No es fácil
asimilar un despido. Un despido se siente igual que cuando te informan que
murió un ser amado. La noticia es inesperada. Esta madrugada (no por voluntad
propia) das un paso al costado de la escuálida, raquítica o casi inexistente
fila de sujetos (algunos se hacen llamar así mismos intelectuales) que pueden
darse el lujo de presumir que reciben dinero a cambio de sus escritos. Nada es
para siempre. Bien lo vaticinaron los economistas, gobernantes, empresarios y
demás especialistas encargados de mover el dinero alrededor del mundo, que la
crisis económica mundial no tardaría en mostrar su más perverso rostro. En tu caso,
lo acabas de comprobar en carne propia al revisar tu bandeja de entrada del
Hotmail.
Estimado Sr. columnista,
De acuerdo con los nuevos planes y reestructuración
editorial del periódico, nos vemos en la penosa necesidad de informarle que a
partir de este día damos por cancelado el servicio editorial que tan
amablemente nos proporciona. Le enviamos un cordial saludo.
Atentamente,
Director Editorial del periódico.
¿Qué coño
significa eso de nuevos planes y
reestructuración editorial dentro del periódico? ¿Tan mala será tu columna
para no entrar en los dichosos planes y reestructuración editorial? ¿Acaso
existirá un oscuro trasfondo que desconoces?
En un acto
desesperado, decides camuflar la realidad: envías una respuesta a al Director
Editorial del periódico de la manera más distinguida que puedes, es decir,
rogándole que por favor siga publicando tus escritos, que de ahora en adelante
escribirás gratis, y de ser negativa su respuesta, estás dispuesto a pagar de tu
propio bolsillo para que tu columna siga apareciendo en el periódico.
Nada más oprimas
el botón enviar, fiel a tu naturaleza
de pobre diablo, te arrepientes. Te invade una cruda moral. ¿A qué se deberá que
seas una persona infatigable en el arte de la autohumillación?
Haces una
lista mental:
1. El Director
Editorial se percató que eres un escritor mediocre, sin el talento suficiente
para persuadir a la gente que compre el periódico para leer tu desangelada
columna.
2. La crisis
económica mundial orilló a los patrocinadores del periódico a no invertir tanto
dinero en anuncios, lo que provocó que la primera medida que los directivos del
periódico tomaran al ver mermadas sus arcas fuera la de suspender tu exiguo
salario de articulista.
3. El consejo
editorial tiene la errónea creencia de que eres un buen escritor, aunque claro,
no lo suficiente como para desembolsar un peso para publicar tus delirios de
grandeza.
4. Los sagaces
encuestadores del periódico finalmente le pasaron el reporte de sus encuestas al
Director Editorial, que a groso modo podría resumirse de la siguiente manera:
Encuestador: ¿Conoce
usted el periódico?
Encuestado:
Sí.
Encuestador:
¿Cada cuando lo compra?
Encuestado:
Nunca, la cacatúa de mi esposa es quien lo lleva a casa todos los días.
Encuestador:
¿Lee usted el periódico?
Encuestado: A
veces.
Encuestador: ¿Cuál
es su sección favorita?
Encuestado:
Deportes.
Encuestador:
De casualidad, ¿usted lee la sección de nuestros columnistas?
Encuestado: ¿Columnistas?
¿Tienen ustedes columnistas?
Llega un nuevo
mail a tu bandeja de entrada. Todas tus conjeturas se hacen añicos. Con horror
lees en la pantalla de tu computadora lo siguiente:
Estimado Sr. columnista,
De acuerdo con los nuevos planes y reestructuración
editorial del periódico, lamentamos informarle que nos vemos obligados a
prescindir de sus servicios. SIN IMPORTAR QUE QUIERA HACERLO DE MANERA
VOLUNTARIA, GRATUITA O INCLUOS PAGANDO.
Atentamente,
Director Editorial del periódico.
4 comentarios:
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http://www.sdpnoticias.com/columna/8508/Vida_de_escritor_2_de
Publicado en:
http://www.elforodetaxco.com/diarioweb1570/diario1570.pdf
Publicado en:
http://www.noticiasdechiapas.com.mx/archivos/pdfs/edicion_444.pdf
Publicado en:
http://www.diariodezihuatanejo.net/2012/05/pildorita-de-la-felicidad.html
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