“El fútbol es la última representación sacra de nuestros tiempos.”
- Pier Paolo Pasolini
La semana pasada se jugó una edición más del clásico del fútbol mexicano: Chivas del Guadalajara vs Águilas del América. Hago la puntual aclaración de los equipos so pena de correr el riesgo de que el lector aventajado en materia de fútbol insulte a mi santa madre por tomarlo por un tonto que no sabe distinguir qué dos equipos de entre los 18 existentes en la primera división juegan entre sí el llamado “clásico” de fútbol en México. Sin embargo, en mi defensa diré que este asunto del clásico se presta a muchas confusiones.
Los “especialistas” de fútbol (suena ridículo, pero así se llaman entre ellos los señores que salen con un micrófono en la televisión narrando los partidos de este deporte) cada semana anuncian con bombo y platillo que se jugará el clásico: “El clásico tapatío”. “El clásico del bajío”. “El clásico regiomontano”. “El clásico capitalino”. “El clásico joven”. “El clásico más joven”. “El clásico súper joven”.
Sobra decir que los tres últimos clásicos de la lista son una contradicción, o mejor dicho, una estupidez, ya que un clásico o algo clásico, como la mayoría de nosotros sabemos, es algo viejo. Pero en fin, no nos tiraremos de los cabellos o de las vestiduras o de los balcones de nuestras casas por esto, al fin y al cabo estamos hablando sólo de fútbol, un espectáculo tan trascendente como la telenovela de las ocho de la noche, y no del Octavo Arte como quieren hacernos creer los “especialistas” al poner en pantalla diagramas de flujo y trescientas repeticiones en cámara hiperlenta al estilo Matrix sólo para comprobar que un delantero estaba en fuera de lugar al momento de mandar la pelota a las tribunas.
Otro dato curioso e igualmente confuso en relación a los clásicos es que los equipos involucrados en ellos tienen como quince nombres cada uno. El Cruz Azul, por citar un ejemplo, es conocido como los cementeros, la maquina, la maquina azul, la maquina celeste, los celestes, los conejos, etcétera. Quienes juegan para la UNAM son los pumas, los felinos, los universitarios, los galácticos del pedregal, etcétera. Incluso (lo diré pese a granjearme la ira de sus tres aficionados, si es que por obra y gracia divina leen esto) un equipo tan gris como el Puebla, que va y viene de una división a otra con la misma frecuencia con que las actrices de las telenovelas entran y salen del quirófano, tiene una decena nombres: los camoteros, la franja, los ejecutivos, etcétera.
Total que el clásico, por esas extrañas razones que existen en el mundo pero sobre todo en México, sigue paralizando al país entero muy a pesar de que todos sabemos de antemano que los próximos 90 minutos que pasaremos frente al televisor serán los 90 minutos más aburridos de nuestra semana. Mismos que, sin embargo, vemos íntegros, de principio a fin. Aburridísimos, independientemente del resultado, no importa si caen muchos o pocos goles, o ninguno, como en la mayoría de los casos.
Yo creo que no podemos dejar de ver el “clásico de clásicos” (sospecho que así lo llamaron los “especialistas” para que sepamos que éste sí que es el verdadero clásico o al menos el que más dinero deja) porque es un evento que nos lo han vendido como algo muy familiar y como un pretexto perfecto para convivir y conocernos más los unos a los otros. Sobra decir que esto es bastante extraño, ya que nuestra convivencia depende de y es provocada por veintidós hombres en pantaloncillos cortos y medias larguísimas que no cesan de mentarse la madre, escupir, sacarse los mocos, rascarse la entrepierna y demás linduras y ritos que acostumbran hacer dentro y fuera de la cancha los futbolistas, quienes, está de más aclararlo, son unos caballeros en toda la extensión, significado y magnificencia de la palabra. Es decir, los modelos a seguir por las futuras generaciones de México.
Toda esta algarabía (me imagino) se originó de la siguiente forma: un grupo de importantísimos mercadólogos y un grupo de respetadísimos señores de la asociación Padres de Familia Responsables por el Bien de México decidieron unir fuerzas e intelectos para que las familias no se desintegraran por culpa de la malvada pero necesaria televisión, así que se sentaron alrededor de una mesa redonda para dilucidar la formula secreta que lograra unir nuevamente a las familias sin dañar los intereses creados por las grandes corporaciones. Así fue como, después de horas y horas de romperse las neuronas y de acalorados debates, alguien dijo:
-¡Eureka, el fútbol!
Y vaya que fue una buena elección, ya que los partidos de fútbol en México son tan aburridos que los espectadores del clásico para llenar los espacios donde nada ocurre, es decir, durante todo el partido, gracias a que los jugadores se pasan unos a otros el balón sin cruzar de su mitad de la cancha como si la pelota fuera a detonar de un momento a otro como una granda sin seguro, o por el infalible futbolista que es rodeado y contemplado con miradas atónitas por un sequito de paramédicos que por causas o motivos que todo el mundo ignora llegaron trepados en un carrito de golf a observar al herido de muerte retorcerse sobre el césped como si fuera una babosa a la que acaban de echar sal en la espalda, las personas aprovechan para interactuar entre sí más allá de los monosílabos de costumbre:
-¿Y qué me cuentas?
-Nada. Todo bien.
-¿Y la familia?
-Bien.
-¿Y el trabajo?
-Bien.
-¿Quieres otra cerveza?
-Bueno.
Las cervezas llegan seguidas de un silencio y un aburrimiento insoportable hasta que el futbolista es resucitado y levantado como Lázaro gracias al agua milagrosa de los paramédicos.
Así se vive el “clásico de clásicos” en México hasta que se ven agotados en su totalidad los 90 minutos, que para colmo siempre son más de 90 minutos ya que el árbitro (persona grave, aburrida y rencorosísima) decide agregar otro cuarto de hora al partido bajo el pretexto de la compensación de tiempo perdido por los muchos moribundos que hubo en la cancha, cuando todos sabemos perfectamente que es su venganza por las mentadas de madre que recibió durante el soporífero encuentro.
La solución a todo esto sería sintonizar otro canal, sin embargo, esto es imposible de hacer ya que en casa o fuera de ella siempre habrá alguien viendo el clásico, y si pretendes encerrarte en tu cuarto, por arte de magia aparece un familiar o un amigo dispuesto a secuestrarte para ir a ver el clásico a un bar o a un restaurante o a su casa o tomarte de rehén en tu propia casa, lo cual es la peor de todas las tragedias que te pueda llegar a ocurrir ya que ni modo de decirle:
-Perdona, tuve que desaparecer noventa minutos porque tuve una emergencia en mi cuarto.
Aunque pensándolo bien, esa debería ser una excusa perfectamente valida y clásica para no ver el clásico.
12 comentarios:
¿En serio? ¿Puebla tiene equipo?
En cuanto a invitarlo a Gto. es usted siempre bienvenido. Por desgracia mi nueva condición de emancipada de la UG me impide ofrecerle cubrir sus viáticos ju! Y con respecto al paquete de servilletas, ando en mi etapa ambientalista y procuro no usar papel, le pediré que me firme alguna prenda como buena groupie.
Esa que no soy yo: vale, cuando me de mi vuelta por Guanajuato te firmo varias blusas. Un beso.
Aquí algunos comentarios:
LoG dijo...
ja!
Por que no hay comentarios en esta entrada?
Todavia es dificil de creer que hasta las personas mas cultas, leidas, integras, interesantes y hasta intelectuales por alguna razon que uno no entiende les gusta el futbol.
Es lo menos que espero de la mayoria de las personas que podrian venir a darse una vuelta y leer tu blog.
Pero me sorprende con agrado que compartas ese repudio por ver a esos (o a cuales quiera) 22 pelmazos corretear el balon solo para llenar las arcas de cuanto kingpin futbolero hay en este pais (o en el mundo).
Que bueno que no te gusta el futbol.
Es la mas grande perdida de tiempo que puede haber frente a un televisor.
Un abrazo, me encanta tu blog!
7 de noviembre de 2007 11:17 AM
p dijo...
Lamento informarte que el autor no sólo ama el futbol (se sabe todo: nombres, fechas, anécdotas) sino que además fue profesional o semiprofesional, o quién sabe qué en un equipo profesional.
Yo tampoco me explico por qué a una persona inteligente puede gustarle esa mierda. Bueno, se me ocurren 2 explicaciones: primera, que como la afición por el deporte se contagia de la misma forma que la devoción religiosa (lo aprendes de los mayores, te aleccionan, está alrededor de ti todo el tiempo y lo aceptas como algo normal, algo que tiene que ser, sin cuestionarlo nunca), y el futbol es marginalmente más entretenido (para algunos) que la religión, este sí haya logrado hipnotizarlos; segunda, que los hace sentirse sexys tener algun interés de "hombres de verdad". Es una payasada, populismo puro.
8 de noviembre de 2007 09:36 AM
jóse manuel dijo...
lRodrigo:
De lo mejor que te he leído. Gracias por el clásico y saludos fraternos.
8 de noviembre de 2007 02:52 PM
jenny dijo...
me encanta como manejas el sarcasmo, y no puedo negar que he soltado una que otra carcajada... como en este... clasico de clasicos...
saludos
8 de noviembre de 2007 03:16 PM
tadeo dijo...
Cada quien a lo suyo mi rodri. Tú eres literato, narrador, descriptor, ameno en lo que escribes, específicamente en tu área: la literatura. En este artículo sobre el clásico, dejas entrever tu ignorancia -gramatical y técnicamente dicho, no despectivamente- sobre asuntos periodísticos o de comunicación. Para informar primero hay que informarse. Cierto es que la mercadotecnia ha deformado la escencia del futbol. Te cuestiones el por qué los que narran los partidos de futbol llaman de diferentes maneras a los equipos: así es el lenguaje de la locución y así es el lenguaje del periodismo deportivo. ¿Acaso tienen que hablar poéticamente o literariamente los locutores? De ser así, sería aburrido. Imaginemos a Brígido Redondo narrando un partido de futbol. O a los poetas comentando sobre futbol, bueno puede suceder porque ya hubo la excepción con el maestro Juan José Arreola. Los locutores profesionales y también los comunicadores, tienen que leer de todo, hasta literatura, pero no son literatos. Los periodistas somos informadores, comunicadores, no literatos. Tú sí eres literato. Y con tu juventud e ironía narrativa, amén de la técnica literaria que posees, seguramente en los próximos años estaremos elogiando tus obras. Recuerda que los literatos tienen bien marcada su frontera con el periodismo. La literatura es, en definición de los propios literatos, limpieza del lenguaje, el periodismo es la prostitución del lenguaje.
Saludos.
P.D. Me atrevo a hacerte este crítica porque leo los artículos tuyos que me haces llegar vía este medio electrónico.
8 de noviembre de 2007 08:09 PM
Sebastián dijo...
El fútbol y los clásicos son universales.
También la buena pluma. Desde bien lejos -San Juan, Argentina- lo disfruté. Felicitaciones
9 de noviembre de 2007 01:44 PM
yaneth dijo...
Hola! Rodrigo
El futbol despierta pasiones y destroza razones.
Es una lastima que la mayoría de los mexicanos necesiten una estúpides para desbordar esa pasión -característica del ser humano- que, si la explotaramos en la cotidianidad nos liberaria de la monotonía y apatía en la que solemos desenvolvernos.
9 de noviembre de 2007 01:49 PM
buddy dijo...
QUE ONDA RODRO, AFORUNADAMENTE YO YA RARA VEZ VEO EL FUTBOL MEXICANO, ES UNA MIARDA Y YA NO EXISTE EL AMOR A UN EQUIPO, SOLO AL DINERO, AUNQUE EN ARGENTINA SEA IGUAL PREFIERO VER ESA LIGA QUE GRACIAS A LOS EEUU (FOX-ESPN) PODEMOS VER.
12 de noviembre de 2007 01:05 AM
martín dijo...
ja já, yo ODIO el futbol (no fútbol, queno estamos en España!)
un abrazo, admirado amigo.
y que ya no granjées enemistades!
15 de noviembre de 2007 12:25 AM
francisco dijo...
deberian de ver mejor hc(History Channel), Discovery Channel, o programas de este tipo en vez de andar como pendejos a tras de una pelota
15 de noviembre de 2007 12:32 AM
carlos dijo...
EXCELENTE ARTICULO RODRIGO, DESCRIBES EXACTAMENTE, LO ABURRIDO DE ESTE CLASICO, Y LA GRAN CANTIDAD DE CLASICOS QUE YA EXISTEN,ESTUVO SUPER FELICIDADES.
SALUDOS
15 de noviembre de 2007 12:35 AM
manuel dijo...
Rod:
Tu que investigas y aprovechando el tema de los clasicos, trata de explicarle a la gente que el clasico de Argentina Boca-River es para que el America se identifique con el River por su estatus, inclusive les decian (o dicen) millonetas como a ellos y que el Boca seria como las Chivas por su origen humilde y tradicion de barrio. Lo que pasa es que por los colores de los respectivos uniformes, los huiros que le van al America creen que le deben ir al Boca y no al River, que tiene los colores de las Chivas. Pero es historicamente totalmente alreves.
Bueno, ya tienes un tema, si lo puedes desarrollar, que bueno si no ni peich.
Saludos cordiales,
M.
15 de noviembre de 2007 12:51 AM
Publicado en:
http://www.lajornadanet.com/diario/opinion_base/publicados/2007/noviembre/clasico-clasico-9.html
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http://www.tvradioriviera.com/entrevistas/imprimir179.html
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http://www.notivargas.org/pildorita-de-la-felicidad/16103-el-clasico-de-clasicos--pildorita-de-la-felicidad-por-rodrigo-solis.html
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http://www.maseual.com.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=2028
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http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/8722884.asp
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http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=33&idTitulo=159251
Publicado en:
http://sdpnoticias.com/columna/8186/El_clasico_de_clasicos
Publicado en:
http://www.diariodezihuatanejo.net/2012/04/pildorita-de-la-felicidad.html
Publicado en:
http://www.diarioacontecer.com.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=9724:el-clasico-de-clasicos-&catid=75:valles-centrales&Itemid=96
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