En otra época, cuando era un hombre responsable, mi tiempo lo invertía en actividades loables y productivas. Una de ellas era la docencia universitaria, la otra jugar al fútbol con niños desamparados de una casa hogar. Desde luego, como era de esperarse en mí, duré poco menos de un año desempeñando ambas actividades.
More...Donde tardé menos fue en la casa hogar. Seis meses para ser exactos. Un día fui a la casa hogar, atravesé la puerta y me recibió la esposa del gobernador, o mejor dicho, su fotografía en tamaño gigante, colgada en lo alto de la pared. “¿Necesitan ayuda?”, le pregunté a una señora gorda vestida con una especie de traje de enfermera que revisaba unas carpetas detrás de la recepción. “¿Perdón?”, dijo la señora gorda. “Servicio social”, atiné a decir. La gorda dibujó un signo de interrogación en el rostro como si le estuviera hablando en mandarín. “¿Se encuentra el encargado de este lugar? Quiero hacer mi servicio social aquí”, dije ordenando un poco mejor mis ideas. Estaba nervioso y se me notaba. La gorda sonrió y me llevó a una oficina donde me presentó al encargado del albergue infantil.
Gorda y encargado, luego de estudiarme por breves segundos de pies a cabeza (en los pies llevaba unas chancletas, y en la cabeza una frondosa cabellera de rizos enmarañados como rastas jamaiquinas mal hechas) asumieron que era yo un estudiante de alguna universidad de humanidades que quería realizar su servicio social en la institución. Sin embargo, rápidamente los saqué de su error provocándoles (a ambos) una mueca de horror mezclada con incredulidad cuando les confesé que en realidad era un profesor universitario cuya única intención era ayudar en lo que ellos creyeran conveniente en la casa hogar.
En aquellos días quería ser un prócer ciudadano. O mejor dicho, de alguna forma quería resarcir todos esos años (cuando estudiaba en una escuela católica) en los que hábilmente me escabullí para jamás ir a los pueblos más necesitados a llevar a sus habitantes bolsas de despensas y envenenarles la cabeza con la chiflada idea de que existe un señor barbón que nos protege desde las alturas.
“¡Hombre, gente como tú es la que necesitamos!”, dijo el encargado del albergue casi abrazándome. No pude evitar sentirme una mierda. Luego de diez minutos en su oficina acordamos que dos veces por semana iría a jugar fútbol con los niños. Al parecer mi pasado de futbolista semiprofesional les entusiasmó más que mi talento por la docencia.
Ese mismo día me presentaron a los niños del albergue. La mayoría de ellos se encontraban reunidos en una sala impregnada por un fétido olor a orines, hipnotizados frente a un televisor que proyectaba un programa infantil conducido por una mujer de mediana edad vestida en paños menores que contoneaba y frotaba rabiosamente su cuerpo al vertiginoso ritmo del reggaetón contra los también contoneantes y rabiosos cuerpos semidesnudos de un puñado de edecanes de alguna compañía de juguetes.
“¡Payaso!”, gritó uno de los niños. “¡Payaso!”, volvió a gritar y todos los demás niños salieron de su trance televisivo y dirigieron la mirada hacia donde un pequeño dedo índice señalaba. “No le hagas caso”, me dijo el encargado del albergue. Y todos los niños se echaron a reír. En especial el chico que me seguía apuntando con el dedo índice y gritaba “payaso” sin cesar al tiempo que se reía como una urraca. Por primera vez deseé haber cumplido el máximo deseo de la novia que tenía en aquél entonces: tener el cabello corto, bonito y escrupulosamente peinado hacia arriba como un mango chupado, es decir, como el de su metrosexual ex novio.
“No te dejes llevar por la primera impresión, son unos niños encantadores”, me dijo el encargado del albergue, llevándome lejos de los niños para que no se siguieran mofando de mi cabellera de Ronald McDonald. De vuelta en su oficina me advirtió que la mayoría de los niños no eran huérfanos, sino que sus padres estaban recluidos en la cárcel por algún delito terrible (y en mis adentros agradecí que no me hubiera dado detalles de sus crímenes); por ello, en su mayoría, los niños padecían algún trastorno psicológico.
Me asignaron cuatro chicos. Uno era idéntico a un alux: pequeñito, cabeza rapada, narizón, rasgos toscos, mirada virulenta y carácter explosivo. Casi nunca hablaba, se expresaba mediante chillidos como una comadreja. Su forma de demostrar afecto era metiéndole puntapiés a los otros niños. Otro, era un gordito con la cabeza perfectamente redonda como un melón. Todo el tiempo tenía las manos ocupadas: una la utilizaba para rascarse la cabeza infestada de piojos y la otra para juguetear con los dedos los depósitos de cebo dentro de su ombligo. No soy psiquiatra pero mi diagnostico fue que el niño padecía una especie de autismo; sin previo aviso se quedaba mirando a lontananza y no había poder humano que lo sacara de allí. El tercero niño era un niño como cualquier otro (si es que cabe este calificativo). Un niño vivaracho y bien despierto que un día tomó prestadas las llaves de mi coche, que para mi asombro y horror, encendió al primer intento casi estampándolo contra la barda del albergue. Fuera de eso era un niño encantador y sumamente inteligente. No en balde era el líder de los niños y mi gran salvador cuando había que tranquilizar a algún chico que de buenas a primeras empezaba a actuar de manera chiflada, como era el caso recurrente del último integrante del grupo que estuvo a mi cargo. Éste era un niño que padecía de estrabismo. Casi siempre tenía la lengua de fuera como un perro acalorado y le fascinaba comerse sus mocos y tirarse de pedos y eructos. También insistir en que yo era un payaso, y de vez en cuando gritar por los pasillos del albergue que se lo habían cogido por el culo.
Durante las primeras semanas jugamos con un balón ponchado que era el único balón que tenían en el albergue. Luego, unos alumnos de la universidad (considerados las ovejas negras por muchos maestros) en un hermoso acto de generosidad me regalaron un balón nuevo de fútbol para que se los entregara a los niños y así pudiésemos jugar como era debido. De allí en adelante mis alumnos no volvieron a entregar ni una sola tarea más en el semestre, porque consideraron que el balón fue una especia de soborno para que los aprobara. Por su parte, los niños al ver el balón nuevo corrieron, palmotearon y gritaron como unos malditos desquiciados. Luego se pelearon entre ellos proclamándose cada uno como el único, absoluto y legítimo dueño del balón; un infierno que a base de paciencia logré menguar, haciéndoles ver que el balón era de todos. En ese instante me prometí a mi mismo nunca más volverles a regalar nada.
Entusiasmados con su nuevo balón, los niños me pidieron que los llevara a jugar al campo de fútbol de la universidad que estaba a una cuadra de distancia de la casa hogar. Me negué rotundamente, pues más allá de que estaba prohibido sacar a los niños fuera de los muros del albergue temía que uno ellos se deschavetara y arrancara a correr en mitad de la calle y lo atropellara un camión o que uno de sus delincuentes familiares me navajeara por la espalda sin previo aviso. Pero fue tanta su insistencia en medio de chillidos y gritos enloquecidos que diez minutos después tenía el permiso del encargado del albergue para llevarlos a la cancha de fútbol. “En el auto, llévanos en el auto”, gritaron en coro como unas fierecillas y mientras los observaba por el retrovisor rebotar emocionadísimos sobre los asientos traseros de mi volcho, agradecí ser una persona proclive a todos los pecados excepto a los de violar y destripar niños.
En el campo de fútbol los niños se veían sumamente graciosos dando brinquitos como pollos espinados. Por desgracia había olvidado que eran niños desposeídos: sólo el niño vivaracho tenían zapatos deportivos. Así que para que no hubiera ventaja me despojé de mis tenis y jugué descalzo como ellos. Grave error. Durante una semana caminé por los pasillos de la universidad como un enorme pollo espinado gracias a las ampollas que me provocaron las piedras de la cancha. Por fortuna los dados giraron a mi favor, y en otro acto de generosidad una tía amante de la religión católica, al ver lo ridículo que caminaba por culpa de las ampollas, me regaló cuatro pares de zapatos deportivos para los niños.
Al ver sus zapatos deportivos, los niños volvieron a correr, palmotear y gritar como unos malditos desquiciados. Por dentro yo también empecé a correr, palmotear y gritar como un maldito desquiciado.
Esa misma tarde, para celebrar que ya no caminaríamos más como pollos espinados, decidí cumplir el deseo del niño vivaracho que con tanto fervor pedía cada que se subía al volcho: “vamos a las subiditas del fuerte”, dijo emocionado. Y así lo hice. En vez de ir al campo de fútbol fuimos a las subiditas del fuerte, que no es más que una calle llena de subidas y bajadas que llevan en dirección al fuerte de San Miguel (mejor conocido como “El Castillo de Drácula”); subiditas que en mi adolescencia recorrí mil y una veces en el auto de mis amigos a más de 100 km/hr en total estado de ebriedad, experimentando un vértigo alucinante. Experiencia que todo campechano que se dé a respetar ha vivido (y otros no, porque se han matado en el intento). “Más rápido, más rápido”, gritaban los niños cuando bajábamos la empinada colina. Con la adrenalina a tope, aceleraba y los niños gritaban eufóricos. De camino al albergue les hice prometer que no le contarían a nadie el paseo por las subiditas, de lo contrario ya no los dejarían salir a pasear en mi auto, y para asegurarme por completo de que no abrirían el pico para presumirles su aventura a sus otros compañeros desposeídos del albergue decidí comprar su silencio con coca-colas y sabritas que bebimos y comimos viendo el atardecer en el malecón. “Cuando sea grande quiero ser millonario como tú y tener un auto como el tuyo”, me dijo el niño vivaracho. Sonreí, y observando cómo desaparecía el sol detrás del horizonte de agua deseé que ese niño jamás creciera, y que el cielo quedase como una hermosa pintura naranja y púrpura.
Dos días antes del paseo por las subiditas había terminado la relación con mi novia. Fue de mutuo acuerdo. Paradójicamente fue la única vez que llegamos a un acuerdo en nuestra breve relación. Su sueño era ser diputada, el mío acabar con los diputados. Ahora que lo pienso, coincidíamos en otra cosa: ella le gustaba vestir con ropa de marca, y a mí también: todas mis camisas tenían logotipos de marcas de refrescos, cervezas, talleres mecánicos, etcétera. Eso la avergonzaba muchísimo. También mi cabello enmarañado y mis chancletas. Decía que le daba vergüenza presentarme con su papá. Pero me dijo que no me preocupara, que ella tenía la solución: para navidad me regalaría un guardarropa nuevo. También de ahora en adelante yo sería quien conduciría su automóvil último modelo, porque gracias a la desafortunada y azarosa combinación del estreno de la película Cupido motorizado y de que mi coche era un volcho blanco destartalado (al cual para su maldita suerte tuvo que subirse en una única ocasión), sus amigos acaudalados empezaron burlarse de ella apodándole “la Lindsay Lohan”.
No accedí a su caritativo plan y para mi sorpresa todo el mundo me dijo que estaba loco y que era un imbécil (ella no dijo esas palabras tan feas pero no volvió dirigirme la palabra nunca más). “¿Qué te pasa?”, me dijo el niño con cabeza de melón mientras se jugaba el ombligo con una sabrita. “¿Qué les parece si los invito al cine?”, dije en un arrebato de locura al ser pillado viendo el infinito como un autista.
Un mes después, parado a la puerta del cine, observé cómo de una camioneta bajaban más de cuatro niños acompañados de una jovencita. “Hola, soy la niñera del albergue”, dijo la jovencita. “Hola, mucho gusto”, estreché su mano. “Disculpa, tuve que traer a los otros niños también”, dijo la chica poniendo el rostro colorado de la pena. Le dije que no se preocupara. Fui a la taquilla y compré una cantidad grosera de boletos, incluido el de mi mejor amiga (a la que había pedido el favor de que me acompañara), cuyo glorioso trasero ceñido en unos ajustados jeans a la cadera fue víctima de todas las miradas de los niños.
Al hacer la fila para entrar al cine los niños daban brinquitos sobre la punta de los pies sin poder cerrar la boca del asombro que les causaba ver los enormes carteles pegados en la pared, de hombres y mujeres con cuerpos esculturales y sonrisas perfectas, o de monstruos y extraterrestres que amenazaban con comerse a otros hombres y mujeres de cuerpos esculturas, o el dibujo de un pollito con macrocefalia y gafas circulares vestido con ropa de niño, protagonista de la película para la que había comprado los boletos. Delante de sus ojos desorbitados de niños desposeídos, un nuevo universo se abrió. Un universo de colores y aromas que les hizo exclamar: “¡Palomitas, palomitas, cómpranos palomitas!”, al ver aparecer ante ellos la confitería.
Desde luego, tenía todo planeado. “Corran niños, ya comenzó la película”, les dije avanzando a toda velocidad hacia la sala de cine. Las palomitas y los refrescos serían una parte de ese nuevo universo que jamás conocerían, al menos no gracias a un profesor universitario que ganaba una miseria de salario. Mi plan, el cual rogué que funcionara y que desde luego no funcionó, fue que la pantalla los hipnotizara al punto de hacerles olvidar pedirme nuevamente palomitas y refrescos. Durante los cortos de otras películas funcionó, pero apenas dio inicio la película del macrocefálico pollito miope a nuestras espaldas comenzó un concierto de slurp, slurp, cronch, cronch, de niños que se atragantaban con refrescos y palomitas.
“¿Nos vas a comprar palomitas?”, preguntó el niño que me llamaba payaso. “¿Nos vas a comprar refrescos?”, preguntó el niño alux. “¿Nos vas a comprar palomitas?”, preguntó un niño que en mi vida había visto. El infierno se había abierto de nuevo bajo mis pies y en ese instante supe en lo más profundo de mí ser que había sido un error llevarlos al cine. Sin embargo, justo cuando la idea de pararme y salir huyendo del cine abordó mis pensamientos, una chica con unas nalgas monumentales llegó cargando como malabarista cualquier cantidad de vasos de refrescos y botes de palomitas, mismos que repartió a toda la fila de niños.
“No es lo mismo sin palomitas y refrescos”, me susurró al oído regalándome una sonrisa. Al mirarla a milímetros de mi rostro estuve apunto de estamparle un enorme y largo beso en los labios, como aquellos enormes y largos besos que le estampaba en los labios en las primeras semanas cuando la conocí y luego se marchaba al balcón de su cuarto y susurraba mi nombre al viento (que luego me enteré era el nombre de su ex novio que un día como cualquier otro la abandonó rompiéndole el corazón). No la besé. Ahora ella era mi mejor amiga. Una amiga que nunca quiso ser más que mi amiga porque nunca había tenido a un amigo de verdad. Desde luego, y como era de esperarse en mí, yo nunca quise ser su amigo, solo quería darle besos y estrujarle las deliciosas nalgas. “Si quieres tú come de las mías, no me alcanzó el dinero para más”, me dijo al ver que no le quitaba la mirada de encima.
Y así lo hice. Comí de sus palomitas y bebí de su refresco. Y esa tarde descubrí una gran verdad: la vida no es lo mismo sin palomitas y refresco.
11 comentarios:
Este escrito fue dedicado para mi mejor amiga, mi chica favorita, que luego de regalarme los 5 años más excepcionales de mi vida, regresa a casa para no volver más.
También, probablemente haya sido el escrito que más han comentado los lectores.
Aquí algunos de los comentarios que tuvo en su momento:
Mariano dijo...
Jajaja, buenísimo!! Ya quiero lo demás, estúpido Domingo, apurate a acabar!
11 de mayo de 2008 12:04 PM
Mariano dijo...
Oh no!, olvidé que después del Domingo sigue el tonto Lunes...No te acabes Domingo!!!!
11 de mayo de 2008 08:23 PM
Yorch dijo...
Lo mejor que te he leido Rodriguito... Felicidades por tu sensibilidad que veo que si la tienes... Suerte con ella...
12 de mayo de 2008 10:37 AM
Anónimo dijo...
Muy buena entrada. De las mejores. Me arracó varias carcajadas al imaginarme aquellos chamacos. Que asco el gordito que jugaba con su cebo del ombligo, jajajaja. Deberías escribir en que acabó la historia, es decir, porque abandonaste a los niños a los 6 meses.
Mussgo
12 de mayo de 2008 11:09 AM
MoNi OroZ dijo...
Una de las mejores hisotiras que he leido yo que adoro las cursileiras, y las historias que mezclan, risas, niños y finales felices.. :D solo falto el perro de la historia..jajaja... ya fuera de broma genial lectura me ecantó
12 de mayo de 2008 06:15 PM
Eduardo Huchin dijo...
Podría ser una nueva etiqueta en el blog. Queremos saber qué chingaos pasó después. No dudo que en esos seis meses se hayan cocinado tantas historias como palomitas devovaron esos pequeños.
13 de mayo de 2008 12:54 AM
Jebus dijo...
No los abandono, formo un equipo de futbol y fueron a competir al torneo de coca cola y le ganaron a un equipo de riquillos en la final, el equipo se llamo Atletico San Pancho.
Muy buen escrito Rodro, muy pero muy bueno, felicidades y si QUE NALGAS.
No hay palabras para expresar lo mucho que me gusto el escrito, por eso solo te digo MUY BUENO.
13 de mayo de 2008 11:36 AM
Anónimo dijo...
vaya con el cuento, la verdad es que no soy sé de literatura para opinar, pero si tengo una lengua para decir que en este cuento tuviste una manera de narrar tan vivída, que la mente me llevó a imaginar la sala del cine, y claro, "no es lo mismo sin palomitas"
13 de mayo de 2008 07:07 PM
Marit dijo...
de lo mejor que te hemos leido mi estimado rodrigo, parece que despues de todo si tienes corazon, me da gusto...
x cierto, q pasa con la censura en pildorita de la felicidad, porque eliminas los comentarios?? hay que dejar salir a la luz todo lo que tus lectores piensan..
Bueno, es todo... me encanto la historia, muchas felicidades!!
13 de mayo de 2008 10:56 PM
wilberth herrera dijo...
eres un chingado mentiroso. Esos comentarios eran míos, y los borraste porque decía los nombres , tanto de los niños y de la chica, que de chica no tiene nada, bueno sí.
Yo difiero con todos, es una mala historia, y yo sí sé de literatura. Por dios! Estudíe una licenciatura en literatura, y no salí con honores porque en la Uac no hay esa madre. Así que primero empezaré por corregirte algunos hipérbaton y uno que otra línea que caes en el barroquismo. Muy malo, mi rodro, en serio.
No, no, no, para nada, es muy bueno. Los morrillos, como antes nos contaste en una charla, en este cuento me recordaron a los gemelos del cuento de Quiroga, "La gallina degollada", me parecieron tétricos. Pero, tú, como personaje, ensuavizas el ambiente, y más con las acciones y los pensamientos.
Podré decir más, pero creo que no es cortés si no te lo digo en persona, así como hiciste con los míos. Así que aquí lo dejo.
Un abrazo, y pues esperamos, y yo más "Las aventuras de joaquín maravilla" que por el título me cautiva.
Un saludo, nos vemos el Yueves
14 de mayo de 2008 01:58 PM
Anónimo dijo...
La Universidad Autónoma de Campeche entrega los siguientes premios:
Medalla "Dr. Alberto Trueba Urbina", reconocimiento a la mejor tesis de licenciatura, maestría y/ doctorado por trabajos de investigación en áreas de Humanidades, Derecho y Ciencias Sociales, se otorga una vez al año desde el año de 1998.
Medalla de plata "Enrique Hernández Carvajal" al mejor promedio de cada año de toda la Institución, desde 1990.
Además cada año, al mejor promedio de cada Facultad se le otorga un reconocimiento en ceremonia del día del estudiante.
14 de mayo de 2008 02:59 PM
wilberth herrera dijo...
Sí. Lo sé, pero qué feos nombres ¿no? "Te damos la medalla Trueba Urbina, o La medalla Carvajal" No chingen. Qué pinche filia tienen con ponerle a los premios, los nombres de personas. Dejemos a un lado si son ilustres o no.
14 de mayo de 2008 03:25 PM
chezzare dijo...
Buen escrito Rodrigo, me cae.
Ya mochate con el nombre de la amiga de los gluteos de competencia.
jaja saludos
14 de mayo de 2008 08:05 PM
La Jornada Nicaragua dijo...
Muy buena historia Rodrigo, es real?, de serlo honestamente te admiro (si no lo es, admiro a tu personaje), hombres así requiere la sociedad, y aunque no lo creas, hombres así son instrumentos de Dios, vuelve a El, te espera. Que pasó con los niños?, cómo te recuerdan?. Un abrazo
19 de mayo de 2008 01:32 PM
La Jornada Nicaragua dijo...
http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2008/mayo/160508-1.html
19 de mayo de 2008 01:33 PM
p dijo...
La historia es 100% real... bueno, no sé si lo de las palomitas haya sido cierto, pero de que Rodrigo gastó hasta el último de los pocos pesos que ganó como maestro rural para llevar a los niños a ver Chicken Little, eso sí me consta.
Anda Rodro, cuéntale a tus lectores la cosa más extraña y terrible que te dijo uno de los niños de la casa hogar.
Felicidades por el escrito, estuvo muy padre.
20 de mayo de 2008 12:56 PM
Yamile dijo...
Hola rodrigo, dandole una hojeada a los sucesos de hoy, que ya tenia días que no hacía, me he topado con el titulo pildorita de la felicidad y me dije ¿será el mismo que recibo en mi correo de vez en cuando?
Y si, definitivamente eres tú, aunque me ha extrañado mucho y por eso te escribo ¿por qué en esta ocasión no estas hablando pestes de alguien o algo?
y otra pregunta ¿de verdad te decian payaso?
yo una vez,de las muchas que fuí al albergue de hampolol, festeje el dia del niño llevandole globos largos y como empezaron a pedir muñequitos les hice unos perritos y espadas, lo primero que escuche fue: ¿Trabajas en un circo? y otra decía: si, de seguro si trabajo en un circo, mira que bien le salen los perros. Si supieran que la realidad es que en una ocasión (muy rara) que estaba cambiando el canal, milagrosamente pase uno de campeche y habia un payaso local que explicaba como hacer un perro con un globo. Ironicamente, creo que es lo unico que he aprendido de la tv de aqui, bueno, para la proporcion de lo que veo de tele, jajaja y vaya que me ha sido útil.
un saludo.
26 de mayo de 2008 12:30 PM
Antonio dijo...
He leido variasde tus notas y hasta ahora la descripción que usaste en esta columna "No es lo mismo sin palomitas y refresco" originaste varias sonrisas en mi, recuerdos de la gente que he conocido y que los niños desfavorecidos pocas veces los tomamos en cuenta.
Saludos
1 de julio de 2008 02:50 PM
arknhell dijo...
la verdad es una lectura muy agradable deantemano gracias
3 de julio de 2008 08:28 PM
Ernesto dijo...
hahahha la neta me rio mucho
3 de julio de 2008 08:32 PM
Daniela dijo...
me encanto y en serio quisiera una vida tan interesante como la tuya!!!!
3 de julio de 2008 08:36 PM
Alfonso dijo...
me ha gustado mucho tu post, tiene un tinte melancolico pero al mismo tiempo esperansador!
pasala bien y sigue escribiendo.
3 de julio de 2008 08:42 PM
Santos dijo...
GRACIAS AMIGO RODRIGO POR SER TAN GENTIL
3 de julio de 2008 08:46 PM
Mario Solís dijo...
Primo (yo te digo primo por una coincidencia de apellidos) yo soy chiapaneco nada campechano... (NO OIGASE MAL, ESA PALABRA CAMPECHANO, Q EN MEXICO SIGNIFICA COSAS HORRENDAS)... q bien escribes primo, solo me recuerda a Catón o a otros q escriben muy bien q su nombre no sé... no se quien eres, pero disfruto de leer lo q escribes (a nadie se le hace chistoso, solo a mi!!) Cosas de la vida...
4 de julio de 2008 12:15 PM
Ajax dijo...
Que gacho Rodrigo como te habia extranado, deja el trabajo a un lado y dedicate solo a escribir total puedes vivir de palomitas y cocacola y la gordita buena onda la volviste a ver? que bueno que ya reresaste al buen camino. Un abrazo y felicidades. Cuando me invitas al cine con palomitas y coca? cuidate...valedor
4 de julio de 2008 12:16 PM
Emilio dijo...
este es de los mejores que he leido de ti....es un cumplido hija.
7 de julio de 2008 02:28 PM
Alfonso dijo...
es muy amena y siempre interesante, rompen los esquemas cotidianos.
Te felicito.
7 de julio de 2008 02:28 PM
David dijo...
son muy amenos, grciosos, y lo mas importante,que hablas de la veradera sociedad. mexicana.. como realmente es. estoy en total acuerdo con eso y espero, me sigan, llegando tus exelentes columnas !
saludos!
7 de julio de 2008 02:28 PM
Rich dijo...
Rodrigo creo que tus articulos son muy interesantes y divertidos pero mas que nada creo que tienes una peculiar forma de transmitir tus reflexiones hacerca de situaciones cotidianas y actitudes sociales que muy poca gente llega a preciar con exactitud y menos de la forma que tu lo haces gracias por escribir de esa forma y decir las cosas tan neta espero seguir recibiendo tus correo y al que le quede el saco que se lo ponga..... no?
7 de julio de 2008 02:29 PM
Daniel González dijo...
Hola! Me das unos minutos en los que me recuerdas que hay gente que no se ha olvidado de usar su razón y su sentido común, y que se toma la valentía de compartirlo con los demás.
Saludos
9 de julio de 2008 01:45 AM
Gabriel dijo...
TE AGRADEZCO TUS VIVENCIAS Y SOBRE TODO ESTA ULTIMA DE LAS PALOMITAS Y LA COCA COLA ME HICIERON REGRESAR MI ETAPA DE AYUDA EN MI ADOLECENCIA.
GRACIAS POR HACERME MENOS PESADA Y ESTRESADA MI SEMANA.
UN ABRAZO DESDE CABEZOLANDIA ( MERIDA, YUCATAN)
11 de julio de 2008 10:52 PM
Hector dijo...
me gusta lo que escribes viejo
Hector Gamboa
11 de julio de 2008 10:53 PM
Lmc dijo...
me gusta lo q escribe y como lo dice; yo no se mucho de literatura pero me gusta leer cosas frescas y sinceras; y q aunq son a veces cinicas son divertidas; espero no ofenderle ;D gracias!!!
11 de julio de 2008 10:54 PM
Alonso dijo...
Quiero agradecerte por este artículo pues es uno de los más bonitos que te he leído y uno de los mas emotivos en todos los aspectos.
Sigo quedándome con el de el papá que tiene una hija que quiere ser modelo... me vi reflejado en él y como en tantas ocasiones, agradecí que hubiera alguien con tanta nobleza en las palabras para decir cosas tan bonitas y redactadas con ese particular estilo que posees.
Nuevamente, GRACIAS por alegrar mis mañanas (y alguna que otra tarde) con tus palabras.
Tuyo
Alonso
11 de julio de 2008 10:55 PM
Kathya dijo...
Excelente tu columna, me gusta mucho tu manera de escribir
11 de julio de 2008 10:55 PM
Justin dijo...
buenisimo, me encanta
saludos
11 de julio de 2008 10:56 PM
marichu dijo...
son muy buenosss
14 de julio de 2008 03:14 PM
La flaca dijo...
Gracias por tus escritos me encantan.
14 de julio de 2008 03:15 PM
Madén dijo...
También quiero decirte que este es el artículo que mas me ha gustado, y te felicito por tu labor de trascendencia.
15 de julio de 2008 01:03 AM
Carlos dijo...
Me has alergado mi semana que estuvo nefasta y me has hecho pensar lo afortunado que soy teniendo lo poco que tengo.
15 de julio de 2008 01:03 AM
Caroline dijo...
sus columnas a mi juicio personal son buenos y por lo que parece tambien es escritor y maestro. Y es campechano.
Creo que estoy diciendo cosas que usted ya sabe.
Siempre es interesante leer cosas nuevas y de autores jovenes.
15 de julio de 2008 01:05 AM
Rosanette dijo...
Me encantan tus artículos hay algunos que podría inclusive atreverme a decir que me llegan al corazón.
Mil gracias.
15 de julio de 2008 01:06 AM
Ma del Rosario dijo...
AUNQUE NO TE CONOZCO Y EN OCASIONES NO ME HA GUSTADO ALGÚN ARTÍCULO QUE ME HAS ENVIADO, PORQUE CREO QUE HA SIDO EXAGERADO O DEMASIADO SARCÁSTICO, EN GENERAL ME GUSTAN TUS ESCRITOS, QUE AUNQUE EN OCASIONES MUY DUROS, CREO QUE EN VARIAS SITUACIONES SE HAN APEGADO A LA REALIDAD, AUNQUE HAYA GENTE QUE LE INCOMEDE O NO LE GUSTE, PRECISAMENTE POR DECIR LAS COSAS TAN DIRECTAS Y ES QUE LA VERDAD NO SIEMPRE ES HERMOSA, PERO NO POR ELLO DEBE DEJAR DE DECIRSE. EN GENERAL TE FELICITO.
SALUDOS.
16 de julio de 2008 01:32 PM
Rosadelia dijo...
La verdad me refrescan un poco el dia, saludos de coatza.
16 de julio de 2008 01:32 PM
Marcos dijo...
Aunque no comparto tus ideas sobre religión, sigo pensando que eres un genio escribiendo.
Gracias
Marcos Z
16 de julio de 2008 01:33 PM
Teddy dijo...
Felicidades!
lo haces muy bien!
desde León Gto.
Teddy
16 de julio de 2008 01:34 PM
Seidyirani dijo...
felicitaciones por tan buen trabajo
16 de julio de 2008 01:35 PM
kikaloria dijo...
hola, muchas felicidades, continúa escribiendo que lo haces muy bien.
16 de julio de 2008 01:37 PM
Anónimo dijo...
Estimado Rodrigo:
Dejame decirte que tu columna llegó a mí por pura casualidad, y desde ese día me he regocijado leyendo todas y cada una de ellas.
Te mando un saludo,
Eduardo Bargas
16 de julio de 2008 01:46 PM
Anónimo dijo...
Muchas Felicidades por su columna
Eduardo
16 de julio de 2008 01:47 PM
Luigi dijo...
SAludos
18 de julio de 2008 02:33 PM
Eduardo dijo...
Rodrigo,
Me da mucho gusto saludarte.
Entiendo y comparto tu perspectiva, la que me parece que planteas con un estilo muy agradable, el que yo en lo personal disfruto mucho.
…Y el hecho de que -hasta donde entiendo- compartimos alma mater, hace que esto sea prácticamente gozoso.
Si no te he escrito antes es porque tenía la intención de extenderme más al hacerlo, pero celebro que el correo que recibí me motivara a ser breve y mandarte un par de líneas para saludarte y pedirte que me incluyas en tu lista de correos.
Te mando un cordial saludo
18 de julio de 2008 02:35 PM
whilelminah dijo...
Hola Rodrigo,
Soy una de tus lectoras y con mucho gusto te saludo desde la isla de Cozumel!!
Me resulta divertida tu forma sarcastragidivertida de escribir. Y como me preocupa que al no estar tu enterado de lo agradable que me resultan estos, consideres no tenerme más en tu lista de correo. Ya sabes que dicen que el que calla otorga y por eso de inmediato aquí me tienes reportándome.
En fin mi estimado rodrigo, que no quería perderme la oportunidad de hacerte llegar algunos halagos sobre tu trabajo y animarte a continuarlo, pues a final de cuenta muchos tienen algo que contar y VIVA POR LOS QUE SE ATREVEN!!
Nuevamente saludos desde la isla,
18 de julio de 2008 02:38 PM
littlebadtz dijo...
holaa!
me encanta!
18 de julio de 2008 02:40 PM
Salvador dijo...
Hola Rodrigo:
Te felicito por tu columna.
Saludos cordiales.
18 de julio de 2008 02:41 PM
Anónimo dijo...
¡Igual salud para ti!
Hector, desde mi palapa cibernética, Cancún...
18 de julio de 2008 07:41 PM
Cámara dijo...
Hola Rodrigo, de verdad, no sabes como he disfrutado tu historia, de verdad, nos hace reflexionar y valorar ciertas cosas que a veces olvidamos y otras queremos olvidar, por las que todos hemos pasado.
Tienes una narrativa excelente y un don de empatía, a lo mejor por que somos provincianos, y sabemos perfectamente como son los niños que describes, o cuando menos lo sabemos quienes hecho intentado hacer algo de “labor Social”.
Te envío un afectuoso saludo!!
18 de julio de 2008 07:43 PM
Héctor M dijo...
Hola Rodrigo,
Como aprecio y disfruto tus publicaciones.
De antemano, gracias y mucha suerte.
Saludos
18 de julio de 2008 07:45 PM
Alberto Meneses dijo...
Perdóname Rodrigo pero la verdad será que no soy muy culto o muy practico, de hecho soy ingeniero civil.
Y se me hace sinceramente muy rebuscados tus comentarios, eh leído muchos blogs, algunos divertidos, algunos sucios, otros estúpidos; pero en fin algo interesantes y divertidos. Pero en realidad por mas que leo y leo los tuyos están demasiados enredados y muy “fresas” o mamones pero no divierten… entonces digo para que pierdo mi tiempo valioso leyendo esto que esta largo, cansado, no divertido y aparte muy mamón. Valdría la pena explorar mas allá para encontrar el significado como a los de un Og Mandino o Garcia Márquez
Lo siento pero tengo que ser muy objetivo y honesto. Tal vez debe haber alguien que te ponga en la tierra. Cambia tu esencia porque no impacta, le falta profundidad y estilo. A menos que fuese un tema menos trivial valdría la pena. Cambia tu estilo o tus temas.
18 de julio de 2008 07:46 PM
Erasmo M dijo...
Rodrigo, te felecito por tus articulos, son de mucho interes y muy objetivos, espero con ansiedad vuelvas a escribir.
Saludos
18 de julio de 2008 07:48 PM
Sergio O. dijo...
Sin remedio Rodrigo, como comentan desgracia de unos, fortuna para otros, como versa soy un empleado promedio que no se ve agraciado de contar con Internet en el trabajo (ya que me lo tienen bloqueado), por que será?,
Pero aquí estamos como se dice al pie del cañón, leyendo y recomendando tus muy buenas columnas de tu blog que lo sacan del estrés y la monotonía diaria. Saludos y ánimo.
Sergio O.
Chihuahua, Chih.
21 de julio de 2008 01:14 PM
Mitsuo dijo...
bien Rodrigo. buen articulo
Mitsuo
21 de julio de 2008 01:15 PM
Anónimo dijo...
como siempre amigo, estupendo y de lo más simpàtico y real. Con afecto de Luigi
La amistad no precisa de firmas
21 de julio de 2008 01:15 PM
Antonio R. dijo...
Te felicito Rodrigo, muy buen relato, me saco varias carcajadas y lo termine con una sonrisa.
Saludos desde Hermosillo Sonora.
Antonio R.
21 de julio de 2008 01:16 PM
Diana dijo...
ME ENCANTA COMO ESCRIBES!!!! FELICIDADES
21 de julio de 2008 01:17 PM
javier dijo...
antes que todo,,, ya que decirte antes que nada ,,seria una vaciedad del lenguaje,,quiero felicitarte, por tu excelente columna, y comentarte que tus narrativas son fenomenales.
un saludo y abrazo rodrigo
javier
21 de julio de 2008 01:17 PM
Mezquita dijo...
Buenos dias, le felicito por este espacio.
Saludos.
22 de julio de 2008 01:45 PM
Rosalina dijo...
Muy interesantes y acertadas, siempre, sus reflexiones. Dan en el clavo.
22 de julio de 2008 01:46 PM
Rafael dijo...
Estimado Rodrigo.
Mucho te agradezco, que retomes nuevamente el envio de tan acertadas columnas y sobre todo hacer las delicias de este humilde servidor con una filosofia de pura cepa mexicana.Creeme que he estado esperando cada semana algun estupendo comentario y sobre todo que haga verdaderamente valido la falsa creencia de que este invento llamado mail, realmente funciona.
Permiteme externarte mi mas incero agradecimiento y mas que ello una afectuosa y verdadera FELICITACION, de un avido lector , por esas columnas tan maravillosas.
SALUDOS
ATENTAMENTE
RAFAEL HERRERA
24 de julio de 2008 01:07 PM
Carito dijo...
tus articulos estan bien padres jaja si todos son interesantes y divertidos te quiero mucho tio
saludos
25 de julio de 2008 02:04 PM
Publicado en:
http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2008/mayo/160508-1.html
Publicado en:
http://www.tvradioriviera.com/noticias/opinion_29/pildorita-felicidad-mismo-palomitas-refresco-rodrigo-solis_1678
Publicado en:
http://www.elsiglo.com/siglov2/Opinion.php?idsec=3&fechaz=23-06-2008&idnews=74346
Publicado en:
http://www.infomelilla.com/noticias/index.php?accion=1&id=8306
Publicado en:
Rhema No. 55 Junio 2008
http://www.wobook.com/WBmP6KY21y3L-108
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