La corbata te
aprieta. La chaqueta te hace sudar. Estás gordo. Pronto vas a jadear y oler
como un cerdo. Trabajas en un centro comercial de cien mil metros cuadrados.
Hay 700 centros comerciales, exactamente iguales que en el que trabajas,
repartidos por las principales ciudades del mundo. Todos pertenecen a la misma
empresa.
Tienes la
certeza de vivimos en una dictadura secreta. Dentro de poco tiempo, la empresa
dueña de los centros comerciales concluirá su ambición suprema: convertir cada
rincón del mundo en un gran centro comercial y, a sus habitantes, en máquinas
programadas para consumir. Tu ya lo eres, al igual que tus compañeros de
trabajo, la totalidad de tu sueldo lo gastas en pagar las facturas que, al
final de mes, te presentan por las compras no necesarias que realizas casi a
diario en el centro comercial.
Los clientes
se acercan. Luego de observarlos durante casi dos años sabes qué tipo de libros
buscan antes de que te dirijan la palabra. Por ejemplo, las amas de casa vienen
siempre a comprar libros de autoayuda o de Danielle Steele.
Los hombres bajitos, calvos, con barriga y barba canosa buscan libros de historia.
O de yoga. Las chicas jóvenes, sagas juveniles tipo Twilight. Los niños solo
leen “Harry Potter”. Imposible mostrarles cualquier otro título, te miran con
odio si, por ejemplo, les invitas a leer “El fantasma de Canterville” de Oscar Wilde. Los chicos, de 15
a 34 años, no leen, compran dvds o discos compactos. Y si compran libros es por
razones de estudio o porque tienen muchos granos o algún defecto físico.
Pero, sin
duda, los mejores clientes son los hombres de estatura alta que vienen vestidos
con zapatos elegantes, jeans, camisa de marca y chaqueta de terciopelo. “Estoy
buscando un buen libro”, te dicen. Y se llevan una pila de libros de cualquier
autor a quien hayan encuadernado elegante y qué esté bien considerado. Sabes
que nunca se los leerán, si fueran verdaderos lectores comprarían, alguna vez,
libros de otro tipo. Estás seguro que se limitan a colocarlos en sus
bibliotecas para hacer creer a las visitas que son cultos.
La librería
donde trabajas, literalmente es una mierda. Tienen cualquier novedad
publicitada del momento, sin embargo, es imposible encontrar buenos textos,
como “Nueve Cuentos” de Salinger o cualquier libro de Thomas Bernhard.
No hay espacio físico en los estantes. La gente compra lo que el televisor les dice.
Tú, un amante
de la verdadera literatura, de la que se escribe desde la razón o el
sentimiento, de la que se escribe sin ánimo de lucro, sinceramente, te has
vendido. Si alguien te pregunta por un buen libro, has de ocultar “El extranjero”, “El amante” o “Las flores del mal”, se venden muy baratos y apenas haces
caja. Es mejor enganchar a los clientes con bestsellers.
Si
trágicamente te preguntan por un libro que dé algo qué pensar, top secret, te
atragantas, ni nombrar “Trópico de capricornio”, “Siddharta”
o la sobrecogedora profunda simpleza de “El principito”. Les observas, si es un hombre de negocios
alabas las características de la bazofia, “¿Quién se ha llevado
mi queso?”; si es una ama de casa es el momento de “El caballero de la armadura oxidada”; y si es un estudiante:
“El Alquimista”.
Con esos
títulos, lo sabes, los volverás locos, te convertirás en su gurú personal.
Acudirán habitualmente a la librería para preguntarte por nuevos textos que
comprar. Se gastarán una fortuna tratando de convertirse en guerreros de la
luz, como pretende Paulo Coelho. Y no será hasta años después que se darán cuenta,
quizá en un momento de luminosidad senil, que son los seres más estúpidos del
mundo, que esos libros les han rellenado de mierda.
P.D. Este
escrito es dedicado a Raúl Ucán, joven que se me acercó al final de mi charla en la FILEY pidiendo que le recomendara leer un
libro que lo enganchara y no le hiciera dormir. Lo que acaban de leer es una
pequeña adaptación o recopilación de párrafos que hice del libro “Diario Secretos de Sexo Libertad”, de mi gran y querido amigo
Rafael Fernández.
Ninguna editorial (entre ellas las más prestigiosas) se ha animado a publicar
sus libros por que dicen que son pornográficos. Háganme ustedes el favor. Por
fortuna, él se ha montado su propia editorial. Esta es la dirección: micabeza.net
¿Por qué es importante
que lean este libro? Bueno, porque el protagonista refleja a la perfección como
somos nosotros en este mundo moderno y capitalista.
“Nunca he
vivido ninguna guerra, tampoco un cambio de sistema político, ni siquiera una
depresión económica, en la nevera de mi casa siempre ha habido comida… cuando
he leído por curiosidad sobre el fascismo, las guerras mundiales o la hambruna,
leo como si se trataran de comics, los informativos son programas de
entretenimiento, imágenes que observo con la cabeza vacía mientras almuerzo, la
única historia que me importa es cómo estaba YO hace años, en qué trabajaba YO,
a que chica me gustaría follar YO, YO que pensaba YO, YO en que lugar me
encontraba YO, si YO estoy mejor YO o peor YO que antes YO y YO que voy hacer
YO mañana. SOY YO EL QUE ME IMPORTA. YO”.
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http://www.noticiasdechiapas.com.mx/archivos/pdfs/edicion_428.pdf
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http://www.sdpnoticias.com/columna/8349/Diario_de_un_vendedor_de_libros
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