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Selva ama a un grupo argentino de rock pop alternativo. Más específicamente a su vocalista.
More...-Ay, no sabes como me encanta –dice-, uf, si lo pudiera conocer, te pongo el cuerno.
Me escandalizo en silencio, no por la latente y abierta advertencia de infidelidad de mi chica, sino por su terrorífico gusto.
En el escenario, bajo el calor de las luces, un tipo chaparrito, de uno cincuenta, ojos separados, cuello casi inexistente, encorvado, espalda pequeña, traducción: un guiñapo con cara de perro Chihuahua, salvo que, es una estrella consumada, un artista de verdad, el flautista de Hamelín enfundado en unos escandalosos pantalones azul celeste que hace gritar, bailar y corear sus magníficas canciones a miles de enardecidos fans.
-Uy, ponte unos pantaloncitos así, porfa –dice Selva-, te vas a ver mariconcísimo en la presentación de tu libro.
Le digo que no, ni loco, bajo ningún concepto.
-Anda, anda –insiste- yo te los compro, pleeeease.
En silencio, sin atreverme a abrir el pico, empiezo a creer que fue un error haber asistido al concierto, una broma macabra del destino para sacarme de casa un viernes por la noche y hacerme enormemente infeliz.
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Cuatro noches atrás, la escritura de mi novela fue interrumpida al aparecer en la pantalla de mi laptop una ventanita al costado inferior derecho. Vía Messenger Selva me apuraba a responderle. Abrí la ventana y respondí el mensaje. En pocos segundos mi chica me dio una serie de instrucciones detalladas de los pasos que debía seguir en el acto. Es decir, la página de Internet a la que debía accesar, las respuestas que debía elegir en la trivia, etcétera.
-Están sorteando boletos VIP –escribió Selva-, estoy segura que vamos a ganarlos.
Al no llevarme más de un par de minutos el llenado del formulario, no me quejé con mis habituales rabietas y pataleos, tampoco me tomé la molestia de desgastarme en explicaciones de que aquello era un absurdo, una pérdida de tiempo inscribirse en un concurso con miles de participantes, pues en lo que a mi respecta, jamás en la vida he ganado nada, si acaso una gorra de albañil con el logotipo de Comex que aventaron hacia el público en mitad de un concierto gratuito de los Enanitos Verdes en la Feria de X´matkuil por ahí del año ´95, souvenir que me costó arañazos, codazos, rodillazos y puntapiés de la finísima concurrencia.
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Para mi sorpresa, 24 horas después de inscribirme en el concurso, al revisar mi bandeja de entrada de Hotmail, el grupo cervecero encargado de montar la rifa de boletos y auspiciador oficial del concierto de la banda argentina de rock pop alternativo, me informó que era yo uno de los cinco exclusivísimos ganadores de pases dobles VIP.
Estupefacto, guardé silencio. No dije una sola palabra. Los días transcurrieron.
-Pensé que ganaría –dijo Selva desilusionada-, me vi saludándolo, dándole un beso.
¿Acaso me apiadé de mi chica vidente? En lo absoluto. Permanecí en silencio. Impertérrito. Cerré el pico. Fingí demencia. Agradecí no verme envuelto entre un mar de gente sudorosa y borracha. Salvaguardando la retaguardia de Selva de lascivas caricias, manos traviesas, ardorosas. Abriéndome paso a empellones y codazos por una cerveza para no morir de sed. Mil veces prefería quedarme encerrado en casa delante de un insufrible partido cero a cero entre México y Ecuador.
Entonces ocurrió. La mano del destino que todo lo puede y tuerce. Resignada a no asistir al concierto, al verme entrar al baño, Selva agarró mi laptop para cambiar su estatus de Facebook y poner algo así como “triste por no asistir al concierto”, sin embargo, la tentación fue demasiada: delante de sus ojos, resplandeciente, estaba mi bandeja de entrada de Hotmail, llamándole particularmente la atención un e-mail titulado “Felicidades, has ganado boletos VIP”.
Su primera reacción no fue mentarme la madre o arañarme la cara, pues mi chica cree (erróneamente) que siendo yo escritor, soy un tipo muy creativo para las sorpresas.
-Gracias, papi –dijo Selva abalanzándose sobre mí-, sabía que me llevarías al concierto.
-Ya ves, de último minuto te quería dar la sorpresa –mentí mientras visualizaba el horror que me esperaba en unos minutos.
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Dicha sea la verdad, nunca imaginé que mis boletos VIP fueran hacerle honor a su nombre. Los chicos de la cervecera nos metieron a una carpa, nos dieron lugares donde sentarnos, cervezas gratis, botanas, pizza, y lo más importante, montaron una valla metálica que nos mantenía alejados de la turba de miles de fanáticos sudorosos y alcoholizados que brincaban y se pisoteaban unos contra otros. Por primera vez en mi vida me sentí una persona verdaderamente muy importante.
-Ash, no veo nada desde aquí –dice Selva.
-Hubieras traído tus lentes –le reprocho, sentado en mi asiento de lujo, intocable, cerveza y cacahuates enchilados en mano, cual dictador tropical que contempla la belleza del caos.
Entonces ocurre. El flautista de Hamelín porteño toca el tema musical del momento, se zangolotea cual epiléptico en el escenario y los miles de asistentes se vuelven aún más locos. Selva también.
-Lo tengo que conocer –dice-, está en mi destino.
Le hago ver que está loca, que es imposible conocer, estrechar la mano de su amor platónico. Bajo ningún concepto pienso salir de mi burbuja protectora para mezclarme con la muchedumbre sudorosa. Selva me deja con el discurso en la boca, me toma de la mano, tira de ella y me arrastra entre la turba iracunda abriéndose paso a codazos, empellones, me grita que la siga, que no sea maricón, que la ayude a tirar manotazos, a abrirse paso.
-Con permiso, con permiso –le grita a la gente cual Moisés partiendo las aguas.
Cuando me doy cuenta eludimos a los guardias de seguridad y estamos en el backstage.
-Aquí no pueden pasar –dice el custodio de los camerinos-, solo prensa.
-Yo y mis amigas venimos de parte de la prensa –dice Selva mostrando un peligroso escote que deja ver unas tetas altivas, divinas.
-Adelante –dice el guardia de los camerinos.
Pasamos.
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-Qué vergüenza saludarlo –dice Selva.
La empujo hacia el artista, le digo que está en su destino conocerlo. Entonces comprendo el error que he cometido. El hombrecillo mira a mi chica y se le ilumina la cara, como si hubiera descubierto la rima a una canción imposible.
-Me gustas mucho –dice Selva.
-Gracias –dice el artista sin despegar los ojos de sus tetas.
-Él es mi novio –dice Selva jalándome del brazo.
-Mucho gusto –digo y estrecho la mano del artista.
-Sólo quería saludarte, decirte hola… –dice Selva- y decirte lo mucho que me gusta tu música.
-Gracias –dice el artista aún hipnotizado por la delantera de lujo de mi chica.
-Bueno, un placer conocerte –se despide Selva.
-Pará –dice el artista-, mi hermano me dijo mientras tocábamos: mirá que buena que está esa mina de allá… –el artista levanta las palmas de las manos como un futbolista alegando inocencia luego de cometer un flagrante penalty- con el debido respeto de tu novio.
-No te preocupes –digo fingiendo seguridad en mi mismo-, comparto la opinión de tu hermano.
Entonces, Selva baja la mirada y descubre algo en el artista.
-¿Y tus pantalones? –dice-, ¿dónde están tus pantalones azules?
El artista (ahora vestido con unos jeans como los míos) explica que esos pantalones son una mariconada, vestuario del show, ropa que le compra su mujer cada que va a Europa o a tiendas de disfraces en Buenos Aires.
-Ash –Selva pone los ojos en blanco-, pleeeease, dile a mi novio que se ponga unos así para la presentación de su libro.
-¿Escribís? –se sorprende el artista-, ¿vos qué escribís?
-Novelas –responde Selva por mí-, escribe novelas, me enamoré de él leyéndolo.
El artista se emociona, sonríe, me da una palmada en la espalda y le pide unas cervezas a un chico guapo de su banda.
-Un artista de verdad –dice-, escribe para enamorar a las chicas.
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Hablamos largo y tendido de literatura. No me sorprende verme sorprendido al no conocer a ni uno solo de los autores que me menciona el artista. Decido no mentir, ser yo mismo, al fin y al cabo no me encuentro en un encuentro de escritores donde tengo que asentir a todo momento con mi mejor cara de intelectual cada que me preguntan si he leído a tal o cual escritor que en mi vida he escuchado de su existencia.
-Tenés que leer Martín Fierro –dice el artista.
Le digo que sí, que lo leeré, Martín Fierro y los otros treinta y tantos libros de la literatura gauchesca que me resume de una manera formidable. Entonces, como ya estamos en confianza, en una plática entre amigos, o al menos así lo creo yo, pues solo los amigos de verdad te invitan cerveza y te hablan de literatura sin reservas, cometo el error de recomendarle leer a mis héroes literarios.
-Sí, esta bien, ya he leído algo, me entrevistó recién –dice el artista-, el problema con Bayly es que hace literatura menor.
Quedo estupefacto. Saco un as bajo la manga y le recomiendo leer a mi amado Arturo Pérez-Reverte, y tal como me ocurre en los encuentros de escritores, el artista me dice que no lo conoce. Siendo así, hago lo que hago siempre con los amigos de verdad (traducción: personas que han leídos cien veces más que yo), con sutileza aborto el tema de la literatura para embarcarme en el terreno de la televisión, que es una forma más divertida de hacer literatura.
-¿Curb your Enthusiasm? –dice el artista con un renovado brillo en los ojos-, un monstruo Larry David, un fenómeno.
Rememoramos capítulos. Recordamos chistes. Viajamos al mundo de Seinfeld. Me siento como pez en el agua.
-Pasáme otras birras –le dice el artista a su hermano, que también es el guitarrista de su banda.
Entonces, cruel destino, me entran unas ganas locas por ir al baño. Tiemblo. Sé lo que ocurrirá cuando vaya al baño. Por eso me aguanto dos horas más hasta que mi vejiga está a punto de explotar.
-Tienes cinco minutos –le susurro al oído a Selva.
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Voy al baño, o mejor dicho, finjo ir al baño. Me escondo entre unos matorrales como un animalejo menor. Asustadizo. Temeroso. El artista le sonríe con coquetería a Selva.
-Si no estuviera aquí tu novio –dice-, te diría racimos de frases que te ruborizaran.
Selva sonríe.
-Mejor no –dice.
-Si no regresa en dos minutos –amenaza coqueto el artista-, te juro que te doy un beso.
Selva sonríe.
-Mejor no –dice.
Me bajo la bragueta, expulso a propulsión a chorro un litro de orín sobre unos yerbajos. Me siento invencible, el hombre más poderoso del mundo, pero al mismo tiempo, me invade la duda corrosiva, sombría: de haber tenido yo la oportunidad franca y abierta, ¿me habría negado a gozar de las caderas que nunca mienten de Shakira? ¿O a los labios calientes y fríos de Katy Perry? ¿Acaso estaré a la altura de mi chica, de sus expectativas, de sus ex novios (todos ellos artistas talentosos), de sus visiones de bruja consumada donde asegura que la publicación de mi novela me colocará en el mapa literario, o sea, en un artista de verdad?
-Ya nos tenemos que ir al hotel –dice el artista-, veníte.
-No –dice Selva-, mejor no.
El artista, mago de las letras, hechicero de la música, genio moderno, sonríe y en un último intento por lograr hacerse de una chica memorable, de nombre imposible, dice:
-En el peor de los casos… –el artista duda un momento- traéte a tu novio.
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Una hora después, desnudos en la cama, Selva dice que me ama, y yo no puedo más que besarla y poseerla como nunca antes y decirle que la amo también. De fondo, de banda sonora de una cópula rabiosa, el artista porteño, nuestro nuevo gran amigo, nos deleita con un repertorio de canciones enloquecidas e inolvidables.
27 comentarios:
Máster, ya extrañaba esas letras.
oh! si, estoy mirando a tu novia y que?
no tengo nada que decirte yo a ella le gusto y a ella tambien.
te amooooo!!!
Fiera.
me encanta rodrigo! ojala nos hubieramos quedado a ser testigos já! abrazo. maggie.
Felicidades y suerte en tu nueva aventura.
Una joya ese concierto. Estuve un buen rato por la zona VIP mientras compraba cerveza y cigarros, de haber sabido que estabas por allá.
Se lee mucho mejor de lo que se escuchó el concierto y ni hablar del crooner pasado de moda
Rodrigo
1.- Que pasó con tu rollo mágico-cómico-misterioso de tu texto anterior?
2.- No sé nada de literatura, pero con este, tu estilo acostumbrado, se la pasa uno mejor.
3.- de hecho no sé que rinda más dividendos: saber de letras o de tetas.
4.- hablando de, pues no vendría mal una fotito para ilustrar el post, digo, sólo una sugerencia.
te enamoraste amigo.... q ricooooooooooo... yo extraño sentir las mariposas .... saludos a la afortunada selva
HOLA RODRIGOGRACIAS POR TU ESCRITOS
SIMEPRE SEPASA UN BUEN MOMENTO LEYENDO LO QUE ESCRIBES
SALUDOS
Hola flaco!... Qué te había pasado? No sabía nada de ti, cómo estás?, cómo te ha ido?, qué has hecho? Ya leí que tienes novia; ojalá te aguanten mucho tiempo más, jajaja!... No es cierto, me da gusto por ti.
Cuídate mucho y a ver cuándo te acuerdas de los mortales habitantes de tu Ciudad natal.
Besos
Que bien….te felicito por esta mezcla de agresividad y romanticismo….
Rodrigo:
Ya tenía tiempo que no leía nada tuyo.
Pregunta: Quien es este artista/cantante argentino de quien hablas ? Solo por curiosidad . . .
Un abrazo
nunca había leido algo tuyo rodrigo me encantó sobre todo
"cual dictador tropical que contempla la belleza del caos." jaja excelente!!
Mauro: secreto de estado.
Puuuuuuuuuuuuuta Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaad....
jajaja...
Bueno, dime el nombre el grupo al menos. Porque según lo describes, empecé a sacar cuentas y ni Fito ni Charly (ni siquiera Diego Torres) han estado por el sureste. Que por la edad que mencionaste, solo aplicarían los 2 primeros (que de hecho Fito aún no llega a los 50 pero anda cerca).
So ... espero respuesta, te aseguro que no lo diré a nadie ni lo publicaré ni nada por el estilo. Mera curiosidad "artística" . . .
Un abrazo man, quedo de ti . . .
mauro dice de 1.50 cms no de 50 años.
yo opino que foto! foto! foto!
Cada tema tuyo me sorprende o tienes una imaginacion envidiable o sin son anècdotas personales, indudablemente que tu vida es todo menos aburrida. Y ya no hablemos de la forma de narrarlo, gracias me dio gusto como siempre
jajajaja, checa esto, por eso de la infidelidad
http://www.eltiempo.com/vidadehoy/salud/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-7335527.html
besos,
eli
Jajajaja, me encantó, estuvo muy buena, porque no pusiste que al final mientras tenian sexo tu novia quiza tuvo su fantasia final con el cantante argentino, si cerraba los ojitos...
Suena a babasonicos
Dárgelos el de babasónicos, a mi vieja también le gusta. Le enseñe tu texto y le encanto. Espero q no quiera verte en pantalon entallado!...
chido el escrito!
Publicado en:
http://www.maseual.com.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=1096
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http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/9463133.asp
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http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2010/mayo/19.html
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http://www.notivargas.org/pildorita-de-la-felicidad/10712-rodrigo-solis--pildorita-de-la-felicidad--en-el-peor-de-los-casos.html
Lástima para las feminas que no tienen tetas o no las muestran.
Es necesario un par de tetas "divinas" para convertir la estupidez en una locura inspiradora?
Ojala Selva tenga cualidades que de vverdad la hagan única. Ignorante de su existencia real hasta ahora, Selva me parece el sueño de un hombre imbuido en esta cultura sexista, exitista y esteta que tan bien reflejan tus comentarios.
Qué l´stima! aunque tu estilo me gusta y compartimos algun que otro gusto.
Jajajaajajajajajaja!!! Morí en la parte de la gorra de Comex. Y leer Martín Fierro es para argentinos. Yo tengo un libro y es la cosa más pesada del mundo. Puro verso, pero mal escrito! No sé si tengo una edición chafísima (seguramente) per...o en mi humilde opinión, tanta mala ortografía me hace mal. Luego pensé que probablemente se trataba del "lenguaje gaucho". Igual, como bien dijo quien me lo regaló, tenerlo me hace sentir más argentina. Chale, soy tan naca, lo sé, y me regocijo en ello!
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