lunes, 29 de diciembre de 2008

Recuerdos navideños


“Así se avanza en la vida: Primero uno cree en Papá Noel, luego uno no cree en Papá Noel, y al final uno es Papá Noel.”
- Un Papá Noel


1


Cuando era muy niño, la noche de navidad las pasábamos en casa de los papás de papá. Los papás de papá eran gente muy extraña. Hasta la fecha me resisto a llamarlos abuelos. Mis únicos abuelos fueron los papás de mamá. Ancianos que me dieron calor, amor, educación y todas esas cosas que le hacen a un niño sentirse orgulloso de formar parte de una familia.

More...La casa de los papás de papá era enorme. Tenía un jardín enorme. Una terraza enorme. Y eso es todo lo que recuerdo de esa casa enorme porque la mamá de papá no nos dejaba correr y explorar el interior de su casa tal cual como lo hacíamos mi hermano y yo en casa de nuestros abuelos.

En resumidas cuentas la casa de los papás de papá era un santuario ajeno. Un sitio extraño el cual visitábamos sólo la noche de navidad porque si decidíamos ir en otra fecha, como podía ser el Día de la Madre o el cumpleaños de alguno de los papás de papá, mamá se cansaba de tocar el timbre de la casa enorme y nadie nos abría, muy a pesar de que en su interior había mucha gente que nos observaba desde detrás de las cortinas de las ventanas.


2


Mi hermano era muy curioso y le gustaba explorar los lugares que no conocía. Sin que nadie se diera cuenta se escabullía de los adultos y se marchaba a descubrir lugares desconocidos.

-Detrás de la cocina vive una vieja de un millón de años –me dijo mi hermano en secreto.

Tiempo después mamá nos confesó que la anciana que dormía en el cuarto que estaba detrás de la cocina era la mamá de la mamá de papá.

No recuerdo haber besado nunca a esa señora. Tampoco recuerdo haber ido a su funeral.

Una navidad mi hermano me permitió acompañarlo a una de sus expediciones. Subimos a la planta alta de la casa y descubrimos muchas puertas. Todas tenían llave. Fue una expedición breve y desangelada.


3


No recuerdo cuántas hermanas tuvo papá. Esta laguna mental la atribuyo al hecho de que a estas señoras sólo las veía una vez al año. Aunque aventurándome en calcular un número, me parece que eran como 6 ó 7. Mismas que (excepto una), lucían idénticas. Es decir, eran igualitas a los roqueros de los años ochentas. Para más referencias, a los integrantes de Twisted Sister.

Mamá hizo lo indecible para granjearse la amistad de esas señoras pintarrajeadas como payasos pero ni una de ellas (salvo una) se dignó nunca a sonreírle. Ni siquiera la menor de ellas, que dicho sea de paso, fue la madrina de bautizo de mi hermano.

Mamá atribuyó este extraño comportamiento a que ni una de ellas (salvo una) logró casarse y luego reproducirse.

Cuando llegó la hora del intercambio de regalos y todos estábamos sentados alrededor del arbolito de navidad, el hijo de tía Loraine (la única hermana de papá que logró reproducirse) apareció disfrazado con una blusa más ceñida y más pequeña que la de la chica chiquitibum, sobre la cabeza llevaba un pañal, cubriéndole los ojos unos lentes oscuros, en los pies calzaba unos tacones rojos y en la mano sujetaba un pepino a manera de micrófono.

Al verlo bambolear las caderas, un silencio incómodo se apoderó de la casa enorme. Todos los adultos intercambiaron miradas sorprendidas y oscuras hasta que el papá de papá se aventuró a decir algo:

-Guau, miren, es Michael Jackson.

-No, abuelito –dijo el pequeño hijo de tía Loraine sacando de su error a su abuelito-. Soy Daniela Romo.


4


Al terminar la cena de navidad, mamá siempre intentaba (con poco éxito) despedirse efusivamente de su suegra, muy a pesar y a sabiendas de que la vieja bruja la aborrecía con toda su alma por ser una mujer completamente diferente a ella, o sea, por ser una jovencita blanca, refinada, de buenos modales, que siempre vestía al último alarido de la moda y que conjugaba todos los verbos sin finalizarlos con la letra “s”.

-Despídanse de su abuelita –nos decía mamá a mi hermano y a mí cuando escapábamos de la casa sin despedirnos.

Invadido por el espíritu navideño señalé con el dedo índice la noche estrellada jurando haber visto a Santa Claus volar sobre el techo de la casa de los papás de papá. Mamá sonrió, me acarició los cabellos, me dijo que sí, que Santa acababa de cruzar el cielo tirando de sus renos voladores y luego agendó mentalmente una cita con el oftalmólogo que días después me diagnosticaría un caso crónico de miopía.

-Yo me voy en el auto de papá –dijo mi hermano.

-Yo también –dije secundando a mi hermano.

Papá aceptó gustoso. Mamá le hizo una mueca extraña a papá. Papá le devolvió otra mueca extraña a mamá para tranquilizarla. Mamá hizo una mueca de no estar tranquila.

Aquella navidad papá y mamá habían llegado en coches separados porque papá tuvo que pasar a la juguetería a recoger todos los regalos que le habíamos pedido a Santa Claus, mismos que metió (o creyó meter) en la cajuela de su auto.

Al abordar el coche descubrí bajo el asiento de papá un regalo al cual no pude resistir el deseo de desnudarlo de su envoltorio. Jamás olvidaré la cara de Mumm-Ra, “La Momia”, mirándome desde su empaque plastilizado. Los ojos negros sin vida, la boca atascada de dientes horripilantes y el cuerpo marchito envuelto en vendas: el vivo retrato de mi abuela antes de morir.

-Bienvenido al mundo real –dijo mi hermano con una sonrisa maliciosa.


5


Desde pequeño me pareció disparatada la lógica que utilizaba Santa Claus para realizar la repartición de sus regalos. Es decir, mamá y papá siempre me dijeron que la cantidad de regalos que uno recibía era en medida proporcional a lo bien o mal que te habías portado durante el año. Sin embargo, uno de mis vecinos que era tan bueno como pobre, cada navidad recibía un solo juguete. Bajo una maceta decorada con esferas (su familia no tenía dinero para comprar arbolito de navidad) siempre le aguardaba uno de esos luchadores de plástico de tres pesos que te ganabas como premio de consolación por jugar a las canicas en la feria; luchadores de ínfima calidad que los fabricantes no contaban con el presupuesto, tiempo o delicadeza de cortarle las rebabas sobrantes de resina en pies y manos, dando la impresión al Rayo de Jalisco, Blue Demon y El Santo (había que imaginar que eran ellos porque por lo general ni siquiera venían pintados), de tener patas del pato Donald y manos del monstruo de la Laguna Negra, aquel renacuajo que salía por sorpresa de una bañera en la película de Pepito y Chabelo contra los monstruos.

A diferencia de mi vecino, yo era un niño insoportable. Una bestia consumista e insaciable que de vez en cuando lograba ser contenido (no del todo) cuando mamá me decía que la casa estaba llena de cámaras de video desde donde los Legionarios de Cristo monitoreaban mis movimientos las 24 horas del día.

Por fortuna, los Legionarios de Cristo nunca boletinaron mis videos al Polo Norte, de lo contrario mi infancia hubiese sido miserable sin la cantidad grosera de juguetes que recibía año tras año.

Desde luego no todo fue felicidad. No hubo 25 de diciembre en el que yo llegara corriendo al árbol de navidad y no descubriera todos mis juguetes fuera de sus cajas de regalo.

-Los duendes no tuvieron tiempo de envolverlos –me decía mi hermano jugando con mis juguetes.


6


Desde la puerta de arribos internacionales del pequeño aeropuerto de la ciudad, papá llegaba cargando una maleta. Regresaba de un breve viaje de negocios a los Estados Unidos. Aprovechando que los tratados de libre comercio no eran lo que hoy día, mi hermano y yo le encargamos a papá una lista interminable de artilugios nunca antes vistos en el tercer mundo. Verle llegar aquella mañana navideña sólo podía significar una cosa: juguetes. De ahí que no fuera de sorprender que lo primero que hiciéramos antes de saludarlo fuera abalanzarnos sobre su maleta como un par de hienas hambrientas.

-¡Es una porquería! –grité rodando convulso sobre el piso del aeropuerto.

Una nave espacial que emitía epilépticas lucecitas acompañadas de un horrendo sonido intergaláctico era lo único que había dentro de la maleta de papá. En castigo pataleé como un enajenado y en cuestión de segundos un tumulto de desconocidos (tanto coterráneos como extranjeros) observaban horrorizados a un niño poseso por los seis demonios de Emily Rose.

-Tranquilo, Santa te traerá todo lo que le pidas –me dijo papá avergonzado.

Sospecho que la orgullosa paternidad de papá empezó a irse a pique desde aquella mañana.


7


Papá murió en vísperas navideñas del año 2000. Un derrame cerebral cegó su vida. Murió sin conocer a sus nietos. Sin mirar a su hija convertida en mujer. Y sin sospechar que yo escondía a un escritor debajo de la piel.

Su mamá y sus hermanas (excepto una) no asistieron a su funeral. Dijeron que su muerte fue culpa de mamá.

Cuando papá agonizaba en la cama del hospital y me permitieron verlo por última vez, quedé petrificado al observarlo conectado a una máquina. No parecía estar dormido. Tampoco muerto. Tomé con vergüenza su mano porque un par de enfermeras no me quitaban los ojos de encima. Siempre había imaginado que de estar en una situación donde hay que dar un discurso de despedida a algún ser amado, éste sería tan emotivo como los discursos que se dicen en las telenovelas.

No fue así. Lo único que pude decirle a papá fue que me perdonara por haberle dicho que era una porquería la nave intergaláctica que me regaló cuando yo era un niño.


8


Mamá fuma a escondidas. Cuando sus nietos pequeños la pillan fumando ellos se tiran de los pelos, gritan, lloran y la acusan con mi hermano.

-Te vas a morir abuelita, no fumes –le dicen con lagrimones en los ojos.

La mamá de papá murió de cáncer. Fue un día como cualquier otro. No sentí nada. No fui a su funeral.

La casa de los papás de papá ya no me parece tan grande. En las navidades es la única casa de la colonia que no tiene foquitos de navidad. Allí viven 6 ó 7 mujeres. Solas. Sin hijos. Rodeadas de decenas de gatos. Todos castrados.


53 comentarios:

Anónimo dijo...

Entonces....?? eso es todo?? mmmm... espero que te haya faltado más y por equivocación solo eso aparece.
Un saludo Rodro, un beso y que la pases bien!
P.D.
Este blog tuyo cada vez me atrapa más.

Rodrigo Solís dijo...

Laurita: corregido. Maldita tecnología me jugó una mala pasada. Ya puedes leer completa la historia.

Eduardo Huchin dijo...

Yo aconsejaría que bajaras este post de la red, lo imprimieras y mandaras el texto a la primera convocatoria de cuento que encuentres.

Anónimo dijo...

Yo pensé que tener una familia grande, tradicional y fiestera era extraño pero ahora me dan ganas de amarla mucho más. Esta historia me gustó en particular, muy bien, te felicito como siempre.
Un saludo y: que la paz del niño Dios invada tu corazón y lo inflame de paz y buenos deseos.

Anónimo dijo...

Definitivamente, ahora me gusta más el Lado B. Ese Héctor Villareal (o algo así) no me termina de convencer

Rodrigo Solís dijo...

Eduardo: gracias, master. Esas palabras venidas de alguien como tú son más importantes para mí que cualquier cheque que pudieran darme, además, todos sabemos que jamás ganaré ni un concurso en mi vida.

Laurita: gracias, ya siento al niñito Dios dentro de mi.

Anónimo: paciencia, al buen vino toma tiempo acostumbrarse. Villarreal es un chingón. Créeme.

Anónimo dijo...

Hola Rodrigo: Como pasaste la Navidad, espero que bien. Dale un abrazo a tu mama de mi parte en agradecimiento por haber tenido un hijo como tu que se dedica con exito a hacer que pensemos y reflexionemos sobre hechos de nuestra vida, reflexiones que nos ayudan a rectificar muchos habitos o costumbres para disfrutar mas a los seres queridos que nos rodean. Cuidate y visita la casona de tus tias y si te reciben trata de alegrarles su existencia, te aconsejo que lleves un perro escondido y lo sueltes entre los gatos para que organicen una fiesta animada.

Rodrigo Solís dijo...

Ajax: gracias, yo le doy tus abrazos a mi santa madre personalmente, que ahora anda en Campeche por estas fiestas decembrinas. En cuanto al perro, no preocupéis, un día de estos les mandaré a Don Perro de JM para que las pinches viejas sepan lo que es divertirse.

Anónimo dijo...

jajaja ta muy garcia marquez. me encanto!

Rodrigo Solís dijo...

Diana: muchas gracias. Todos tenemos un Macondo corriendo por nuestras venas.

Anónimo dijo...

Tras confirmar que padezco de "depresion estacional" segun un programa radiofonico tipo la hora nacional, me decido a ir a mi botiquin en busca de algun farmaco poderoso que atraviese mis vias para nivelar mi sistema, y la triste realidad es que en mi botiquin solo hay un desenfriol y unos curitas, la depresion aumenta y se convierte en ansiedad, doy vueltas por mi casa hasta que caigo en la compu, en los meils; un amigo que anda de viaje me manda un video absurdo, de un tipo absurdo y carente de toda gracia que baila epilepticamente alrededor del mundo con gente desconocida, el mensaje de este video es que la felicidad es contagiosa al igual que el baile, y que todas las personas que ven dicho video, dibujan en su cara una sonrisa. En mi cara no se dibujó nada, mi depresion ahora es amargura. Despues de este terrorismo cibernético logro quitarle el empaque a 3 pildoritas de la felicidad. Gracias, tu amiga Dolores, los impuestos y los recuerods navideños consigueron muchas risas que a su vez consiguieron nivelar mi sistema.

Que pases un lindo año nuevo!
amanda alias Juanita Perez

Rodrigo Solís dijo...

Juanita: igualmente. Y espero que en el 2009 nos sigamos dopando juntos con sobredosis de pildoritas. Un beso grande.

Anónimo dijo...

hola rodro comoestas no te digo feliz navidad por ke no creo en este dia hecho por la mercadotecnia para empobrecer a la gente comprando ropa y regalos por eso te digo "felices fiestas" al principio me dio risa tu relato pero alfinal senti lode tu papa pero en fin estubo buena y a tus tias pos me recordaron a lospersonajes de las novelas de stephen king o algo mas terrorifico de alfred hitchkoc
en fin nos vemos ija y si vienes amerida me gustaria tomar una chela contigo aclaro no soy putito ni gay para ke luego no pienses ke te voy a pedir las nalgas o tu a mi jajajaja pero en fin a ver cuando nos vemos y estamos en contacto por aki

Rodrigo Solís dijo...

Edicson: igualmente, felices fiestas. Y claro, cuando vaya a Mérida salimos por unas chelas en plan Pedros Infantes. Nada de mariconadas. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

feliz navidad hermano, lo mejor del mundo para ti......

Rodrigo Solís dijo...

Eduardo V: igualmente, un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Rodrigo te envío mis cordiales saludos y mi agradecimiento por enviarme tus artículos, siempre con un sabor muy interesante.
Sigue así
Un cordial abrazo,
Nicolás.

Rodrigo Solís dijo...

Nicolás: por nada, un placer. Abrazos.

Anónimo dijo...

Hola Rodrigo:
Espero hayas pasado una feliz navidad, te deseo lo mejor para ste año que inicia.
Lamento tu pérdida.

atte
mariana

Rodrigo Solís dijo...

Mariana: igualmente. Un beso grande.

Anónimo dijo...

Rodrigo, disfruto cada uno de tus escritos.

Felices pascuas desde Colombia.

Francisco.

Rodrigo Solís dijo...

Francisco: muchas gracias. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Ese Solís... qué buen texto, maese. Demoledor. Chingón. Deberías estar publicando en medios nacionales.

Salucita, y que este año sea el más chingón hasta ahora.

Moch

Anónimo dijo...

Rodrigo:

Aún no termino de reir con tu declaración de impuestos, y ahora me enviaste una historia que lei completa. Te felicito

Rodrigo Solís dijo...

Manuel: muchas gracias. Y un fuerte abrazo desde la cosmopolita Campeche.

Anónimo dijo...

Siempre es muy chingón el momento de leerle, le comento que estoy en estos momentos montando en la página Web los dos cuentos que nos ha enviado y no había mandado el aviso de montarlos

Un abrazo

El MANE

Pd. El de Hacienda está poca madre

Rodrigo Solís dijo...

El Mane: gracias mi hermano. Un fuerte abrazo y seguimos en contacto.

Anónimo dijo...

Muy buen texto Rodro. Lo mejor que te leido. Felicidades.

Anónimo dijo...

De lo bueno, lo mejor, quise decir.

Laura Trujillo dijo...

Gracias Rodro, me habías dejado con las ganas... de leerte por supuesto jejeje.
Muy buen escrito, creo que de lo mejor que has hecho.
Un besote y sigue escribiendo mas.
P.D.
Eso de salir del gym e irte a un expendio, no es lo mas saludable jojo

Anónimo dijo...

Híjole Rodro que pinches tías, neta que pense que esos odios tan encarnizados solo en las novelas, a que se deberá tanta amargura??

Un abraxo

Rodrigo Solís dijo...

Flower: jajaja, muchas gracias. No tienes que aclarar nada, con sólo saber que una de las escritoras más guapas y talentosas me lee me basta para ser un hombre medianamente feliz.

Laura: tú lo has dicho, la cerveza no combina con la salud.

Gabriela: a que mis tías parecen ser criaturas creadas en Televisa.

Anónimo dijo...

todos? no, ya quisieran todos, somos pocos los elegidos. jeje. un beso!

Unknown dijo...

Feliz año Rodrigo, sin palabras, muy buen cuento, muy bueno,
sólo puedo seguir diciendo que, qué buen cuento, felicidades, aunque de pronto, me has dejado con ganas de llorar.

Rodrigo Solís dijo...

Indira: muchas gracias. Un beso grande. No llores. Así es al vida.

Anónimo dijo...

bueno si salimos en plan de pedro infante y jorge negrete no hay pedo por ke no se jalaban bien pero si salimos en plan de pedro infante y luis aguilar eso si es de cuidado por ke esos si eran maridisisisisisimos y casi casi toma y daka jajajaja

Anónimo dijo...

Y que el resto del año te vaya mucho mejor!!.....
Algo así deberíamos decir no? en ves de feliz año nuevo!..o prospero año nuevo!...eso ya es muy viejo y protocolario no crees?..
En fín, que sólo quería dejarle estos buenos deseos a uno de mis escritores favoritos, que hace que muchas veces valga la pena checar mi correo.
Sí me imagino que no eres tan 'viejo' rodrigo, igual y hasta tenemos la misma edad..jaja...pero tu me dirás ¿?..
Ah tmb te deseo que ya no te topes con tanta 'vieja gorda' en este '09, jaja.. abundan en campeche?? jiji..

Bueno recibe de mi parte un fuerte abrazo y un beso grande ...Año de Exitos para ti!

Rodrigo Solís dijo...

Cinthya: muchas gracias. Igualmente. Lo mejor para ti el resto del año. Tengo 28. Un chaval.

Anónimo dijo...

Me da envidia ese sentido tuyo de la narrativa, amena e interesante, Ojalà pudiera hacer algo asì.Te felicito como siempre y te envio mis deseos de que sigas siempre asì para deleite de tus lectores, yo el primero. un abrazo

Rodrigo Solís dijo...

Luigi: gracias. Eres muy generoso. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Muy emotivo, muy completo tiene de todo y es acorde a la epoca.

Rodrigo Solís dijo...

Manuel F: gracias.

Anónimo dijo...

Fuif... hacía falta algo así. Saludos

Rodrigo Solís dijo...

Lolbe: besos.

Anónimo dijo...

Hola, gracias por todos los escritos que me envías, este en especial, me hizo recordar cosas tristes, que en estas fechas no deberían de existir, pero así es la vida, que este año sea de grandes proyectos y de anhelos realizados, sinceramente, yo.

Rodrigo Solís dijo...

Fabiola: gracias e igualmente. Un beso.

Anónimo dijo...

excelente relato!
nostalgico, realista, tierno.....
feliz año Rodrigo, que cada dia te consolides aun más como escritor, sobre todo si es lo que te gusta....

con cariño!
Pili

Rodrigo Solís dijo...

Pili: gracias, un beso grande.

Media 3d2 (DF) dijo...

Publicado en:

http://media.3d2.com.mx/files/1230621960093560752.pdf

La Jornada (Nicaragua) dijo...

Publicado en:

http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2009/enero/5.html

Infomelilla (España) dijo...

Publicado en:

http://www.infomelilla.com/noticias/index.php?accion=1&id=11614

TV Radio Rivera (Quintana Roo) dijo...

Publicado en:

http://www.tvradioriviera.com/noticias/opinion_29/pildorita-felicidad-recuerdos-navidenos_3032

MILENIO NOVEDADES (Yucatán) dijo...

Publicado en:

MILENIO NOVEDADES 28 DIC 08