada aterrorizada y supe que mis nervios no eran tan fuertes como para zamarrear las butacas del teatro entero.

-¡Reputísima madre, está temblando! -dijo un aterrado escritor a un lado mío, comentario del que aprendí dos cosas nuevas del mundo literario: que yo no era el único que ignoraba que temblaba en Villahermosa y que ser culto no te exime de escupir sapos y culebras de vez en cuando.

Pasó el temblor.

Una atronadora caravana de aplausos envolvió el recinto. Nunca supe si los aplausos fueron un reconocimiento a mi discurso de media hora o una forma de agradecerle a Dios que el techo del teatro no se viniera abajo sobre nuestras cabezas.


6


Hernán Hernández. Capitalino hasta la médula. Aparentaba ser un hombre de veintitantos años: vestía, gesticulaba y hablaba como un veinteañero aunque en realidad tuviese más de cuarenta. Pintaba algunas canas que se perdían en su cabellera revuelta, castaña y escrupulosamente despeinada.

-¿Ha sido verdad todo lo que dijiste antes del temblor? –me preguntó y detuvo su cerveza en el aire antes de animarse a sorberla.

-La más absoluta de las verdades jamás dicha –respondió Ricardo Rueda por mí, que curiosamente horas atrás me había confesado no ser Ricardo Rueda-. Te lo juro por mi vida.

Hernán Hernández no me quitó la mirada de encima. Su mirada era una mirada cómplice de quien mira y nunca delata al sujeto que avienta la piedra y esconde la mano.

-¿De dónde saliste, querido amigo? –preguntó Hernán, pero en realidad se lo estaba preguntando a sí mismo.

-De Campeche –respondí a la desesperada porque soy un tonto.

Hernán Hernández soltó una carcajada. Me dijo que nunca antes había escuchado de mí. Que nunca había leído nada mío. También me confesó que le sorprendía que me hubiesen invitado a un encuentro de escritores de renombre. Naturalmente, al escuchar esto, palidecí al instante. Las palmas de mis manos empezaron a sudar y presentí que de ahí en adelante todo se iría a la mierda.

-Te quiero para el siguiente número de la revista –dijo Hernán para mi sorpresa-. Quiero que escribas todo lo que dijiste sobre el escenario. Y cuando digo todo, quiero decir todo.

Intenté recuperar la compostura y le dije que no había problema, que contara conmigo para su revista, cualquiera que ésta fuese. Nos emborrachamos de lo lindo. Como un par de campeones. Al llegar dando tumbos a la habitación, Ricardo Rueda me preguntó, el semblante muy serio, si sabía con quién me acababa de emborrachar. Sin un ápice de vergüenza, actitud muy propia en lo borrachos, le respondí que ni puta idea, o más exactamente le dije lo siguiente:

-Con alguien que tiene una revista.

-No cualquier revista –me corrigió Ricardo Rueda.


47 comentarios:

Rodrigo Solís dijo...

Continuamos con un poco más de la novela Valentina.

Eduardo Huchin dijo...

Te andas luciendo, máster. Este capítulo estuvo poca madre.
Ni qué decir que ese Hernán pinta para ser un gran personaje.

Rodrigo Solís dijo...

Eduardo: gracias master, e imaginas bien. Y sospecho que también imaginas que Eutimio Estrella aparecerá en un capitulo con Hernán en cierto bar de Guanajuato.

luis daniel pulido dijo...

Ese Eutimio Estrella ha creado un monstruo, ja

Un abrazo

Rodrigo Solís dijo...

Daniel: si, y bastante feo al parecer.

Laura Baeza dijo...

Y qué revista era?

Rodrigo Solís dijo...

Laura: cuando salga la novela te enterarás. Previo pago de la novela, desde luego.

Luigi dijo...

Extraordinaria manera de descrbir el ambiente "literario" mexicano, lo que más me gusò fue el nombre de tu supuesto libro jajjaajjja. Un abrazo, sigues siendo genial.

Rodrigo Solís dijo...

Luigi: sí, supongo que el nombre del libro también le habrá llamado la atención a mi querido y gran amigo Eduardo Huchín. Un fuerte abrazo.

Lmc dijo...

cuando vas a sacar tu novela???? tengo ke esperar una semana para seguir tu historia
ojala sea pronto; porque algunos de nosotros, los incultos (quiza por eso nos gustas jajaja)
esperamos leerla completa, espero cuando salga lo grites a los 4 vientos para ke llegue la noticia
hasta el proletariado ke tanto critikas.

Saludos

Rodrigo Solís dijo...

Lmc: palabra que cuando salga lo gritaré a los cuatro vientos, pero mientras, pedazo a pedazo lo voy gritando a los cuatro vientos para que le proletariado pueda leerla gratis. Un abrazo grande.

ARuiz dijo...

Que barbaro Rodrigo, no seas gacho, no nos dejes con la duda de como termino tu viaje, muy bueno y entretenido.
Saludos.
ARuizC.
Hermosillo Son.

Rodrigo Solís dijo...

ARuiz: prometo no dejarte con la duda, o eso espero. Pero por si las dudas, cuando salga la novela, no dudes en comprarla para que salga de mi miseria.

Mitsuo dijo...

Hoy me hiciste reir...mucho. Gracias Rodrigo. No es algo facil, las sonrisas con la crisis tambien escasean. Saludos

Rodrigo Solís dijo...

Mitsuo: gracias por el piropo. Lástima que la crisis tampoco perdona a los escritores.

Arelis dijo...

¡Maldicion siempre me dejas picada!........

Gracias, te envio 10 abrazos.

Rodrigo Solís dijo...

Arelis: pues yo 11 y un beso grande.

Amanda dijo...

Orale nunca pense leer un libro via meil, pasan los años y nos vamos poniendo tecnos..!
va muy bien MAESTRO
beso

Rodrigo Solís dijo...

Amanda: y yo nunca pensé escribir un libro (sea cual sea su forma), en lugar de eso pensé que ganaría la copa del mundo. Un beso.

Majo dijo...

mmmmm hiciste chafa fue un re-make del relato de Mi encuentro con los escritores, aunque esta me gustó mas.

Pero bueno me da curiosodad saber que tanto de ficción hay en tus relatos, es un seudonimo el que usas en tus correos no?.. ¿Si eres Yucateco, paisano?.

Gusto en saludarte, tienes una lectora asidua.

Rodrigo Solís dijo...

Majo: menuda sorpresa, veo que sigues cada escrito. En efecto, este capítulo de la novela fue inspirado de un pasaje que ocurrió tal cual (sin modificar la realidad) en el escrito titulado Mi encuentro con los escritores.
No es un seudónimo que por las coincidencias que tiene la vida se llama como yo. Sí, soy yucateco, pero eso sí, con el corazón campechano.

Manuel dijo...

continuará o que revista resultó ser?

Rodrigo Solís dijo...

Manuel: ésta y más dudas serán reveladas la próxima semana a la misma hora y en el mismo canal. Un abrazo.

Juan Manuel H dijo...

Excelente en verdad. Cosas del destino, soy tabasqueño y llevo radicando en Campeche 17 años, desde que vine a estudiar aqui la licenciatura en periodismo y comunicación, rimbombante titulo que entregaba el Instituto Campechano. Agradezco el envio de los fragmentos de "Valentina", espero muy pronto poder leer la obra completa.

Saludos.

Rodrigo Solís dijo...

Juan Manuel H: me alegra que te esté gustando la historia, esperemos que pronto puedas leer completa. Un fuerte abrazo.

wilberth herrera dijo...

sí,. eres un "chismoso" como aquí se le dice a las personas que son mentirosas. Pero un chismoso elegante. buenos personajes, sin duda, brillan tus escritos por la ejercitación de tu disciplina. Muy buena. Estás saleroso, rodrigo. Felicidades.

Yo tambor espero el libro. ¿verdad que me lo vas a pasar de agrapa?
jeje

Rodrigo Solís dijo...

Wil: naturalmente, así evito que me demandes cuando algún personaje sea sospechosamente parecido a Turribiates.

Yorch dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJA

Me sigo defecando de la risa... (La propiedad ante todo...)

Felicidades...

Soy tu fans!!!! (Asi con "s" al final)

Rodrigo Solís dijo...

Yorch: gracias, ustedes mis fans son mi motivo de existencia, de lo contrario ya estaría seis metros bajo tierra.

Lmc dijo...

ajjajajjaja; pues muxas gracias; que considerado jjajja q estes bien y se te sigan ocurriendo tanta pend...jojojo

Froylan dijo...

Por favor dime quién era el de la revista!!!
No siempre doy señales de vida, pero SIEMPRE SIEMPRE te leo. Aunque he de confesar que tengo miedo de que finalmente publiques tu novela y dejes de escribir la pildorita :)

toñito dijo...

Cuando esté la novela te invitaré a presentarla a mi casita del árbol al más puro estilo bart simpson...lo prometo...

Antes ke puedas decier cualkier otra cosa...no tengo casita del árbol por cierto...

Pero enserio me gustaria estar en la presentación...
Un saludo y mi enorme admiración...

ésa que no soy yo dijo...

Juju creo que yo sí sé de qué revista estamos hablando...

Por cierto, ¿irás a Jalapa a finales de mayo al encuentro de ensayistas? Siempre es un placer leerte pero sería bueno volver a escucharte.

Rodrigo Solís dijo...

Froylan: no te preocupes, publiquen o no la novela, la Pildorita siempre estará cada semana mientras viva, o casi cada semana. El nombre de la revista puede que aparezca la siguiente semana, eso espero.

Toñito: no hay problema, con las altas ventas de la novela seguramente finalmente tendré plata para comprarme una casa que será del tamaño de una casita de árbol, ahí podremos hacer la presentación, así que no te preocupes, estarás invitado.

Ésa que no soy yo: según la directora de la revista sí me invitará, ya que el encuentro del año pasado me ignoraron olímpicamente muy a pesar de que el encuentro fue en mi ciudad natal. Claro que, luego de los siguientes escritos que publicaré, estoy casi seguro me retirarán la invitación.

Mine dijo...

HOLA SR. BORRACHO....

JAJAJA
SALUDOS
CUIDAT MIL

UN ENORME BESO Y UN FUERT ABRAZO

BYE BYE

Rodrigo Solís dijo...

Mine: saludos de vuelta, un beso grande.
P.D. yo le mando tus saludos al Sr. Borracho.

TERE dijo...

HOLA RODRIGO;
ESTOY DE ACUERDO QUE NO ES UNA VILLA, PERO QUE A TÍ, NO TE PAREZCA HERMOSA ESO ES OTRA COSA,...Y ¿ EL TÍTULO DEBE TENER ALGO QUE VER POR COMO TE SENTÍAS? LO QUE PARA TÍ NO ES HERMOSO, PARA LOS DEMAS LO ES.

Rodrigo Solís dijo...

Tere: no ceo que sea fea Villahermosa, son sola las palabras del protagonista de una novela. No te las tomes tan en serio. Un abrazo.

jenaro dijo...

me quede picado... espero continue... o cuando menos dime que revista era.. jeje

saludos

Rodrigo Solís dijo...

Jenaro: continuará, no preocupéis.

Glo dijo...

Que onda Rodri

pues al querer dejarte un msj de felicitación en tu blog no se pudo porque tengo que tener una cuenta etc etc

bueno pues me wixé de la risa DE VERDAD como lo oyes...

osea como se te ocurre la broma de "ni es villa ni es hermosa" con auditorio de allá!!!! o nono y lo de la frase dle escritor junto a tí cuando empezó el temblor ESO NO TIENE ABUELAAA jajaja me reí a carcajadas hasta que me salió la lagrimita de verdad


bueno estoy pensando en algo...de verdad ya por fin te animaste a tu libro???

vamos a planear una presentación aquí enel consulado de méxico
en el ESPACIO MEXICO que para eso es
es com o una galería dearte donde se hacen presetnaciones musicales, de fotos, etc...asi que dale, animae y me pongo las pilas para organizar y gestionar todo no???

saludos!!

Rodrigo Solís dijo...

Glo: me parece perfecto tu plan. Sólo que primero tengo que terminar la novela y que luego una editorial se anime a publicarla. Si suceden estas dos cosas me encantaría hacer la presentación contigo. Un beso grande.

Antonio dijo...

¿Que onda contigo Rodrigo??, donde estas??, te he estado buscando en tu pagina lado B y aun no escribes nada despues del 17 de abril, ya son muchos dias sin saber de ti.
Espero estes bien y no el bote.
Aca en Hermosillo ya andamos promediando los 42 grados centigrados de calor al medio dia, y pues ya sabrás la cantidad de cerveza bien helada que estamos consumiendo para apasiguar el calor.
Saludos.

Hermosillo Son.

Rodrigo Solís dijo...

Antonio: acabo de salir de la cárcel, ya puedes checar la continuación de la novela.

Mine dijo...

JAJAJAJAJA


HOLA RODRO

ERES TREMENDO

SABES Q...ME CAES BIEN....

SALUDOS DSD LA SULTANA DEL NORTE

CUIDAT MIL Y PROTEGT AL DOBLE

BEXOX Y ABRAXOX

Media 3d2 (DF) dijo...

Publicado en:

http://media.3d2.com.mx/files/1239896298437731537.pdf

La Jornada (Nicaragua) dijo...

Publicado en:

http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2009/abril/20.html