miércoles, 12 de septiembre de 2012

Bueno para nada



El fútbol mexicano representa a la perfección el surrealismo del país. O mejor dicho, la realidad que se vive en las altas esferas. Imagina que eres un idiota, sin embargo, tienes la poca vergüenza u osadía de salir a buscar trabajo para un puesto en el que estás a años luz de estar calificado. No tienes título universitario (mucho menos maestría y postgrado en el extranjero), no hablas más de un idioma (en realidad, con trabajo articulas tu lengua materna), eres impuntual, careces de carisma, tienes tatuada la derrota en la frente, no sabes relacionarte con las personas, no posees liderazgo y una nube negra te hace marcación personal hasta a la hora de ir al baño. En pocas palabras, eres un inepto de profesión.

El hombre encorbatado de Recursos Humanos te escanea con la mirada. El anuncio del periódico especifica claramente que los aspirantes al puesto vacante tienen que tener excelentes credenciales, no es para menos, la empresa está al borde de la bancarrota.

-Vengo por el trabajo de director –anuncias al entrar a la oficina.

De los bolsillos de tus pantalones sacas una hoja arrugada. La entregas. Es tu currículum vitae. El señor engominado de Recursos Humanos arquea una ceja, sus ojos muestran asombro, o mejor dicho, terror.

En una década has estado en 11 compañías distintas (en alguna repitiendo la terrorífica gestión años después). De todas te han echado. Incluso has quebrado un par de ellas.

Para sorpresa de los empleados de la compañía (futuros hombres desempleados) el sujeto de corbata se levanta, su mano extendida atraviesa por todo lo alto el escritorio. Estrechas la mano que tienes delante. El trabajo es tuyo. A partir de hoy, eres el director de la compañía en números rojos.

Tu nombre es Sergio, y tu apellido (cual broma macabra) es Bueno.




El fútbol en México (al igual que la política) demuestra que orbita en un sistema paralelo al del mundo real, donde es valido fracasar una decena de veces en un mismo trabajo y siempre tener la certeza de una nueva oportunidad para probar que eres un idiota.