“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran.”
- André Gide
El otro día en un almuerzo familiar, me tocó sentarme frente al esposo de una prima. Su presencia frente a mi me incomodaba un poco, pues debo reconocer que soy uno de los peores platicadores del mundo con personas que casi no conozco. Supongo lo habrá notado, pues fue él quien inició la charla, teniendo la buena manera de tocar mis terrenos. “¿Qué libro me recomendarías leer?”, me preguntó. Sin embargo, su cortesía fue justo como la flecha disparada por Paris al de talón de Aquiles. Que me pregunten qué libros recomiendo equivale a ocasionar un desastre en mi sistema nervioso, en igual o peor medida a que me pregunten cuál es mi película o mi canción favorita; hay tantas y tantos géneros que me agradan que en un santiamén mi cerebro hace corto circuito dejándome ante mi interlocutor con la cara de tonto más grande que te puedas imaginar. “¿Es bueno el libro de Michael Jordan?”, preguntó el esposo de mi prima al ver que no tenía intenciones de cambiar mi semblante de perfecto imbécil.
More...“Michael Jordan, Michael Jordan, Michael Jordan...”, repitió mi mente, mientras mis neuronas con manos de archivista artrítico devanaron mi cerebro en busca de ese nombre que sólo encontraron en un viejo archivero con una etiqueta impresa con fecha de finales de los noventas en la sección de deportes. “¿Será posible que me esté hablando del mismo Michael Jordan que estoy pensando; del hombre que logró lo que ninguno otro, dar brincos tan descomunales que parecía suspenderse en el aire como si estuviese en una cámara antigravedad de la NASA, dándose todavía el tiempo de esquivar cualquier cantidad de manos y cabezas mientras escondía una pelotota que en su mano lucía del tamaño de una mandarina, para luego encestarla en un aro metálico a más de tres metros de altura del piso?”, eso es lo que yo pensaba, con mi mejor cara de tonto.
-¿El basquetbolista? –me animé a preguntar sin quitar la cara de bobo.
-Ándale –respondió entusiasmado el esposo de mi prima-; el de los Toros de Chicago.
Si la máquina más potente del universo que era el alaciador de una ex novia no pudo un día dejarme los pelos de punta, sí que lo hizo la noticia de enterarme de que la leyenda viviente de la NBA había incursionado en el mundo de la literatura, y no sólo eso, además con gran aceptación por parte del público. Esto lo supe gracias al esposo de mi prima, que no reparó en contarme hasta el último detalle. En tropel me soltó una lluvia de buenas referencias del libro: que había vendido millones de copias alrededor del mundo y que era de lo más fantástico, porque Michael Jordan te daba sabios consejos para nunca rendirte ante las adversidades y ser un ganador como él.
En silencio, con un trozo de arrachera atorado en el pescuezo escuché cuán genial podía llegar a ser aquel libro. En otros tiempos me hubiera indignado, desde luego, y groseramente hubiera exteriorizado mi inconformidad ante semejante sarta de aberraciones, diciendo que esos libros motivacionales son una mierda y que sólo buscan engañar a incautos con el autoestima en el subsuelo; la verdad es que todo eso lo sigo pensando, sólo que ya no lo digo, o más bien, lo digo pero de una manera más política. Así fue que le dije al esposo de mi prima que ignoraba si el libro de Michael Jordan era bueno o malo porque la verdad ni siquiera tenía idea de que había sacado un libro a la venta; también le expliqué que ese tipo de libros, aunque es verdad que intentan ayudar a las personas, no son más que aspirinas cuando padeces migraña, te alivian el dolor por unas horas, pero nada más, te hacen creer (quiero creer que con buenas intenciones, démosles el beneficio de la duda a estos sinvergüenzas) que eres una persona valiosísima e indispensable en este mundo maravilloso y que vale la pena vivir con una anchota sonrisa en el rostro y que uno lo puede todo si en verdad se lo propone; argumento, desde luego, totalmente falso. Nadie, absolutamente nadie puede ser Michael Jordan, él es único en un trillón de personas, y por más que te pongas a jugar al básquetbol desde la cuna y pases veinte horas diarias intentando volar como un extraterrestre jamás serás como él, a menos claro que seas un atleta de altísimo rendimiento, y aún así, no he visto a otro atleta que logre lo que Michael Jordan. Claro, pude oler a un kilómetro de distancia que el libro no trataba de cómo convertirte en el mejor basquetbolista del mundo, sino de darte consejos aplicables a la vida cotidiana para transformarte de la noche a la mañana en un ganador, en un hombre de éxito. Básicamente el mismo móvil que tienen todos los demás libros motivacionales que parten de esa misma premisa o de la de lograr la paz interior para sentirte bien contigo mismo. Sin embargo, es justamente ahí donde viene la falsedad de estos libros: nadie puede darte un manual para mejorar tu vida. Nadie pude.
De aquella comida han pasado algunas semanas y me quedé pensando en algo: en mi caso fue casi hasta cumplir los veinte años que me enamoré de los libros, y todo gracias a una ex novia que me regaló un libro llamado El Alquimista, del escritor brasileño Paulo Cohelo. Aquella ex novia además de esotérica era muy lista, sembró en mí la semilla de la lectura con un libro muy fácil de leer y con un mensajillo bastante claro. Igual y su intención no era que me convirtiera en un adicto a los libros, pero fue precisamente con la ayuda de ese libro –que amé en su momento, pero que ahora me parece horroroso y fraudulento- que hoy día con gran placer puedo leer los clásicos de la literatura y disfrutarlos como nada en este mundo; mientras que paradójicamente ahora son los libros motivacionales los que no puedo leer más allá del prólogo.
Supongo que eso ha de ser lo bueno de los malos libros, son como una droga introductoria, como la marihuana, por ejemplo, que no hace gran daño pero te mete la cosquillita para probar drogas más poderosas. Por eso, cuando alguien me pregunta si le recomiendo leer libros motivacionales o esas novelitas donde te aporrean la moraleja desde la primera página, nunca respondo que no, solo que no abusen de ellos, porque tarde o temprano terminan por achicharrarte las neuronas o haciéndote creer que Michael Jordan es la reencarnación de William Shakespeare.
13 comentarios:
Recuerdo que en un encuentro de escritores en Villahermosa, dije que leía a Coelho en mi juventud, revelación que me granjeó el asco y repudio de ciertos premios nobel de literatura. Me apodaron el coelhista. Por fortuna no les confesé que también leí Un grito desesperado de Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Imagino que les hubiera explotado la cabeza.
Aquí algunos divertidos comentarios que generó este escrito en su momento:
karol dijo...
por un tiempo crei que era la unica que habia entrado al mundo literario leyendo libros motivacionales....
no voy a escribir que autor porque solo pensar en el nombre me da risa....
23 de julio de 2007 12:35 PM
Anónimo dijo...
Su comentario acerca de “Lo bueno de los malos libros” me parece lleno de soberbia. Es evidente que su “cultura”, su “adicción” a los libros se reduce a la enumeración de “citas citables”, de libros y de lo obvio: “Nadie, absolutamente nadie puede ser Michael Jordan, él es único en un trillón de personas…”, etcétera. La misma elaboración de un blog para describirnos su talento así lo confirma. Yo creo que existen grupos donde lo que está de moda ser “culto”. Ante la "valoración" social y mediática de aspectos como la literatura, la música (de orquesta si es posible), la filosofía o el cine, muy pocos serían capaces de negarse. Ya que estamos en este ámbito literario, ¿ha leído a José Joaquín Blanco acerca de la tarascada de burro cargada de razón, a Gabriel Zaid sobre los demasiados libros, a Domingo Argüelles sobre qué leen los que no leen? Seguro que usted sabe que los hombres más “cultos” han leído también a Kant y a Ciorán y a García Márquez. De seguro Bush también los ha leído y que el Papa ha leído más que usted y yo juntos. Malo no es eso, malo es que se pretenda imponer como único modelo de bienestar y mejora personal a la cultura occidental. qué prostitución de la inteligencia! Falta abordar además el reciclaje de la “cultura”: garcía márquez, ciorán, saramago, Borges, etcétera. Por qué no mejor: lugones, castoriadis o lobo antunes. En fin, por qué no mejor el silencio, el aprendizaje de los iletrados, la renuncia a la poesía. ¿Sabe usted que la mayor parte de los poetas dejan de escribir al final de sus vidas, acaso porque descubren que es imposible la expresión, que el lenguaje mismo es imperfecto, que toda poesía busca el silencio?
Resumiendo: yo por ejemplo, le he pedido a usted hombre culto, que ya no me envíe estos mensajes y lo sigue haciendo, ‘es que sus lecturas no le permiten comprender un pedido tan básico?
PD. En todo caso usted debería comprender mejor las reglas del medio electrónico en que escribe: ser breve, mezclar imágenes, links y video, adaptarse pues a lo que es un blog y no pensar que se está ante el medio escrito. Si vuelve a enviarme algo, tendremos que resolver esto en una cantina. Saludos cordiales.
19 de septiembre de 2007 12:08 PM
Anónimo dijo...
Me parece curioso que empieces tu comentario diciendo "Su comentario acerca de “Lo bueno de los malos libros” me parece lleno de soberbia", y a continuación te pongas a nombrar a tales o cuales autores y a tratar de demostrar tu superioridad cultural, diciendo qué es lo que debería leer una persona culta de verdad y cómo debería hacer las cosas. Tu comentario acerca de "Lo bueno de los malos libros" me parece lleno de soberbia. Por supuesto que el Papa ha leido más libros que cualquiera de nosotros: tiene ochenta años, y es el Papa, dedicó su vida al estudio (si leiste el artículo habrás notado que Rodrigo menciona que hasta los veinte años se interesó por la literatura).
Y si no quieres que te lleguen los artículos, es tan fácil como bloquear la dirección del que te los envía, zoquete.
19 de septiembre de 2007 12:08 PM
the killer dijo...
soberbio pendejo y amargado , pobre cosa,
19 de septiembre de 2007 12:09 PM
Anónimo dijo...
Eres "vendetta whit blood", ¿no? Uuuy, "the killer"... ten cuidado, no vayas a matarnos de miedo con tu rudeza incomparable.
19 de septiembre de 2007 12:09 PM
ricardo dijo...
EN MEDICINA HAY UN TÉRMINO QUE SE CONOCE COMO : "LO YA VIVIDO", O "EL LUGAR YA VISITADO" Y QUE ES LA EXPLICACIÓN, DESDE EL PUNTO DE VISTA NEUROFISIOLÓGICO DE AQUELLO QUE DICEN MUCHOS PSEUDOPSÍQUICOS: "ES LA PRUEBA DE QUE EXISTE LA REENCARNACIÓN.", PERO EN FIN, VALGA TODA ESTA INTRODUCIÓN PARA HACER EL COMENTARIO, A TI, Y A LOS OTROS, DE QUE ALGO MUY SIMILAR SE HA ESCRITO (NO CITO QUIÉNES PARA QUE NO DIGAN QUE QUIERO SER CULTO) SOBRE CUÁLES SON LOS 100 MEJORES LIBROS EN CASTELLANO.
¿CUÁLES LOS MIOS? ¿CUÁLES LOS TUYOS? ¿CUÁLES LOS TUYITITITOS? TEN, MIA, TUYA, TE LA PRESTO.
19 de septiembre de 2007 12:09 PM
Pues digamos que yo el unico libro motivacional que lei completo fue la fuerza de Sheecid y todo por que decian que se leian explicitas ecenas d sexo y yo era una adolecente curiosa.
Después por error de hubicación lei tres paginas del libro de Michael Jordan y me cague de la risa....
pfff..! "los malos libros, son como una droga introductoria, como la marihuana, por ejemplo, que no hace gran daño pero te mete la cosquillita para probar drogas más poderosas" Es la cosa mas astuta que te he leído.
Saludos
Contrario a ti y gracias a mi madre que es una grande, desde que recuerdo nos metió el gusanito por la lectura, cuando éramos chiquititos (5 y 7) nos llevaba a mi hermano mayor y a mi a una biblioteca pública de la cual nos leímos todos los libros infantiles (hay que feo sentí cuando los terminé todos, pensaba que ya no había más, je,je,je).
Cuando estaba en la prepa, recuerdo que la profesora de Lectura y Redacción nos recomendó leer “Juventud en Éxtasis”, y cuando lo terminamos dijo que era un libro que deberíamos tener como de consulta, en el buró. La quería matar, me parecía lo más estúpido que alguien pudiera decir de ese libro y más viniendo de una profesora, además yo estaba leyendo justo “Demian” de Hermann Hesse ¡y me sale con esas pendejadas!. Pero efectivamente muchos de mis compañeros no leían ni su nombre en la lista de asistencia, y ese libro lo terminaron de leer todos y en algunos despertó el interés por conocer algo más.
"El alquimista" es sin duda lo mejor de lo que ha escrito Cohelo, es un libro que cumple su función, te engancha fácil, aunque el final es absolutamente previsible como todos los libros de superación personal, de los cuales he leído muchos. Me parecen sumamente divertidos, es como cuando ves un programa de TV muy malo, sólo para cagarte de risa.
PD: Tu ex novia te dio uno de los mejores regalos que alguien puede darte, el amor por la lectura.
Lus: caramba, ese Michael Jordan es todo un comediante por lo que veo.
Lolbé: mira que cuando escribí esa frase estaba completamente drogado, así que técnicamente no la escribí yo.
Bárbara: nada más porque soy un mentiroso (además de un caballero) te voy a decir que sí, que el mejor regalo que me dio mi ex novia fue el amor por la lectura.
Nadie me cree que yo llegué a los libros por culpa de la televisión, pero es verdad. Sin caricaturas sobre Kidnapped o Viaje al centro de la tierra no habría llegado a Stevenson o Verne.
PD: Qué mamón comentario el del primer anónimo.
Eduardo: ya ves, paradójicamente esos mamones anónimos son los primeros en leernos.
Precisamente en esto estaba pensando hace unos días cuando mi hija me dijo que estaba padrísimo el libro que estaba leyendo (Crepúsculo), apenas le iba a soltar que había otros autores bla bla bla, pero me contuve y solo dije ahh que padre cuando acabes me lo cuentas...
Espero que también me cuente si piensa fumar marihuana..
Gabriela: jajaja, eres un encanto, además de una buena madre. Así que se buena y deja que fume marihuana tu hija, es joven.
Rodrigo, no vas a creer con que imagen te asocié cuando leí este blog: con el personaje de ximena sariñana en Niñas Mal ja ja!! sorry. Mi primer libro fue Volar sobre el pantano en la prepa, todas mis compañeras que se creian cultas tenian alguno de los libros de Cuauhtemoc Sánchez; las que realmente lo eran, no. Y ni siquiera lo terminé de leer, es horrendo!! entonces fui a la biblioteca y presté Macbeth, ese sí lo terminé (y acabé adorando a Lady M). Betto.
Betto: desde luego que te creo, soy igual de idiota que el personaje de Ximena Sariñana en la gloriosa “Niñas mal”.
Publicado en:
http://www.elsiglo.com/siglov2/La_Roja.php?fechaz=25-05-2007&idnews=42884
Publicado en:
http://pildoritadelafelicidad.blogs.peru.com/2007/12/04/lo-bueno-de-los-malos-libros/
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