1
Cada día me convenzo más de que no soy el escritor que pretendía ser, o mejor dicho, cada día descubro que no soy un escritor. Tan solo soy la tímida sombra de un impostor. Alguien que le gusta leer (no lo suficiente) y ver programas de televisión (en exceso) y que cree (erróneamente) poder imitar lo que sus ojos y cerebro procesan con gran satisfacción ante una hoja de papel o una pantalla.
Me distraigo con asombrosa facilidad. En especial cuando escribo, o intento escribir. Si logro encadenar un par de párrafos medianamente decentes, dignos de ser leídos, que no matarían del aburrimiento al incauto lector, los gritos de mamá hacen acto de presencia desde la cocina.
-¡Rodrigo! ¡Rodrigo! –grita hasta que yo le devuelvo el grito preguntándole qué quiere.
Siempre son nimiedades. Que cambie un foco, que voltee el garrafón de agua, que vaya por el periódico a la esquina, etcétera. Mamá hace caso omiso a mis súplicas de que mientras estoy escribiendo por favor no me interrumpa, que haga de cuenta que no existo, que se imagine por un instante que no he regresado (humillado) a vivir a su casa, que soy un fantasma, o en el peor de los casos, que piense que soy su hijo mayor, al cual jamás se le cruzaría por la cabeza llamar para que vaya a comprarle un kilo de tomates a El Osito.
-¡Rodrigo! ¡Rodrigo!
La sangre me hierve. Burbujea como agua mineral por mis venas. La sien me palpita. Intento respirar profundo, no quiero morir de un derrame cerebral como papá. Me concentro, o intento concentrarme en las palabras que voy agregando al párrafo, es decir, a la biografía de Selva Rodríguez, novela por la que el gobierno federal me está manteniendo, y por la que también, por obra y gracia divina mi chica permanece a mi lado.
-¡Rodrigo! ¡Rodrigo!
Doy un manotazo en la mesa. Salgo del cuarto dando un portazo. Bajo las escaleras, atravieso el pasillo de la sala y entro a la cocina aporreando los pies como si fuera un soldado norcoreano.
-¿Qué prefieres comer hoy bebé, lasaña o bistec empanizado?
2
Temo matar a alguien un día de estos. Mi lista la encabeza Jorge González. Pareciera que en el Universo se activa una alarma cuando la inspiración milagrosamente logra posarse sobre mi cabeza.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
Así suena la alarma del Universo. Igualito al ruido que hace el teléfono.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
¿Existe algo más molesto que los pitidos tradicionales del teléfono? ¿Por qué no he podido vencer a mi pereza y cambiar los infernales pitidos leyendo el manual del teléfono? Sigo adelante en la escritura. O eso intento. Empiezo a poner comas donde no deben ir. A utilizar gerundios, infinitivos. Diálogos inverosímiles. ¿Qué nadie piensa contestar el teléfono?
-¿Bueno?
-Buenas tardes, con el señor…
-Ya le dije que no vive aquí.
-Lo siento señor, tenemos registrado en este número al señor…
Me gusta colgarle el teléfono a Jorge González. Jorge González trabaja en HSBC. Su trabajo es recordarle a los deudores del banco que no olviden pagar sus deudas. Naturalmente yo no tengo deudas porque no poseo nada. O mejor dicho, porque no me he casado y comprado una casa para hospedar a una mujer neurótica con sus 3 hijos, tal como hizo mi hermano, que astuto, al pedir el crédito bancario dio como referencia no el número telefónico de su casa nueva sino el número de casa de mamá.
-¿Bueno?
-Buenas tardes, por favor no cuelgue…
-Ya le dije que no vive aquí.
-Entiendo, pero en el sistema tenemos este número registrado…
No me dolería colgarle el teléfono a Jorge González si no eligiera llamar justo cuando estoy escribiendo. Incluso, hay veces que he llegado a pensar que mi cuarto tiene un circuito cerrado de cámaras bien oculto desde donde Jorge Gonzáles me observa en su cubículo del banco, mirando cómo intento escribir, cómo me rasco la cabeza, cómo miro y miro la pantalla de la computadora sin animarme a teclear nada gracias a mi poca creatividad, hasta que de repente, cuando estiro las manos y empiezo a darle a las teclas, se le ilumina el rostro, dibuja una sonrisa demoníaca y coge el teléfono.
-¿Bueno?
-Buenos días, Jorge González, de nuevo…
-Ya le dije que mi hermano no vive aquí.
-Lo siento señor, mientras tengamos registrado en el sistema este número…
Hay días que en vez de escribir, me quedo sentado, pensativo frente al monitor, sin mover un solo músculo, temeroso de que al estirar la mano, Jorge González haga acto de presencia. En mi mente lo he amenazado de muerte, le he dicho que si vuelva a llamar le voy a caer a trompadas, que voy a ir directamente a su oficina a reventarle el teléfono en la cabeza. De hecho, una tarde de inusitada inspiración, pude cumplir mi sanguinaria fantasía.
-Señor, tranquilícese.
-Ya me escuchó, Jorge. ¿Estamos claros?
-Clarísimos, señor, el problema es que las oficinas centrales de HSBC están en el DF y usted vive en Mérida.
He intentado ponerle rostro a Jorge González. Indagué por varias horas en Facebook pero existen más Jorges González que Juanes Pérez. Fue como buscar una aguja en un pajar. Mi intención era dar con la esposa, novia, o algún pariente cercano, alguien que viviera en Mérida y amenazarlo de muerte, decirle al amigo o pariente cercano mediante una carta anónima que si Jorge González volvía a llamarme por teléfono, lo destazaría como a una res.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
La mayoría de las veces, tengo que ser sincero, mamá es la que contesta. Se enfrasca en batallas telefónicas por horas. Ignoro qué sea más molesto, si los gritos de mamá o los pitidos del teléfono.
3
¡Ding dong!
Esa es otra modalidad de alarma que tiene el Universo al activarse al descubrir que la inspiración me ha abordado ante la computadora.
¡Ding dong!
También así suena el timbre de casa de mamá. El clásico timbre de puerta de las caricaturas y/o tiras cómicas. Nada molesto, pero lo suficientemente irritante cuando se repite muchas veces y te obliga a levantarte de tu silla, bajar las escaleras y atender a la puerta.
-¿Tiene diez pesos que me regale? –dice un hombre mugroso con barba de chivo.
Me dan ganas de arrojarle objetos punzocortantes a la pantalla del televisor cuando aparece el presidente diciendo que el país va por buen camino, que en ningún sexenio como éste se generó tanto empleo, que vamos en vías de desarrollo, del primer mundo.
-Disculpe, no tengo ni un peso –digo, enfundado en ropa mugrosa, pelos disparejos por toda la cara.
-Gracias, perdone por las molestias –el vagabundo se disculpa, incluso se compadece de mí.
Regreso a la computadora. De ahí en adelante, no puedo escribir ni una sola palabra más. ¿Qué será de mí cuando expire mi beca y nadie quiera publicar mi novela? La ropa y la mugre no son problemas, lo único que debo perfeccionar es el gesto de dolor en el rostro para poder ganar unos cuantos centavos a costa de inspirar lástima en mis vecinos.
4
Pese a mi carácter cada vez más huraño y explosivo, Bucky me ha elegido como su amo y señor todopoderoso cuando su ama y señora todopoderosa, alias, Bicho, emigró a la gran ciudad en busca de fama, fortuna y reflectores.
Bucky es el perro más cariñoso que he conocido jamás. Si entrara un ladrón a casa de mamá (acto altamente probable de seguir la crisis económica), no dudaría en darle la bienvenida con cabriolas. Sería el perro perfecto, de no ser por dos motivos: uno, cada que empiezo a escribir (a escribir de verdad, o sea, con puntos y comas donde deben ir) se pone a gimotear, a mirarme con ojitos tristes para que lo saque a pasear, ya que su ex dueña tenía la sana costumbre de pasearlo todas las noches cuando ella salía a ejercitarse para mantener un cuerpo espectacular, digno de los certámenes de belleza; dos, cuando me digno a sacarlo a la calle (esto es después de leer los dos o tres párrafos que he escrito y descubro que no tienen pies ni cabeza) se vuelve loco, pone mirada de Jack Nicholson en El resplandor al ver que estoy yendo por su correa.
Bucky ama la calle tanto como un negro. Se emociona muchísimo al escapar de la monotonía de casa de mamá, a tal grado que es el único perro en el mundo (o que yo haya visto) en hacer recorridos de varias cuadras rebotando en dos patas, como un canguro pequeño.
He intentado seguir todos los consejos de Cesar Millan, alias, El Encantador de Perros, para que Bucky se comporte como todos los perros normales que salen a pasear en cuatro patas. Fracasé. Esto lo atribuyo a que no he tenía corazón para ahorcarlo con su correa de castigo. Por eso le compré una pechera. Para no partirle el cuello y para que sea precisamente él quien me pasee a mí. Al salir a la calle dejo que Bucky elija el camino que más le apetezca. Que se deje guiar por su olfato y sus deseos caninos.
Me da gracia ver que todas las noches Bucky elige ir rebotando en dos patas hasta el mismo lugar: NUERÓTICOS ANÓNIMOS A.C. Grupo: SERENIDAD ES BINESTAR. En un principio atribuí esto a una señal divina. Por un momento pensé que Bucky quería mostrarme la luz, el camino verdadero para ser una mejor persona, quizá un mejor escritor, un intelectual en paz. No fue así, pronto descubrí la verdad: a Bucky poco le importa tener un amo y señor todopoderosos capaz de sobreponerse a los ruidos e interrupciones del mundo exterior a la hora de crear obras de arte.
Bucky es un perro sabio: ve el bosque completo y no solo los árboles que tiene enfrente.
Su olfato canino le dice que ser neurótico es cosa seria. Significa ir al trabajo y contar hasta diez para evitar ahorcar con el cable del teléfono al explotador de tu jefe; llegar a casa y contar hasta diez para no acuchillar a la gorda y fodonga de tu mujer que ve las telenovelas cual Jabba the Hutt desparramada en el sofá; entrar al cuarto de tu hija y contar hasta diez para no romperle el hocico a la muy zorra que ya le salieron las tetitas y desde la webcam se las presume al novio (seguramente un sexagenario pedófilo usurpando la identidad de su hijo adolescente); salir a la puerta de casa y contar hasta diez para no partirle la boca a tu vecino que se estacionó en la entrada de tu cochera; dar volantazos y frenazos y contar hasta diez para no atropellar a los transeúntes que se atraviesan imprudentes por la calle; respirar profundo y contar hasta diez antes de bajarte del coche para que otros neuróticos crean que eres una persona sana, normal, es decir, el afable moderador de las sesiones; y finalmente (esta es la prueba de fuego) contar hasta diez para no pegar de gritos y mentar madres como el demente que en efecto eres y mostrar tu verdadero y horrible rostro al pisar un pedazo de mierda de perro en la entrada de NUERÓTICOS ANÓNIMOS A.C. Grupo: SERENIDAD ES BINESTAR.
Ver cagar a Bucky me relaja, me hace sentir una mejor persona, en comunión conmigo mismo. Me recuerda que Selva es la única mujer (por no decir ser humano) a quien le gusta que sea un hombre de muchos odios; que si dependiera de mi persona oprimir el botón para acabar con la raza humana no dudaría un segundo en apretarlo con todas mis fuerzas.
19 comentarios:
Yo espero q este proximo encuentro te den un sustito te repito x 10056 mil vez la novela no es rodrigo solis es selva sigue sin un plan y 1 me voy o 2 trabajas
No sabes escribir mas q de ti concentrate!
Fiera
Jajajajajajajaja...
(No le hagas caso)
Parece que POR FIN! volviste...
Nota: Esto lo atribuyo a que no he tenía corazón para ahorcarlo con su correa de castigo.
Estimado Rodrigo:
Como buen deudor y conosco el dolor que produce en los testículos, que te llamen a las 7 de la mañana preguntando por el señor Arcadio Dzul de BANAMEX ; aunque te entiendo ya que si los comparáramos sus métodos de cobranza con perros, HSBC es un fila brasileño y los demás son pekineses; esto motiva que te cuente una historia y probable solución a tu problema.
Había una vez un licenciado en derecho que se le ocurrió sacar una tarjeta de crédito (oro), que salia con una mujer con cuerpo de modelo y que gastaba y gastaba en cenas y demás cosas que al final se vuelven mierda; pero como no puedas tragar más de lo que comes al final el dinero escaseaba, con lo que no contaba el lic. es que había dado de referencia el numero de la casa de su mejor amigo; el mejor amigo dejo de hablar al lic un buen día y sus tonos habituales de cordialidad se volvieron a : cabrón cuida tus finanzas. claro el lic nada pendejo ya había identificado los números de cobranza en el celular y ni de broma contestaba. El mejor amigo se alejaba junto con el dinero de la quincena del lic embrutecido por el cuerpo de modelo.
Un día el mejor amigo apareció con su sonrisa de siempre y le dijo al lic: ya lo arregle! El lic al borde las lagrimas le dijo: gracias no tenias que pagar mis deudas pero tu representas mi esperanza de confiar en la gente y no esperar.. cuando fue callado abruptamente con un queeee??? no mames gordo te quiero como mi hermano, pero como mi hermano la estas cagando y no iba a pagar tus deudas. el lic secándose las lagrimas le dijo pues que hiciste: les tire a la CONDUSEF , contesto el mejor amigo--y sencillamente me dejaron de joder en diez días. El lic y el mejor amigo siguen siendo maridos gracias a estos enlaces:
http://portalif.condusef.gob.mx:8060/cobranza/index.jsp
http://portalif.condusef.gob.mx:8060/cobranza/GestionC.jsp
Asi me dejaron de joder con Arcadio. La modelo se fue a España, se casa en diciembre con un político prominente de aquí. Mi chevy 2002 es similar a tu volcho. Se que es no querer salir de las 10 hasta las 6 en ese sauna movil. No se que es mas triste: haber generado dinero y partirle la madre o no tenerlo, el resultado es el mismo. Estamos financieramente jodidos
Un abrazo.
:) ... no aprietes el boton!!! jajajaja...
Hola Rodrigo, saludandote desde Infiernillo Sonora (Hermosillo ) ya que a las 10:00 am ya estamos por llegar a los 39 grados centigrados y como para las 15:00 esperan llegar a los 43 grados, asi que ahorita al mediodia en lugar de comer nos tomamos varias cervezas bien heladas, salud.. y pues veo con gusto que si te ha servido tu beca ya que cada escrito que nos envias es mejor que el otro, no se te olvide avisarnos cuando termines el libro y lo pongas a la venta decirnos donde o como adquirirlo, pero no vayas a salir que se vende en Merida o en Campeche unicamente ok?.
Saludos.
Hola Rodrigo. . . todo bien ?
Oye: "...Bucky elije . . ." ----> elige. Con "g" de gato. Qué pasó allá, mi estimado . . . ?
Saludos,
PD Sigo siendo tu fan number one.
Un saludo
Ah, el botón, colega, el botón tan ansiado y con el que todo se iría a la mierda en un relámpago proverbial...
Mitsuo: gracias por compartir tus peripecias financieras conmigo. Me alegra no sentirme solo en el horror del mundo de los bancos y del vulgar materialismo que tanto amamos. Te mando un abrazo fuerte.
Dianita: no te preocupes, no depende de mí oprimirlo. Saludos.
Antonio: gracias por tus palabras. Yo te aviso cuando salga el libro (si sale). Y prometo (si sale) podrás conseguirlo hasta en el culo del mundo. Un abrazo.
M J: todo bien. Gracias por mostrarme la pifia. Un abrazo.
B: muchas gracias. Saludos de vuelta.
Moch: por suerte para todos, nos lo han escondido bien.
Fiera: esto es solo un backstage de la novela. Prometo escribir una novela a la altura de tu personalidad.
Ay, ¡cómo-cómo-cómo disfruto leerte!
Me encantó este... ¿episodio?
Seguro que sí te publican, ojalá acabes con todos esos distractores.
Hola, tu escrito como casi todos, me hace reír, y pocas son las cosas por las que río. Felicidades, leí quetu hermanita va por ser artista, mándame una foto tuya, para ver si eres tan lindo como Bicha.
BIEN PROYECTADO EL HOMBRE
ANIMO MI NEURAS (ASI LES DECIMOS AKI)
SI SE PUEDE
SI SE PUEDE
JAJAJAJAJAJA
BEXOX Y ABRAXOX
Ros: Dios te oiga.
Alba: que bueno que sea capaz de hacerte reír. En mi blog hay cientos de fotografías mías. Aunque no te las recomiendo. Bicho se llevó todos los genes de la belleza de mi familia.
http://pildoritadelafelicidad.blogspot.com/2011/04/extra-extra-nueva-especie.html
Mine: Un abrazo. Gracias por el apoyo.
Publicado en:
http://www.notivargas.org/pildorita-de-la-felicidad/28468-la-prueba-de-fuego--pildorita-de-la-felicidad-por-rodrigo-solis.html
Publicado en:
http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2011/julio/14.php
Rodro quien es Selva Rodruiguez?
Saludos
RSD: mi chica en la novela.
Publicado en:
http://www.diariolaopinion.com.ar/Sitio/VerNoticia.aspx?s=0&i=24442
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