jueves, 16 de octubre de 2008

Piratas con baja autoestima


“Deben buscarse los amigos como los buenos libros. No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos.”
- Mateo Alemán



Lo tengo en frente, a un par de palmos de distancia. Sus ojos muertos ahora están llenos de vida. Parece mentira que hace tres semanas (parece fue ayer) yacía tendido en una cama del hospital debatiéndose entre la vida y la muerte, con el cráneo roto y un derrame cerebral; también con la muñeca del brazo derecho y un pie fracturados, pero eso lo descubriría días después de haber sido dado de alta, cuando al caminar cojeaba y se frotaba constantemente la mano, diciendo con una mueca entre dolor y risa: “el colmo sería que los tuviera rotos también”.

More...Allí está, con su laptop, navegando por el Internet. Se ha convertido en un marino experto. Con eso de que tiene licencia para no hacer nada en mes y medio por su accidente, se la pasa todo el santo día izando velas y conquistando terrenos que antes desconocía, o conocía poco, como el Emule y el Hi5.

Para el lector poco avezado en materia tecnológica (que como va este mundo virtual supongo será la inmensa minoría) el Emule es uno de los tantos programas que pululan en el Internet, que existen para hincharle las pelotas a los ejecutivos de las casas disqueras y a los magnates dueños de los estudios de Hollywood, porque con sólo escribir el nombre de la canción y/o película de tu preferencia en el espacio en blanco, rachachan, la obtienes gratis. Gracias a ello, a estas alturas de la rehabilitación de mi amigo, la memoria de su computadora está con los microchips, megabytes, gigabytes, o como se llame lo que tiene adentro un disco duro, rajándose el lomo horas extras con la bomba de achique trabajando al límite para evitar que naufrague la computadora por el sobrepeso de canciones y películas que le están metiendo a velocidades endiabladas.

“Mira, esta está buenísima”, dice con ojos abiertos como platos frente al monitor. En esta ocasión no se refiere a una canción, sino a una chica italiana de inmensos ojos azabache como el color de sus cabellos, en una pose de fierecilla indomable a la Mónica Bellucci. El capitán ha cargado velas y fondeado el ancla en las aguas del Hi5. Este programa, a diferencia del otro, no le hincha las bolas a nadie, o al menos eso creo. El Hi5 es un programa donde debes describir minuciosamente tu perfil, es decir, nombre, apellido, raza, tipo de personalidad, canciones preferidas, color de piel, de ojos, de pestañas, de cejas, de labios, de prepucio, de escroto, etcétera y más etcéteras. Todo ello aderezado con un álbum de fotografías personales. La cuestión es agregar al mayor número de “amigos” a tu cuenta, y lo interesante de ello es que puedes acceder a la cuenta de tus amigos para ver a las pocas o muchas amistades que ellos tienen, desde luego con la opción y libertad de invitar, anexar o suplicar a esos perfectos extraños que pasen a engrosar tu lista de nuevos amigos, así hasta que des con las cuentas de personas donde creías inexistente la vida civilizada. Traducción: el paraíso de los fisgones.

“Ahora sí que me jodió este idiota”, dice mi amigo explotando en una carcajada. “Resulta que tiene en sus contactos a Shakira”, agrega mitad incrédulo, mitad sorprendido (no conoceré yo esa mirada). Y desde luego, ese fue el límite de tolerancia que podía soportar mi curiosidad. Al instante dejé de teclear el capitulo de la novela que estaba por terminar (poco me importó estar inspiradísimo) para dejar en libertad al fisgón que llevo dentro y presenciar con ojos propios al sujeto que tenía a la colombiana de las caderas que nunca mienten como su amiga cibernética. De pie frente al monitor, por las escamas de Poseidón que era una proeza contener la risa. La fotografía de Shakira refulgía sobre todos los demás contactos, con su cabello indómito y oxigenado, la sonrisa sincera llena de blanquísimos dientes y toda su biografía de pe a pa. Las cosas con las que se topa uno, me dije, habría que ser ingenuo para creer que un artista con la agenda atiborrada de conciertos alrededor del mundo desperdicia su tiempo creando su cuenta de Hi5; sin embargo, uno nunca sabe. “Veamos a quiénes tiene de amigos Shakira”, dijo mi amigo divertidísimo. Al instante una cantidad grosera de fotografías hizo acto de presencia. Quién se hubiera imaginado que ni Alejandro Sanz ni Emilio Estefan figurarían en su círculo de amistades, y sí en cambio Juan Pérez, Pedro Gutiérrez, Gustavo Urdapilleta y otro séquito de ilustrísimos desconocidos dueños de su mejor pose y sonrisa.

Así transcurrieron largas horas de la mañana, mi amigo con timón en mano y explorando tan hipnóticas aguas, con un polizón a sus espaldas que gozoso se deleitaba incrédulo de todo la fauna marina que aparecía antes sus ojos. Como un par de niños con juguete nuevo. Él seguía muerto de la risa (ignoro si eso le hará bien a su cerebro) mientras yo me perdía en mis pensamientos de cómo hemos evolucionado los humanos, a tal grado que hoy día es una necesidad básica e imperativa tener cientos de amigos virtuales (mujeres despampanantes de preferencia, aún cuando al otro lado del monitor se encuentren hombres o mujeres que nunca son Mónica Bellucci o Shakira) antes que cultivar amistades sinceras de carne y hueso, como las amistades de mi amigo, que dejaron escapar un pedazo de vida al enterarse del accidente que estuvo a milímetros de arrebatarles a un insustituible compañero y obligarlos a tener que recordarle sólo por sus fotografías.


6 comentarios:

Rodrigo Solís dijo...

Como habrán notado, este escrito pareciera ser de la prehistoria, aunque no es tan viejo, lo que pasa, como todos bien sabemos, la tecnología avanza a pasos agigantados y hoy día el Facebook es el nuevo paraíso de los fisgones como su servidor.

Bárbara dijo...

Pues yo tengo “jaifive”, he notado que a los viejos se nos da más que el “feisbuk”, que también tengo, pero sólo subí una fotito, igual puedo presumir que ahí tengo de amigo a Hernán Casciari (el real).

Rodrigo Solís dijo...

Bárbara: pues agrégame a tu “feisbuk” para que seamos amigos. Yo tengo varias fotos que por causas misteriosas e indescifrables ha subido gente que no conozco. También tengo como 700 amigos, los cuales, naturalmente, no conozco.

Anónimo dijo...

lo que hace la tecnología...

ja, a mi me encanta circular por otros paraisos para fisgonear donde eventualemente sueles conocer gente, no como en el Hi5, Facebook y todos los del mismo género...

Y con la música de pronto ya uno no se conforma con una canción sino con toda la discografia por ejem Taringa es un buen lugar para conseguirlas...

Rodrigo Solís dijo...

Karol: bien por ti, es lindo fisgonear.

MILENIO NOVEDADES (Yucatán) dijo...

Publicado en:

MILENIO NOVEDADES 5 ABR 09