El pasado 4 de
abril se celebró el Día Internacional del Perro Callejero. Y, como era de
esperarse, la noticia se convirtió en Trending Topic mundial, es decir, fue una de las 10 cosas de
las que más habló la gente en Twitter. Sin embargo, al igual que los niños
indigentes que vemos en la calle pidiendo limosna, observamos a los desamparados
mejores amigos del hombre y decimos, uy, pobrecitos. El corazón se nos estruja
y seguimos de largo.
Hace dos años
hubo alguien que no se siguió de largo y nos recordó una historia desgarradora
ocurrida a principios del siglo pasado. El artista multifacético armenio-francés
Serge Avédikian nos regaló un cortometraje animado de 15 minutos titulado “Chienne D´Histoire”
(Historia de perros), que en el 2010 increíblemente fue ignorado por la Academia en la terna final rumbo al Oscar.
Constantinopla,
1910. Una de las ciudades más importantes del mundo se ve asediada de perros.
Están en todas partes. En cada esquina, callejón. Olisquean basureros.
Lloriquean a los transeúntes por un pedazo de carne. Se gruñen entre ellos. Las
perras dan a luz bajo los árboles. La gente empieza a temer que puedan hacerles
daño. “Más de 60,000 perros en las calles de la ciudad. Las autoridades lanzan
una oferta para eliminar a los perros”, se lee en la primera plana de los periódicos.
En un palacio
a las orillas del estrecho de Bósforo, el gobierno, recién instalado e
influenciado por el modelo de sociedad occidental, consulta con expertos
europeos sobre la manera más eficaz de deshacerse de la plaga. Uno de ellos es
el doctor Remingler, director del Instituto Pasteur, quien intenta mostrarles
la solución. Mataderos fuera de la ciudad. Cámaras herméticas. Talleres de formación
de piel. Clasificación y recuperación de grasa, pieles y huesos. La operación
duraría 2 meses. Valor comercial: 80,000 perros igual a 300,000 francos.
Beneficios asignados a instituciones de beneficencia de la ciudad.
El gobierno se
niega a adoptar esta medida. Deciden que una mejor idea es perseguir a los
perros. Los encierran en jaulas. Los perros luchan ferozmente. Sucumben ante la
fuerza del humano. Algunos, los pocos, son escondidos y protegidos por los
ciudadanos. Los prisioneros son transportados en cajas dentro de barcos. Los
navíos zarpan rumbo al mar Mármara. Los políticos, satisfechos, desde la costa contemplan
el exilio marítimo. Tras los barrotes de sus jaulas, los perros miran el vaivén
del paisaje. Ladran. Chillan. Lloran. Sus lamentos se funden en la brisa salada.
Los marineros toman las cajas de madera, las lanzan sobre las afiladas rocas de
una isla desierta. Algunas cajas se rompen. Otras no. Miles de perros corren
aterrorizados alrededor de una prisión cercada de agua. Están condenados. Lo
saben. Aúllan. Claman auxilio. Las ráfagas de viento transportan los lamentos
hasta la ciudad. En el palacio, los políticos pueden escuchar a los miles de
perros. Fingen sordera, siguen comiendo. Aseguran bien las ventanas para que el
remordimiento no los corroa.
Un buque
cargado de gente aristócrata pasa cerca de una isla. Los tripulantes, estupefactos
no dan crédito a lo que ven. Cientos, miles de manchitas corren hacia el agua.
Se arrojan. Nadan. Patalean. Son perros. Los pasajeros se cubren los ojos. No
quieren ver el horrible espectáculo. Un fotógrafo registra la escena dantesca.
Un pintor inmortaliza en una hoja la espeluznante y nunca antes vista imagen.
Cientos de perros no claudican. Siguen la estela del buque. Esperanzados de ver
a los humanos. Uno a uno van desapareciendo. Devorados por el mar. Un perro da
media vuelta. Comprende que nadar es inútil. Los humanos no los rescatarán.
Mejor morir en la isla.
En las calles
de la ciudad siguen escuchándose ecos de los ladridos. La gente se tapa los
oídos. Gaviotas sobrevuelan la isla. Un cementerio de huesos y cadáveres
putrefactos es lo único que queda.
En 1910, cerca
de 30 mil perros fueron deportados de Constantinopla. Condenados a una muerte
horrenda, que ningún ser vivo merece.
P.D. Hablando
de perros más afortunados, este domingo, en el suplemento dominical del
periódico “El Universal” aparecerá un ilustrativo reportaje que le hice al
único psicólogo de perros de Yucatán. No se lo pierdan, en especial los que
tienen al mejor amigo del hombre en casa.
6 comentarios:
Publicado en:
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=33&idTitulo=158853
Publicado en:
http://www.pueblo-guerrero.com/seccion_opinion.php
Publicado en:
http://sdpnoticias.com/columna/8207/Perros_de_la_calle
Publicado en:
http://www.diariodeldesierto.com.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=5502&Itemid=38
Publicado en:
http://www.diariodezihuatanejo.net/2012/04/pildorita-de-la-felicidad_10.html
Publicado en:
http://www.calameo.com/books/000368247107981dd1d5c
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