viernes, 25 de junio de 2010

Todos los caminos conducen a Alemania


“No nos une el amor sino el espanto.”
- Jorge Luis Borges


Papá fue un hombre con los pies en la tierra. Odiaba las supercherías, el cosmos, los horóscopos, y todo lo que oliera a esoterismo. Sin embargo, cada que se emborrachaba (lo que ocurría con frecuencia) aseguraba tener una relación paranormal con Alemania.

 -¿Te platiqué la vez que me fui a Alemania? –me decía con los ojos melancólicos, soñadores, nublados, parecidos a los de Borges cuando exigió como última voluntad que lo enterraran en Ginebra, lejos de casa.

Habré escuchado doscientas mil veces aquella historia: al graduarse del ITM, papá viajó con una veintena de estrenados ingenieros civiles al viejo continente. La idea: emborracharse todos los días; el pretexto: descubrir cómo le hicieron los alemanes para reconstruir su país luego de dos guerras mundiales.

Una noche, en una cantina, ebrios hasta el tuétano, los ingenieros civiles se sintieron insultados cuando un nativo los miró por debajo del hombro, ofensa frecuentísima desde su llegada, que desde luego no arguyeron a que el más alto del grupo era papá, que medía apenas 1.75.

-¿Qué? ¿Qué me ves? –dijo un ingeniero civil, increpando al parroquiano local que sin deberla ni temerla bebía un tarro de cerveza.

-Ich verstehe dich nicht –dijo el alemán mirando por debajo del hombro a la diminuta criatura morena que le hablaba.     

-Se me hace que nos está insultando este nazi –intervino otro ingeniero civil.

-Ich verstehe dich nicht –repitió el alemán.

Acto seguido, cual jauría de perros, los ingenieros civiles se abalanzaron sobre la torre teutona.

-Toma puto –dijo un ingeniero, de puntillas, encajando un puñetazo en el vientre de su víctima.      

Solidarios en la adversidad, innumerables torres alemanas se pusieron de pie desencadenando una batalla campal. Al llegar la policía, pese a pronóstico, hubo más alemanes que mexicanos en el piso.

-Mexican cheaters, mexican cheaters –repetían los alemanes retorciéndose de dolor en el suelo al tiempo que se sujetaban los genitales con ambas manos.

Este era el momento en que papá aprovechaba para explotar en una carcajada:

-Hasta para romper madres eran leales los alemanes –papá daba un sorbo enorme a su cerveza-, no como nosotros, a la primera de cambio les reventamos los huevos a patadas. 

Cada cuatro años me da por recordar esta historia. La gesta heroica de papá. Batalla espartana que viene en mi búsqueda cada Copa del Mundo, específicamente pasada la segunda semana del Mundial. Y más ahora. Cuando empiezo a sospechar que las tribulaciones etílicas esotéricas de papá embonan como piezas de rompecabezas.

Su primer viaje al extranjero no fue a Estados Unidos, tampoco a Centroamérica ni mucho menos a una isla del Caribe como marca la lógica geográfica y el presupuesto de un ciudadano tercermundista de clase media baja. Otro dato revelador fueron sus medios de transporte: el primero, un VW Safari con el cual enamoró a mamá; el último, un VW Sedan con el cual avergonzó y/o evidenció a mamá con sus amigas ricachonas. Más puntos esclarecedores: al casarse y mudarse de colonia, su vecino, nuevo compinche de borracheras y correrías (¿cuáles eran las probabilidades?) fue un alemán, quizás el primer y único alemán que brincó el charco para venirse a vivir a Mérida, mismo que mostró una habilidad sorprendente para aprender las costumbres mexicanas, o sea, formar otra familia a las espaldas de la comadre de mamá.

Pregunta: ¿Por qué estoy haciendo toda esta remembranza histórica? Respuesta: he llegado a la inequívoca e irrebatible conclusión, de que no solo papá tiene una relación mística con Alemania, sino también todo el pueblo mexicano amante del fútbol. Vínculo infranqueable. Insalvable. Inquebrantable. Indefectible. Ineludible. Inapelable. Inexcusable. Inexorable. Irreversible. Irrevocable. Irremediable. Cada cuatro años, quiéranlo o no, todos los caminos conducen a Alemania.

Todo comenzó en el año ´86, posiblemente la única vez en la historia del fútbol en que un equipo menor como México pudo salir campeón, de no ser, claro, por Alemania, que pese a ser visitante, estar deshidrata, fundida bajo el sol, no le temblaron las piernas, se amarró sus huevos teutones y nos ganaron en penaltis en cuartos de final.

En Italia ´90, al ser marginados del Mundial por ser los hombres más tramposos del mundo, mandamos a un señor a representarnos, a nombre de todo México, siempre vestido de negro para que quedara bien claro que estábamos de luto, tristísimos, inconsolables. ¿Qué hizo este señor? Le regaló la copa a Alemania en la final, inventándose un penal y rompiéndoles el corazón a nuestros hermanos argentinos.

En Estados Unidos ´94 volvimos a ser eliminados en penales, pero esta vez en octavos de final frente a Bulgaria. ¿Por qué? Miedo. Terror. Espanto. La santísima trinidad que todo mexicano carga en el pecho cuando sale de casa, sobre todo sabiendo que en cuartos de final nos esperaba Alemania, cansada, deshidrata, insolada, pero eso sí, con los huevos teutones bien amarrados, de acero.

En Francia ´98 la relación cósmica de la que tanto hablaba papá apareció, imposible escapar de ella estando en Europa. Sin embargo, como nunca se soñó ni en el más dulce de los sueños, teníamos a Alemania en el suelo, gimiendo de dolor, sujetándose sus huevotes alemanes, uno a cero abajo desde el minuto uno del segundo tiempo; entonces, faltando 30 para el final, Luis Hernández, alias, “el Matador”, indultó a los teutones luego de que Cuauhtémoc le diera un pase en el área chica que era más fácil meterla al fondo de las redes que sacar un calcetinazo a las manos del portero Andreas Köpke. Enmudecimos. Callamos. Palidecimos. Supimos nuestro cruel destino. Alemania se puso de pie, marcó el empate y los mexicanos (muy sensibles en eso de repetir el mismo dolor) se dejaron marcar otro gol para esquivar la tortura de los penaltis.

En Japón-Corea ´02 nos tocó en suerte Estados Unidos. Pan comido, pensamos. ¿Cuándo nos han ganado los gringos en fútbol? Lástima que pasamos por alto un detalle: Javier Aguirre. Javier, hombre traumatizado por la derrota del ´86 (al infeliz además de expulsarlo en tiempos extras por una falta contra Lothar Matthaeus, Harald Schumacher le atajó sobre la línea el gol de su vida, una espectacular media tijera, además de que falló en el área chica un gol clarísimo al rematar solo y su alma), vio el croquis del Mundial y ahí estaba, Alemania, meciendo sus huevotes como campanas doradas en lo alto de la Catedral de Colonia. ¿Qué hizo Aguirre? Dejarse perder. Descaradamente. A vista y paciencia de todos. Sacó a Ramón Morales. Metió a García Aspe. Desdibujó al equipo en la cancha. En fin, ciertos horrores son mejor olvidarlos, sepultarlos en el pasado, desmemoriarnos como los alemanes cuando se trata de genocidios. 

En Alemania ´06 la regla era enfrentar a Alemania. No había otro camino. O tal vez sí. Contratamos a un entrenador argentino, naturalizamos a un delantero argentino. Y enfrentamos a los argentinos en octavos. Nadie sospechó que los podíamos vencer. Pero el milagro ocurrió. Los teníamos. Y entonces… Talan, talan, talan. En las gradas del Leipzig sonaron los huevos alemanes como cencerros. Oswaldo Sánchez fingió volar como el hombre araña, puso carita de que hizo su mayor esfuerzo, de hombre liga que se estira desafiando las leyes de la anatomía humana por atajar la pelota, para yo sé bien lo que pasaba por la cabeza de Oswaldo si osaba desviar un centímetro el tiro de Maxi Rodríguez.

Ahora, en Sudáfrica ´10 no hay camino a donde correr más que a casa. Aguirre lo sabe. Es un hombre traumado, trastornado, trasnochado, testarudo, terco, tonto redomado. El domingo se dejará perder tal cual lo hizo hace 8 años, con descaro, desparpajo, alineando gente que no sería titular ni en una cascarita callejera, jugadores que serían los últimos en ser elegidos a la hora del recreo, en fin, repetirá la historia porque en México tenemos la insana costumbre de tropezar con la misma piedra, reproducir el mismo error hasta el infinito y más allá.  

Conclusión: ¿Antes del domingo tendré que viajar a Alemania, meterme a un bar y darle una patada en los huevos a un nativo, o acaso debo buscar a un alemán perdido en México (tal vez mi antiguo vecino) y dejar que me rompa los huevos de una patada para cortar la relación sobrenatural con Alemania?

lunes, 21 de junio de 2010

La maldición de Nike


“Todo espíritu de comprensión inteligente se halla ausente de esas estúpidas ideas.”
- Howard Carter (egiptólogo que descubrió la tumba del faraón Tutankamón) en referencia a la maldición de los faraones


Hasta hace poco más de semana y media, a mi chica ni le daba ni le quitaba el fútbol. Me importa una miarda, decía. Pobre ingenua. Entonces comenzó la Copa del Mundo y no para de repetir todos los días que no le hago caso, que no le meto mano, que me importa más el Mundial que su compañía, bla, bla, bla.

Dejo a mi chica en su casa a las 12 de la noche. Debo descansar, dormir al menos 6 horas y media para poder ver con los ojos a media asta el Portugal contra Corea del Norte. Al regresar a casa recuerdo que el partido es en exclusiva por SKY. Me echo una rabieta estilo Dunga que me espanta el sueño. Abro mi laptop. Entro a FutbolSapiens para ver las reflexiones del día 10 del Mundial. Grave error: el corazón se me paraliza, la sangre se me hiela, los ojos se me ponen como huevos duros al leer el último post que subió Barak Fever:


La maldición del comercial de Nike no deja títere con cabeza: Ronaldinho marginado, Drogba lesionado, Rooney apagado, Ribery deprimido y Cannavaro arrastrando el prestigio. Vamos: ¡hasta Federer perdió prematuramente en un Grand Slam por primera vez en 700 años! Yo que Cristiano ni salía a jugar mañana.


¿Qué? ¿Federer perdió? ¿En primera ronda? ¿En el césped sagrado de Wimbledon? ¿Lo eliminó el colombiano Alejandro Falla? ¿Acaso en Colombia juegan tenis?

-¡No puede ser, noooooooooo! –grito poniéndome de pie y me sujeto la cabeza como Delfín Quishpe en el video Torres Gemelas- ¡Por el amor de Dios, pero si el único colombiano que juega tenis es mi amigo Juan Carlos Cuenca, que acabó su carrera antes de ser profesional al destrozarse los ligamentos cruzados de la rodilla en una cascarita de fútbol, y de eso hace más de una década!

Corro al baño y del puro coraje cago cien mil litros de diarrea. Al borde del desmayo por deshidratación, pienso: un momento, ¿no será que Barak se refiere a la eliminación “prematura” de Federer en los cuartos de final de Roland Garros frente al sueco Soderling?

-¡Síííííííííí! –exclamó de placer con el puño levantado a lo Rafael Nadal al tiempo que me pico el culo con singular alegría (también a lo Rafa Nadal) porque recuerdo que Wimbledon comienza hoy a las 7 de la mañana.

Voy a la cocina, me preparo dos litros de café, espero paciente la salida del sol y el inicio del torneo más bonito del mundo, claro, solo por detrás del Mundial, la Euro y la Champions.

Mis ojos vuelven a quedar como huevos duros. En pantalla Roger juega como nunca. O sea, comete doscientas mil dobles faltas, le rompen el servicio en dos ocasiones, la gordita de su esposa se come las uñas en la tribuna y en la cancha un colombiano le gana los dos primeros sets.

Enseguida, es inevitable, me vienen a la cabeza las palabras de Barak, la maldición del nuevo comercial de Nike. Mientras se juega el tercer set, pienso en Drogba cuchareando la pelota sobre el arquero italiano (un tal Palermo, no Bufón, presagio de que Bufón solo vería 45 minutos de acción en el Mundial), el carnaval que se gesta en las calles de Yamusukro, los negritos bebiéndose hasta la última gota de cerveza de las cantinas en Abiyán, disparando al cielo ráfagas de fuego con sus cuernos de chivo (eso no sale en el comercial pero en la vida real estoy seguro que así celebran en Costa de Marfil), y luego, un japonés tirándole una patada voladora y rompiéndole el cúbito del brazo derecho al pobre de Didier a una semana del Mundial.

0 - 40 abajo Roger Federer en el noveno juego del tercer set, todo parece indicar que el colombiano se llevará el partido en sets corridos, los narradores están estupefactos, es inminente la caída del suizo, aparece en pantalla una estadística donde muestran a los campeones de un Grand Slam que al año siguiente han sido eliminados en la primera ronda: ¡Solo cinco! (Rafter, Hewitt, Becker, y dos gringos que no recuerdo sus apellidos).

-¡No puede ser, noooooooooo! –vuelvo a gritar como Delfín Quishpe, me sujeto la cabeza con ambas manos y pienso en Cannavaro rescatando el balón de la línea de gol como si sus piernas fueran las mismas de Alemania 2006, su risa de golfo irresponsable, de rey de los puteros mientras unas bailarinas flotan sobre su cabeza abriéndole las piernas, luego, veo al pobre de Fabio, reducido a un hombrecillo junto a las torres Neocelandesas, entregando la bola para que fusilen no a Bufón ni a Palermo pero sí a Marchetti, el portero italiano que tiene tatuada a la Virgen María en el torso luego de sobrevivir a un accidente de tránsito en el 2005 que cegó la vida de dos amigos.         

Fin del tercer set. La Virgen María parece tener clara predilección por los europeos, la sangre llama, ella es blanca y de cabellos dorados, podría pasar por helvética. De milagro veremos un cuarto set y entonces pienso en Rooney, minuto 89 con 17 segundos, tremenda gambeta que desparrama a un franchute, pase largo, flotado, Ribéry lo intercepta de pecho, llenándose de gloria, desparramando ingleses en el césped, uno, dos, tres, uno, dos, pero goles los que el Chicharito y un jorobado como el que habitaba en la Catedral de Notre Dame de la novela de Victor Hugo, también amante de las bailarinas exóticas, les clavan en el segundo tiempo desencadenando una telenovela en la selección francesa donde terminan por expulsar al goleador Anelka gracias a su “Domenech: vete a tomar por culo, sucio hijo de puta” y por renunciar el director delegado de los franceses, además de los jaloneos y gritos por parte del preparador físico y el capitán Evra, o sea, un desmadre total, muy a la mexicana.

Cuarto set. Primer juego. Rompimiento de servicio a favor del sudamericano.

-¡No puede ser, noooooooooo! –grito por tercera vez en la mañana.

Barak Fever tenía razón. La maldición de Nike existe. Puedo olerla, palparla. Pienso de nuevo en Wayne, ese Cuasimodo inglés, barriéndose como loco, siga siga, dice el arbitro al ver caer al césped a Ribéry, Rooney es nombrado Sir por la Reina, cientos de niños, futuras basuras blancas, son bautizadas bajo su nombre, cientos de tocayos tendrá Wayne mientras Iniesta, Fábregas y Piqué avientan furiosos los periódico donde relatan las hazañas de Sir Rooney, ¿o es que acaso el periódico que arrugaron, hicieron bolita y luego aventaron fúricos los seleccionados españoles decía que enfrentarían a los amigos poco famosos de Ronaldinho en octavos de final, o acaso es porque leyeron alguna predicción de Walter Mercado donde auguraba que uno de ellos se lesionaría en el primer partido, el otro calentaría la banca y al último le romperían la ceja y luego la boca, dejándolo vendado como una momia de Guanajuato?

5 juegos a 4 en el cuarto set. El colombiano saca para partido. Eso es todo. La confirmación rotunda, absoluta, inobjetable de que la teoría de Barak es cierta. El comercial de Nike está maldito. Todos los involucrados están destinados al fracaso en Sudáfrica 2010. Incluso Wayne, el goleador infalible de la Premier League, autentico fantasma ante los gringos y argelinos.

-¡No puede ser, noooooooooo! –gritó como un desadaptado, cuarta vez- ¿Por qué Federer aceptó dejarse perder en un partidito de ping pong contra Wayne Rooney? ¿Por qué? –me pregunto sujetándome la nuca- ¿Qué no ve que igualito lo trae el colombiano, de un lado para el otro de la cancha, como autentico calzón de puta?

Pero entonces, en mitad de mis enloquecidos reclamos de subnormal, ocurre algo. En el cintillo al fondo de la pantalla del televisor, los chicos de ESPN informan que Portugal acaba de marcar una de las mayores goleadas de los Mundiales: 7 a 0. Me callo la boca y pienso: ¿acaso Cristiano Ronaldo no salía en el comercial de Nike?

Quinto y último set. Roger ha emparejado el partido. Pienso: ¿no fue Gael García el único mexicano en aparecer en el comercial? ¿No fue el director mexicano González Iñárritu quien filmó la supuesta maldición? ¿No está México con pie y medio en los octavos de final?          

6 a 0. Federer barre el quinto y último set. El mundo ha vuelto a la normalidad. Suspiro exhausto. Voy a la cama, cierro los ojos y en mis sueños aparece Lionel Messi con sus flamantes y ultraligeros zapatos Adidas metiéndole cuatro goles al Conejo Pérez.  

domingo, 20 de junio de 2010

México: melodrama impredecible


¿Qué pasaría si el Mundial de Sudáfrica fuera un corporativo televisivo como la NBC o ABC o Showtime o HBO o BBC y cada Selección nacional fuera una sitcom o melodrama o miniserie histórica o de suspense y cada partido de fútbol fuera un capítulo que pudiéramos descargar del Torrent o del RapidShare?

Hernán Casciari se hizo esta pregunta en Espoiler, su blog de reseñas y descargas de series televisivas, y por lo pronto él, argentino hasta la médula pero afincado en Barcelona desde hace algunos años, dijo que seguirá y recomendará las series más exquisitas del Mundial, o sea, solo dos: una se llama Argentina Campeón, remake de otra muy parecida emitida en el año ´86, que con suerte (augura el crítico mercedino) contará con siete episodios trepidantes; y la otra, un drama español de cinco episodios llamado Siempre caemos en Cuartos

Humildemente, además de seguir las series recomendadas por Casciari, apunté en mi agenda Soñando con el quinto partido, un melodrama mexicano producido y transmitido por dos cadenas: Televisa y TV Azteca.

El 11 de junio fue emitido el episodio piloto, S01E01: Papelón Inaugural. Los primeros minutos de la emisión nos ilusionaron, nos hicieron soñar, pudimos ver gran producción, bonito vestuario e incluso filmación en exteriores que nos recordaron grandes series del pasado como lo fueron Senda de Gloria y La antorcha encendida; sin embargo, pasados tres cuartos de hora, fiel a una añeja tradición mexicana en el drama, hubo falta de consistencia, de cohesión, poca química entre personajes secundarios y protagónicos, aparecieron las infalibles vedettes, actores mostrando más piel de la necesaria, actuaciones tan acartonadas como los sets que pretendían simular haciendas del siglo antepasado, y como cereza del pastel, la insufrible voz grave en off del narrador con su clásico “vamos muchachos” y “tirititito”.

También podemos achacarle a este desangelado debut un punto que criticó Hernán Casciari sobre el piloto Siempre caemos en Cuartos. Repasemos: El problema de la serie —sospecho— es que sus guionistas nunca lograron llegar muy lejos en el prime-time. Tienen buena audiencia en cadenas regionales, en amistosos autonómicos, pero cuando de verdad entran a competir con las grandes series de siempre, se nota.

Pese a todo pronóstico, o sea, al finísimo paladar de los televidentes mexicanos, el 17 de junio, luego del fiasco inicial, las dos poderosas cadenas televisivas (mejor conocidas por AMLO como el Duopolio), para el S01E02: Ribéry no espanta a nadie, nosotros tenemos la joroba de Cuauhtémoc, contrataron a guionistas serios, magníficos, de la escuela Cuna de Lobos y Mirada de Mujer.

El resultado, damas y caballeros, fue de obra maestra.

Vale ilusionarse. Por ello, el martes 22 de junio, 9:00 a.m. en punto, los amantes de los melodramas estaremos pegados al televisor viendo el S01E03 de Soñando con el quinto partido, y preguntándonos si el villano de Javier Aguirre seguirá confabulado con su compinche Guille Franco para hacerles la vida miserable al muy sufrido del Chicharito Hernández y al pobrecito de Andrés Guardado, o si finalmente aparecerá en escena el galán de Memo Ochoa para robar suspiros de toda la audiencia femenina (y también masculina).

Por desgracia aún no tenemos avances del tercer capítulo, pero se corre fuerte el rumor en Ventaneando y en La Oreja, que en caso de ser flojito como lo fue el episodio piloto, Televisa y TV Azteca aceptarán una propuesta que formalmente les ha extendido la televisora argentina TyC Sports para aparecer como invitados especiales en Argentina Campeón: S02E01.

De corazón, esperamos que el Duopolio rechace la oferta albiceleste y retenga a los mismos guionistas del S01E02: Ribéry no espanta a nadie, nosotros tenemos la joroba de Cuauhtémoc, de lo contrario, el melodrama mexicano corre el riesgo de convertirse en un remake de una serie tristísima emitida en el año 2006 llamada La maldición de los Octavos, que a su vez es un refrito de un drama transmitido en el 2002 titulado Malditos gringos, que a su vez es un refrito de otro drama televisado en el ´98 llamado La maldición germana, que a su vez es un refrito de un dramón (todo un clásico) emitido en el año ´94 titulado Malditos penales.   

domingo, 6 de junio de 2010

Las noticias de hoy día


“Hay mucho que decir en favor del periodismo moderno. Al darnos las opiniones de los ignorantes, nos mantiene en contacto con la ignorancia de la comunidad.”
- Oscar Wilde


En la computadora tengo una carpeta de varios gigabytes donde almaceno noticias inverosímiles. Y no me refiero a noticias con encabezados tipo “Reaparece el chupacabras” o “Filipino ve nave espacial sobre el techo de su casa”. No. Hablo de noticias publicadas en la red por periódicos serios. Periódicos donde publican sus columnas señores respetables con caras de perros tristes que todos los días dan las noticias en los noticieros más importantes del país y les entregan el Premio Nacional de Periodismo. Periódicos que se anuncian en la televisión y en donde en teoría le pagan un sueldo decente a sus corresponsales, fotógrafos, editores, etcétera.

Para más INRI, la carpeta de mi computadora lleva por título Noticias chifladas, y en ella atesoro encabezados como “Organizan una boda perrona”, donde el periódico Excelsior nos cuenta que en el Perú, Puki y Dana se convirtieron en la primera feliz pareja canina en contraer matrimonio. Ojo al dato, cita textual: “La novia, una perrita shitsu, llegó en el coche de su propietaria vestida con un velo blanco, en tanto que su pareja, un perro cruzado (traducción: un malix), lucía un clásico minisombrero hongo”.

En lo personal, más que asaltarme la certeza de que el mundo pronto va a arder en llamas al ritmo de los trompetazos de los jinetes del Apocalipsis, me entran muchas dudas sobre el rumbo que ha tomado el periodismo hoy día. Los periodistas no profundizan en sus notas, dejan cabos sueltos, preguntas al aire, dejan huérfano, desamparado, al lector; por ejemplo, siendo yo un lector curioso, me pregunto si los invitados a la boda perrona fueron todos perros o también hubo humanos, y cuando el sacerdote o juez le preguntó a la pareja si aceptaba tomar como esposa o esposo al otro, cómo habrá sabido que el ladrido era una afirmación o una negación, y otra duda más: ¿en el matrimonio de perros estará permitida la poligamia y el incesto?

Aquí les va otro caso que demuestra que el periodismo ya no es lo que era. El 15 de agosto del 2008, el periódico El Universal, publicó esto: “Dan a pingüino coronel grado de Caballero Real en Reino Unido”.

¿A poco la nota no es para quitarnos el sueño? Lo más que nos dicen los periodistas de El Universal es que los señores de la BBC Mundo dicen, cito textual: “el pingüino coronel anteriormente había recibido medallas por la longevidad de su servicio e incluso se le ha construido una estatua de bronce”

Eso es todo. Para caerle a trompadas a los señores reporteros. Lo más que hacen es adornar la nota con una foto donde aparece Nils Olav (así se llama el recién condecorado) marchando con mucho garbo, las aletas abiertas, mientras unos militares vestidos pulcramente, formados en fila y armados con mosquetes, saludan al nuevo Caballero Real tal cual lo hacíamos nosotros todos los lunes en el patio del colegio cuando pasaba ante nuestros ojos el lábaro patrio en los honores a la bandera.

Muchas preguntas quedan en el aire: ¿Nils Olav es un agente secreto más astuto que James Bond, o acaso Nils compone música más bonita que la de Elton John, o quizás es que Olav mete goles más espectaculares que los de David Beckham? Un misterio. De sus habilidades y el porqué del nombramiento nobiliario y de la construcción de una estatua de bronce que solo unos pocos privilegiados en el Reino Unido gozan, ni coma. Lo más que nos dicen en la noticia (incluida la BBC Mundo, no crean que no investigué en su página oficial) es que Nils Olav es miembro honorario de la Guardia del rey de Noruega, o sea, miembro de la unidad de élite encargada de proteger a la familia real.

Entonces vemos la imagen que nos presenta la BBC Mundo y en ella descubrimos como el Comandante Olav supervisa con altivez a sus subalternos. Y a falta de información, podemos inferir cuatro cosas (nada más cuatro, para empezar): 1. La palabra “élite” significa cosas diferentes para Noruega y el resto del mundo; 2. La familia real noruega tiene muy pocas cosas de qué preocuparse; 3. El resto de la Guardia del rey de Noruega deben tener muy baja autoestima, pues su situación laboral es de las más humillantes del mundo; 4. Nils es uno de los animales que con mayor éxito ha incursionado en el mundo de la política y el servicio público, solo superado por Incitatus, el célebre caballo-senador-amante de Calígula. 

Y así, el curioso lector puede seguir ad infinitum, al menos en noticias relacionadas con animales, como la nota de Tabasco Hoy del 30 de julio del 2008, donde Pequeño (un perro) compareció ante los tribunales de la India al ser acusado por alterar el orden público. O la noticia de BBC Mundo del 13 de noviembre del 2007, cuando P. Selvakumar (humano de 33 años) contrajo matrimonio en el templo hindú del estado de Tamil Nadu con una perra llamada Selvi. O la publicada por El Universal el 7 de junio del 2008, donde nos informaban de lo siguiente: “Designa universidad de India rector a dios mono”.

Como era de esperarse, ninguna de las tres casas informativas dieron seguimiento a las inquietudes obvias del lector curioso: ¿Pequeño habrá comparecido en el tribunal vestido con traje y corbata?, ¿los padres de Selvi eran racistas o aceptaron de buena gana en su seno familiar al humano P. Selvakumar?, ¿cuáles fueron las primeras medidas académicas del nuevo rector dios mono de la Universidad Sardar Bhagat Singh de Tecnología y Administración para que el alumnado obtenga buenos trabajos al graduarse?    

Desde luego que no todas las noticias dignas de una película protagonizada por Rob Schneider tienen como figura principal a un animal, también las hay como la que apareció el 30 de mayo del 2008, cuando El Universal publicó esto: “Vive japonesa un año en un armario sin ser detectada”. Naturalmente el lector se quedó con mil y un interrogantes, pues la nota fue parca y no ahondó en la historia más que para decir lo siguiente, o sea, para dejarnos picadísimos: “el propietario de la vivienda empezó a sospechar que algo pasaba cuando comenzó a desaparecer la comida”.

Hace un par de semanas, para ser exactos el 10 de Mayo del 2010, Día de la Madres, apareció una noticia digna de engordar aún más mi carpeta de Noticias chifladas, el encabezado era el siguiente: “Queda embaraza tras ver film para adultos en 3D”. Sin embargo, luego de una tarde entera de cavilación, decidí que la nota no era tan chiflada después de todo.

Pensé: si hace poco más de dos milenios y una década una adolescente virgen en Nazaret aseguró quedar embarazada sin que el novio la tocase, ¿por qué ahora, en pleno siglo XXI, no debería creerle a Jennifer Stewart quien asegura que dio a luz nueve meses después de ver una película porno en 3D?

-Es un milagro que haya quedado embarazada –dijo incrédula la buena de Jennifer–. Mi esposo hace meses que no pisa la casa, está combatiendo en Irak.

Palabra, yo le creo a Jen. ¿Quién soy yo para contradecirla si su mismísimo esposo le cree tal cual lo hizo un carpintero a su novia en Nazaret hace poco más de dos milenios y una década?

-Las pelis en 3D son muy reales –dijo Erick Jhonson, esposo de Jennifer–. Con la tecnología de la actualidad todo es posible.

Ahí lo tienen, caso cerrado. Verdad pura y dura como una catedral.

Y como última prueba de que Jen no miente, estas fueron sus últimas declaraciones sobre el tema:

-Él sabe que soy fiel –Jennifer sonríe, deja que el fotógrafo la retrate  cargando a su criatura morena, la cabeza llena de rizos–. Un mes después de ver la película comencé a sentir mareos y los resultados fueron positivos. El padre de mi hijo es el negro protagonista de la porno, no me cabe la menor duda, mi esposo y yo somos blancos.

Digerida la nota, he decidido cambiarle el nombre a la carpeta de Noticias chifladas. De ahora en adelante se llamará Noticias de todos los días