-Te habla Ricochet –anuncia mamá.
Haces la seña que siempre haces cuando alguien te
llama por teléfono, es decir, aleteas como un avestruz, luego te inclinas y
mueves las manos horizontalmente, hacia adentro y hacía afuera como un umpire
de home emocionado de cantarle safe al beisbolista bañado en tierra tras la
barrida.
-Ahora te lo paso, mi vida –dice mamá con el auricular
pegado a la boca.
Se te saltan las venas del cuello, la cara se te pone toda
roja, sacas los dientes, eres un gran Tiranosaurio Rex que vocifera en
silencio.
-Hola Ricochet, cuántos siglos, qué gusto saludarte –dices
con una ancha sonrisa como si estuvieras sumergido a mediados del siglo XXI
donde los teléfonos tendrán (por fin) pantallas para ver en 3D a tus interlocutores.
-Primo, tengo un gran problema… –escuchas a Ricochet
mientras mamá baja silbando por las escaleras y tú le regalas un corte de manga
al más puro estilo de Cuauhtémoc Blanco cuando los árbitros no le marcan una
falta.
En tu familia (como en todas las familias que se dan a
respetar) subestiman la profesión de escritor, o más exactamente, la ignoran, hasta
que tienen un problema que por ellos mismos son incapaces de resolver.
-Resulta que dejé pasar diez años para titularme –continúa tu
primo, al que curiosamente no has visto en una década-, entonces pensé, ¿quién
está desempleado en la familia? De inmediato pensé en ti.
-No estoy precisamente desempleado –te defiendes-,
escribo en el periódico.
-Por eso me animé a llamarte –explica tu primo-.
Necesito que alguien que sepa escribir me haga mi tesis.
Viajas en el tiempo: la última vez que le hiciste una
tarea a alguien esa persona terminó mamándotela.
-Ahora estoy algo ocupado, ¿sabes? –intentas zafarte
del encargo.
-Oh, primo, obviamente te pagaría –puedes sentir la indignación
en cada una de las palabras de Ricochet escurrir por el auricular como una baba
pegajosa.
Los escritores suelen tener principios, y tú no eres
la excepción: imposible cobrarle a los amigos, menos a la familia. Vuelves a
viajar en el tiempo: 4 años atrás tu mejor amiga llegó rogando para que le
ayudes con su tesis. Como era previsible, te negaste. Le dijiste que tenías mucho
trabajo. “Oye, pero tú no trabajas, solo publicas unos articulitos en el
periódico”, te soltó el berrinche. Dos horas de discusión más tarde (y de
implorarte que le cobraras), tu mejor amiga finalmente entendió que un
novelista como tú tiene bloqueos literarios cuando se trata de investigaciones
académicas. “Te la mamo si me haces unos capítulos de la tesis”, escuchaste de
sus labios, y en tu cabeza hubo un sonido mucho más bonito que el que hacen las
monedas al tintinear unas contra otras.
-¿Exactamente de cuántos capítulos estamos hablando? –preguntaste
por curiosidad.
Cuarto de hora de negociación bastó para llegar a un
acuerdo. Sería de a capítulo por mamada. Una tesis gruesa, como marca la ley. Por
desgracia tu inspiración y motivación fueron tantas, que los capítulos te
salieron tan brillantes, tan luminosos y tan poéticos, que el profesor reprobó
a tu mejor amiga por sospechar que la tesis solo pudo ser obra de un escritor
profesional. Ambos terminaron perdiendo (solo a principio de cuentas): ella
reprobó la licenciatura de ciencias políticas, y tú te quedaste sin la mitad de
tus anheladas mamadas.
-Ese no fue el trato, yo cumplí con mi parte –reclamaste
indignado.
Tu mejor amiga hizo oídos sordos. Se negó a dar las
mamadas adeudadas.
-No te metiste bien en el personaje –te increpó-,
debiste escribir como una inocente colegiala, no como un puto intelectual que
quiere cambiar al mundo.
Dos semanas después, abriste el periódico. Justo a un
costado de un artículo tuyo, aparecía tu mejor amiga. Se veía coquetísima con
todo y toga. El encabezado anunciaba su graduación con honores en ciencias
políticas. En la fotografía se le podía ver al rector de la universidad una
inusual y ancha sonrisa, digna de un hombre al que se la han mamado con
delicadeza y prestancia. Tu amiga había nacido para ejercer en la política.
-Entonces qué, ¿me vas a ayudar? –la pregunta de
Ricochet del otro lado de la línea te aterriza en el presente-. ¿Cuánto me
cobras? ¿Bueno? ¿Sigues ahí?
6 comentarios:
Publicado en:
http://sdpnoticias.com/columna/8280/Vida_de_escritor_1_de
Publicado en:
http://www.pueblo-guerrero.com/2012/04/17/index.php
Publicado en:
http://www.elforodetaxco.com/diarioweb1564/diario1564.pdf
Publicado en:
http://www.diariodezihuatanejo.net/2012/04/pildorita-de-la-felicidad_16.html
Publicado en:
http://guerreromexico.multiply.com/journal/item/1734/1734
Publicado en mi vida entera.
Sección que se ganó mi amor inmediato!
Y antes que mamarla, que me cocinen algo delicioso.
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