viernes, 31 de octubre de 2008

El cementerio del pudor


Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.”
- Francisco de Quevedo


Estoy gratamente escandalizado. La vergüenza ha muerto. Resulta ser que ya nadie acepta el rol de feos que nos confirió la naturaleza. Los reality shows, MTV y toda esa retahíla de programas que nos repiten hasta el hartazgo que ser una calca de las estrellas que salen en la televisión (no importa lo horrendos que podamos llegar a ser) es el único sentido por el que hemos venido a este mundo, y si no me creen, por favor, se los ruego, visiten la siguiente dirección de Internet: www.sexyono.com

Si bien, como todo en la vida, algunos individuos son inocentes (los pocos), quienes aparecen por cortesía de amigos a los que se les hizo una buena idea subir al ciberespacio la fotografía del chico tímido que en la intimidad y seguridad de una reunión de amigos cometió el error de olvidar que vivimos en un mundo virtual, donde en cualquier instante en que te des licencia para travestirte o embriagarte hasta vomitar el cóccix por la boca es la oportunidad perfecta para que un teléfono celular (de esos que tienen toda la parafernalia tecnológica desde cámara fotográfica y cámara de video del tamaño de una aspirina) registre tan invaluable, y tal vez irrepetible, momento. El resto, el grueso de los parroquianos del sitio del que les hablo, está ahí por voluntad propia, orgullosos de sí mismos y de lo que representan.

La página “sexy o no”, como su nombre lo indica, tiene la finalidad de develar el misterio de si eres sexy o no para el público. La mecánica es simple, lo único que tienes que hacer es colocar tu fotografía y el resto lo hacen los visitantes de la página, quienes con expertos y catadores ojos califican tu sex appeal del uno al diez. 

Por principio de cuentas, uno pensaría que hay que tener un coraje fuera de este universo o estar desesperadamente solo para prestarse a subir una fotografía personal y que una bola de extraños decida si eres apuesto o no. También, uno supondría según dicta el sentido común, que si ya estas involucrado en tan penoso menester de exponerte como un fenómeno de circo en una vitrina, al menos te tomarías el debido cuidado en elegir una foto que resalte tu mejor perfil para no asustar a los exigentes jueces que siempre están dispuestos a poner la calificación más baja. Sin embargo, cuando empezabas a creer que dominabas el instructivo de cómo funciona este loco mundo moderno, te topas con la fotografía de un hámster humano, que desde el cyber café más rascuache que pudo encontrar desempolva su mejor mirada, y a leguas puedes adivinar que el pobre gordito estuvo una semana a dieta de Special K antes de atreverse a salir a la supercarretera de la información. “M nknta la musik. Me gusta el rap y el reg”, dice el roedor-hombre con sus ojitos soñadores. Francamente el gordito es del tipo de gorditos que jamás imaginarías rapeando las canciones de 50 Cent; más bien da la impresión de ser el clásico robusto caballero que, con su mochila de Bob Esponja a cuestas y sentado desde la primera fila del salón de clase, responde correctamente a cada una de las preguntas que formula la maestra.    

Si sigues mi consejo de visitar la página de Internet, durante tu recorrido seguramente tropezarás con un hato de jóvenes dignos de llamar tu atención, e incluso algunos dignos de que nos detengamos para hacer mención en ellos, como uno de cabellos parados que decidió retratarse junto a un Hummer; igual y pretende que asumamos que el ostentoso vehículo es suyo, porque eso sí, jamás dijo que le perteneciera. En fin, jamás terminaría si menciono uno a uno a todos los personajes inverosímiles que aparecen, que son casi todos, porque hay desde los gordos que subieron a la red en contra de su voluntad, el Kill Bill de guantes y espada en mano que se regodea frente a un espejo, a los que les da por hacerse peinados de piña y sentirse irresistibles; los de mohines coquetísimos; los que por primera vez en su vida lograron vestirse con traje sastre y decidieron que eran la elegancia ambulante (por ende, esa era la foto indicada para subir a la página); los que exhiben con orgullo su déficit de cuello; los de actitud meditabunda tirando rostro en plan intelectual; los que intentan a toda costa amedrentarte con su actitud de rufianes incorregibles, y así, hasta llegar a los que hacen tiernas caritas de cachorro frente al espejo del baño.

Al final del día uno pensaría que lo mejor de la página son las fotografías, sin embargo, las imágenes no son nada en comparación con la literatura que son capaces de regalarnos estos individuos, dueños de la ortografía más escalofriante jamás antes vista, como la de mi personaje favorito, que sale a bordo de una lancha sintiéndose Collin Farrel en Miami Vice, diciendo el siguiente pedazo de gloria: “ke paxo nenas? como veran soy amante dela aventura, y el buen gusto. pero la ultima decision es suya! estudio medicina en campeche, aunque soy de merida. esta de mas hablar. Nos vemos ojala pronto! besos!!”.

Obviamente si yo fuera una chica me derretiría ante semejante oferta de aventura y buen gusto.

Les digo, no hay pudor. La caja de Pandora de la fealdad fue abierta. Vivimos en una locura colectiva. Lo único rescatable de todo este asunto es que los padres de familia pueden estar tranquilos, pues las largas jornadas que sus hijos pasan encerrados en el baño no las invierten en masturbarse o en meterse coca, sino en tomarse la fotografía idónea, que les garantice un diez de calificación para poder irse a dormir tranquilos con el autoestima por las nubes. 




12 comentarios:

Rodrigo Solís dijo...

Este escrito nos dio una idea para una sección en el blog rosa.

http://pildoritadelafelicidad.blogspot.com/search/label/EL%20CEMENTERIO%20DEL%20PUDOR

Aquí algunos de los comentarios que arrojó este escrito en su momento:

ricardo dijo...
me di una vuelta por el sitio, y neta, tienes razón, pero bueno habrá que preguntar a algún psiquiatra el por qué tanto mexicano se siente tan guapo.
19 de septiembre de 2007 12:13 PM

marco a dijo...
lo pero de todo es que creen lo que mal dicen y lo que mal escriben, yo conosco varios en mi trabajo.
nunca se les ocurrira leer un buen libro, en fin, el sentido cumun se harto de los humanos.
P.D. mi explorador no me permite ingresar a la pagina (no se si deba agradecérselo) pero no hace falta.
la comunicación y los medios somos nosotros, hasta siempre.
19 de septiembre de 2007 12:14 PM

Anónimo dijo...
¡Qué galería de esperpentos! No soy el más guapo del mundo, y precisamente por eso no me tomo fotos desvestido y con cara de circunstancia y las pongo al alcance de todo el planeta Tierra.
19 de septiembre de 2007 12:14 PM

Poyo dijo...
Mi querido Rodrigo, acabas de proporcionarme un maravilloso pasatiempo para esos ratos muertos en que no tienes tiempo de hacer nada que valga la pena...
Al menos aquí tendré de qué reírme... :P
26 de noviembre de 2007 04:02 PM

Noticias Galicia (España) dijo...

Publicado en:

http://www.noticiasgalicia.com/articulos/articulo276.html

Peru.com dijo...

Publicado en:

http://pildoritadelafelicidad.blogs.peru.com/2007/12/10/el-cementerio-del-pudor/

Anónimo dijo...

As your conviction is strengthened you determination unearth that there is no longer the need to have a discrimination of control, that things will flow as they at one's desire, and that you will flow with them, to your fantabulous delight and benefit.

Anónimo dijo...

Child labor and pauperism are inevitably likely together and if you endure to object the labor of children as the treatment pro the collective disease of poverty, you inclination suffer with both penury and child labor to the close of time.

Anónimo dijo...

Be not wrathful that you cannot make others as you wish them to be, since you cannot make tracks yourself as you wish to be

Anónimo dijo...

A likeable out of date age is the award of a well-spent youth. A substitute alternatively of its bringing dejected and melancholy prospects of rot, it would give in to defeat us hopes of unchanged adolescence in a bettor world.

Anónimo dijo...

A untroubled beloved time eon is the prize of a well-spent youth. As a substitute for of its bringing sad and dolour prospects of decay, it would sing us hopes of unchanged adolescence in a bettor world.

Anónimo dijo...

A contented beloved age is the reward of a well-spent youth. Rather than of its bringing glum and woebegone prospects of decay, it would hand out us hopes of timeless stripling in a bettor world.

Anónimo dijo...

To be a adroit benign being is to procure a make of openness to the world, an skill to guardianship aleatory things beyond your own control, that can govern you to be shattered in unequivocally exceptional circumstances pro which you were not to blame. That says something remarkably weighty about the fettle of the principled passion: that it is based on a corporation in the fitful and on a willingness to be exposed; it's based on being more like a shop than like a prize, something fairly feeble, but whose extremely precise beauty is inseparable from that fragility.

Anónimo dijo...

To be a adroit human being is to from a amiable of openness to the mankind, an skill to group unsure things beyond your own restrain, that can lead you to be shattered in unequivocally exceptional circumstances on which you were not to blame. That says something exceedingly important with the condition of the honest life: that it is based on a trust in the fitful and on a willingness to be exposed; it's based on being more like a spy than like a prize, something rather feeble, but whose mere precise attraction is inseparable from that fragility.

Anónimo dijo...

To be a noble human being is to have a make of openness to the mankind, an gift to guardianship unsure things beyond your own pilot, that can lead you to be shattered in very extreme circumstances on which you were not to blame. That says something very impressive thither the fettle of the righteous life: that it is based on a conviction in the uncertain and on a willingness to be exposed; it's based on being more like a shop than like a jewel, something somewhat dainty, but whose very item attractiveness is inseparable from that fragility.